¡Cámbiame la momia, ésta tiene una mosca!
En el primer artículo, contaba cómo el hallazgo por mi parte de un artículo (muy poco interesante, por cierto) de unos científicos italianos, que habían descubierto que antes, en el siglo XVIII, existía una población de la mosca Phormia regina en Córcega, aunque ahora esta especie no está presente en la isla, había despertado mi interés por las momias como uno de los límites de la paleontología. Tanto las momias humanas, las de los antiguos egipcios, o los Mammuthus que se han encontrado liofilizados en la tundra siberiana necesitan en el equipo que los estudie al menos un paleontólogo, pues contienen muchísima información de la vida que les rodeaba en ese pasado, cercano o lejano, en el que habitaron. De esa gran cantidad de información que contienen las momias traté también el segundo artículo:Momias humanas, mejor que una fotografía de su tiempo.
En este segundo artículo relacioné las momias que mejor conocemos y de las que más sabemos, sin duda; las de nuestra propia especie, con la paleontología. Lo más interesante fueron los ejemplos de trabajos: con la Momia de Ötzi, por ejemplo (Oeggl, Klaus, et al. “The Reconstruction of the Last Itinerary of ‘Ötzi’, the Neolithic Iceman, by Pollen Analyses from Sequentially Sampled Gut Extracts.” ) o los estudios bioquímicos y botánicos que ha llevado a cabo Dominique Görlitz en "The Occurrence of Cocaine in Egyptian Mummies" sobre las momias egipcias, llegando a la reveladora conclusión de la necesidad del contacto comercial entre civilizaciones africanas y sudamericanas en la época Arcaica precolombina. Y es que, ahora que ha sido mencionado Sudamérica, hay que reconocer una vez más, como ya hice en el artículo, que las costumbres de los pueblos originarios de esas tierras, sobre todo de las zonas más áridas (Los Andes, el desierto de Atacama...) nos han dejado en herencia muchísimas momias por ser estudiadas, y en mi opinión éstas guardan mejores secretos que las famosísimas momias egipcias; aparte de estar mejor conservadas... Aunque, para hablar de conservación... ¡para eso saltemos a mi tercer artículo!
Lo que nos cuentan los Konservat-Lagerstätten..., bueno, y lo que son, también.
Mi tercer artículo fue el más estrictamente paleontológico, y trató los Konservat-Lagerstätten, un tipo de yacimientos que se caracterizan por la excepcional conservación de los restos que guarda, al punto que se han llegado a considerar momias, de dinosaurios jurásicos por ejemplo, en los casos más extremos, los de conservación de tejido blando. También considero que lo más interesante de este artículo son los ejemplos; desde yacimientos lejanos en la escala geológica y geográficamente, pero que son todo lo que sabemos sobre ciertos momentos en la historia de la vida de nuestro planeta, como en el caso de la biota de Ediacara; hasta yacimientos de renombre internacional a la vuelta de la esquina, como el yacimiento Cretácico inferior de Las Hoyas, en Cuenca.
Con este último artículo me despido. Y quiero dar las gracias a Manuel por la gran idea del blog, y decir que ha sido de las actividades más destacadas de primero de Biología, como lo prometía ser desde un principio.
P.D.: he querido publicar el último el artículo por no perder la tradición de mis anteriores publicaciones...
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