lunes, 6 de mayo de 2019

Hasta siempre, compañero

Si la saga de Los Vengadores debía a llegar a su fin tristemente mis entradas llenas de microscópicos amigos también debían hacerlo. Sé que es duro, pero ha llegado la hora de decir un micro adiós a mi aportación marina a este blog...
Aún así, me gustaría hacer una pequeña inmersión para recordar a las estrellas de mis entradas que tanto se esmeran por ayudarnos en gran cantidad de aspectos en nuestra investigación del planeta.

Recordemos entonces que nuestra primera parada fue el Mar Negro, para ser más exactos el delta del Danubio. Allí nos encontramos con los foraminíferos y no pudimos evitar sentir curiosidad y preguntarnos... pero... ¿qué narices hacen los foraminíferos? Y descubrimos que estos pequeños seres vivos de concha de carbonato cálcico aportan ambientes de hipoxia y eutrofización y que son preciosos a microscopio. 

Siguiendo el viaje nos fuimos hasta el Atlántico Norte y sus diversas zonas. Era obvio que podíamos ver en esta parada porque... y en aguas frías, las diatomeas. Estas algas unicelulares amantes de bajas temperaturas llegaron dispuestas a demostrarnos su relación con la banquisa y la temperatura de la superficie marina, y también a enamorarnos con sus preciosas formas.

Y la última estación a la que nos llevó esta aventura fue Japón, donde pudimos apreciar la helada relación entre el mar de Japón y los cocolitóforos. Vimos como los anfitriones microscópicos estaban afectados por los cambios glacioeustáticos y la corriente de Tsushima y como, a su vez, estos cocolitóforos variaban en los diferentes estadíos de los MIS. Y por si eso no era suficiente, se ganaron nuestros corazones con sus perfectas formas circulares.


Viéndolo así es un viaje variado con tres diferentes protagonistas que nos relatan su propia historia, pero estos pequeños personajes no son independientes y nuestro recorrido no ha sido aleatorio y sin sentido. Todo esto nos ha hecho (espero) aprender sobre como nuestros actos afectan al planeta que habitamos y a todos los seres vivos que también se hallan aquí. Tenemos que dejar de ser egoístas y aprender a ver como nuestras decisiones traen consecuencias incluso a seres tan pequeños como los son los foraminíferos, las diatomeas o los cocolitóforos. Sólo tenemos una Tierra y si no aprendemos a ver la realidad que se avecina llegará un punto donde no podremos dar marcha atrás. Sí, todos los artículos tratados en este tiempo que he ido publicando las entradas estaban enfocados a aprender del pasado con fósiles y muestras pero este pasado nos ayuda para ver el futuro, que ahora mismo se nos augura negro.

Cortando un poco la seriedad, comienzo a despedirme de verdad (sin matar a nadie, tranquilos, no soy Thanos) diciendo que ha sido sorprendentemente entretenido tomar parte en el blog pero, a la vez, duro comprobar que incluso realizar entradas tan simples requiere horas (muchas horas) de esfuerzo y análisis de artículos. Espero que mi aportación haya resultado interesante y que los lectores hayan conseguido aprender todo lo que he buscado mostrar.

Por si no nos volvemos a ver: buenos días, buenas tardes y buenas noches.



Supongo que esto es una despedida.

Esto es una despedida.  Si, así es. Esta es mi última entrada del blog, en la que me gustaría que reflexionáramos sobre las anteriores entradas realizadas, y, por último, explicar por qué he decidido hablar de esos temas.

En mi primera entrada, El Rey de la Antártida, hablamos de un nuevo fósil hallado en la Antártida cuya especie se ha denominado Antarctanax shackletoni, un arcosaurio que demuestra que en tiempos pasados, concretamente entre el Pérmico y  el Triásico, este continente con casquetes glaciares actualmente (que van disminuyendo) estuvo cubierto de extensos bosques y climas tropicales. 
Este descubrimiento permite conocer mejor las características paleogeológicas de esta época, y la diversificación de los amniotas basales.


En la entrada Un paso más cerca de la verdad decidí hablar de un tema que está más relacionado con nuestro linaje e incluso con uno de los yacimientos más relevantes de la Península Ibérica, Atapuerca. Debido a las distintas hipótesis de la posición en el árbol filogenético del Homo antecessor , el estudio publicado en la revista Journal of Human Evolution en el que participó uno de los paleontólogos implicados en el descubrimiento de esta especie en 1995, ayuda a aclarar su relación con los distintas especies del género Homo. Aunque presenta características comunes con las especies más arcaicas, tras el análisis a partir de distintos  métodos sobre  esmalte y la dentina de 14 dientes de Homo antecessor hallados en el yacimiento de la Gran Dolina, se refuerza la hipótesis de que podría ser el antecesor común de Homo sapiens, Homo neanderthalensis y los Denisovanos.



El 7 de Abril de 2019 subí mi tercera entrada,  Viaje al centro del Pacífico. El descubrimiento del fósil de una nueva especie de cetartiodáctilo en Perú,  a la que se denominó Peregocetus pacificus, supone el hallazgo de uno de los pocos fósiles de los antecesores de las ballenas actuales (misticetos) en Sudamérica . Esta especie aún tenía características que les permitían andar en los medios terrestres, pero otras característica como falanges alargados que indican la presencia de adaptaciones anatómicas a una natación activa. 
Este hallazgo supone un cambio de pensamiento y empezar a plantearse que desde África llegaron los antecesores de los misticetos antes a Sudamérica, y no a Norteamérica como se pensaba. 

¿Por qué estos temas? Elegí estos temas ya que suponen un ejemplo de cómo la paleontología y el estudio de las filogenias están en continua discusión debido a que todos los días se producen descubrimientos de nuevas especies que pueden cambiar todos las teorías y pensamientos hasta el momento. Además, se puede observar como este tipo de investigaciones están limitadas a la existencia de fósiles de eslabones que pueden que no existan o, tal vez, siguen escondidas y se necesita más esfuerzo y realizar el estudio en el lugar indicado para encontrarlo.

 Ha sido un placer participar en este blog, pero ya es hora de despedirse.

3, 2, 1… ¡Se acabó!


Bienvenidos de nuevo al lugar donde, en repetidas ocasiones, el objetivo ha sido expandir tanto el conocimiento como la sed de éste (además de satisfacer al mismo tiempo esta última). Desde febrero, hemos emprendido un viaje por el mundo reptil, visitando especies de distintos periodos del tiempo geológico.  Como en cualquier viaje, el final del trayecto es inevitable. De este modo, (-todo muy melancólico, recordando los momentos compartidos con la ciencia y la Paleontología-), concluyo mi participación en el blog de Paleontología y Evolución en la UCM de la mano de las -ya conocidas- especies reptiles.



Reptilia. Esta es la palabra que utilizaría como enlace entre mis tres entradas anteriores. Este reino animal siempre me ha llamado la atención, y ha ido creciendo mi curiosidad al verlo desde una perspectiva paleoecológica.

En ¿Hay un nuevo miembro en la familia?, siendo esta mi primera entrada, hablé de Barrosasuchus neuquenianus, un reptil “crocodyliforme” prehistórico de dos metros de longitud que habitó la actual Argentina al final del periodo Cretácico.  Se conocían ya especies de su género, pero antes del hallazgo del Dr. Rodolfo Coria (CONICET), ésta todavía era "inexistente" (por desconocimiento) para nosotros. El hecho que me impulsó a comentar el artículo en cuestión fue el ser un poco más consciente de la inmensidad que constituyen los organismos en la Tierra. Y no solo en la actualidad, sino también en el tiempo geológico anterior al que nosotros habitamos. Son miles las especies que viven y vivieron ya catalogadas, pero son millones -por estimación- las que todavía no han sido descubiertas.



En mi segunda entrada, Dedescubrimiento en descubrimiento, siguiendo la línea de la anterior, comenté una especie diferenciada de otras que forman parte de un género ya descrito. Esta especie, Ophisaurus manchenioi, habitó el planeta durante el Pleistoceno y es conocida como un lagarto desarticulado de 40 centímetros de longitud. De nuevo, gracias a este hallazgo, podía ver cómo especies inimaginables -desconocidas- habían formado parte del entorno por el que caminamos actualmente. (Es leer estos artículos y querer ponerme a investigar de ipso facto.)



La siguiente publicación rompió parcialmente la línea que iba siguiendo a la hora de escoger un artículo que comentar, pues en esta no traté el descubrimiento de una especie antes desconocida. En mi tercera publicación, Una mandíbula: nuevas perspectivas, hablé de Moradisaurus grandis, un reptil actualmente extinto que habitó la Tierra durante el periodo Pérmico. Me resultó de gran interés como el descubrimiento de un fragmento de un fósil (siendo en este caso la mandíbula) puede cambiar completamente la visión y la idea que se tenía de la especie a la que pertenece dicho fósil.



Han sido muchas las especies descubiertas y son muchas las pendientes por descubrir. La investigación científica continúa cada día, haciendo que cada hallazgo nos sitúe más cerca de un conocimiento mayor. Sin embargo, ¿conseguiremos algún día conocer la totalidad de las especies? Dejaremos que sea el tiempo quien nos lo revele ;)

Para poner punto final a esta publicación de recuerdos y miradas al pasado, me gustaría agradeceros vuestra compañía en este viaje y el tiempo dedicado en la lectura de las entradas. Espero que estas hayan cumplido con su objetivo y hayan sido de vuestro agrado.

¡Hasta pronto, queridos lectores!



¡Hasta la vista, paleobotanista!


Bienvenidos una vez más a una nueva entrada de este blog, la que será, lamentablemente, la última que yo vaya a escribir aquí.

Para empezar este final, voy a comentar la unión de las tres entradas, que posiblemente sea bastante complicado encontrarla: la paleobotánica. Me incliné por la vida vegetal ya que siempre se relaciona paleontología con animales y hay que parar. Aunque las plantas no tengan sentimientos, ellas también merecen ser reconocidas.

El mayor problema que me he encontrado ha sido quizá la falta de diversidad de artículos donde buscar, ya que aunque sí es cierto que no faltaban, muchas veces iba descartando hasta quedarme con ninguno (olvidemos ya encontrarlos en castellano). Otro punto en mi contra fue el enterarme  cuando estaba haciendo la última entrada de lo del convenio que tenemos con diversas revistas por ser estudiantes de la UCM. (No os imagináis la cantidad de artículos que me llamaron la atención y dejé pasar por no poder –saber- acceder a ellos)

En mi primera entrada, Un bosque… ¿fósil?, hablé sobre un conjunto de maderas fósiles que se pueden encontrar en Ocú, un pueblecito de Panamá. Me llamó bastante la atención al ver las imágenes de cómo usaban estas maderas para la decoración, tanto en fachadas como simulando estatuas. Además, nunca se me habría ocurrido que se podían conservar esos grandes fragmentos de árboles durante millones y millones de años; por lo que me pareció una buena primera entrada.






La segunda entrada fue Vista atrás a la vegetación mediterránea, donde descubrí la palinología (como se explica en ella, el estudio de polen y esporas). Podemos leer cómo a principios del Holoceno la mayoría de especies eran angiospermas y cómo se va extendiendo el género Quercus a medida que aumenta la aridez.




Finalmente, como última entrada traje Nuevo fósil de hoja del Cretácico superior. A decir verdad, busqué un artículo que hablara de fósiles de hoja adrede ya que me apetecía ver las distintas imágenes de los dichos fósiles, porque desde mi parte más subjetiva, me parece increíble que se pueda conservar tan bien una estructura tan “frágil”. Todavía me gustó más cuando vi que el fósil se trataba de una nueva especie y contaban cómo y por qué la habían llamado Mascogohyllum elizondoa. Además, me gustan mucho las flores y puse muchas fotos según iba redactando ❤️ . Por lo que esta última entrada la disfruté en particular.





Ya por último dar muchas gracias a todos y todas que me habéis leído. Espero que hayáis aprendido un poquito así como yo también lo he hecho, y que os hayáis hecho más amigos de las plantas, que son muy majas
Y ahora sí que sí, llegó la despedida, y en contra de nuestra voluntad, hay que decir adiós.


PD: botanista lo recoge la rae, a mí también me chirría

The end.

Esta es mi última entrada del blog, lo que significa que también nos encontramos en la recta final de este curso, un momento en el que todos/as los/as estudiantes cundimos ante el pánico de los exámenes finales y del poco tiempo que nos queda, con preocupación por nuestros expedientes y por no tener que volver a repetir ninguna asignatura. Ahora, centrándome en lo que les quería contar, voy a hacer un breve recopilatorio de mi paso por el blog de Paleontología y Evolución, en el que como os habréis dado cuenta si habéis leído mis entradas, me he centrado en hablar sobre la evolución y descubrimiento de algunas de las especies del filo Arthropoda.

Pulido Sánchez BioTech: Artropodos

1ª entrada: Uno de los artrópodos con las patas más largas
Los opiliones, que son uno de los arácnidos con las patas más largas, han sido estudiados en ingeniería biomimética debido a la flexibilidad que presentan en las patas. También cabe destacar que su registro fósil es muy pobre debido a su bajo grado de fosilización, pero en yacimientos extraordinarios se han encontrado fósiles que presentaban tejidos blandos o estructuras tan finas y delicadas como las patas, bien conservados, lo que nos ha ayudado a tener una mejor visión de cómo eran estos animales en el pasado, además de habernos permitido su identificación.


2ª entrada: ¿Del mar a la tierra?
Debido a su similar morfología superficial, los escorpiones evolucionaron a partir de los euriptéridos, aunque no se ha podido llevar a cabo ningún estudio filogenético para poder confirmar que sea cierto. El hábitat de los primeros escorpiones es un tema polémico, ya que no se sabe muy bien cómo emergieron del mar, ya que en muchos fósiles clave no se ha podido determinar si el animal tenía vida terrestre o marina. A pesar de esto, se han encontrado fósiles con una especie de patas que les permitían emerger del agua temporalmente.


3ª entrada: Otra especie descubierta
En esta entrada os hablaba sobre el descubrimiento tanto de un género como de una nueva especie de libélulas en la isla de Mors, en Dinamarca. Esta especie se considera ya extinta, aunque otra emparentada con esta consiguió sobrevivir a la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno. Las libélulas por otra parte, aumentaron su masa corporal en el Paleozoico debido a los cambios de oxígeno atmosféricos, aunque más tarde la fueron disminuyendo debido a la competencia con otros animales voladores.



good bye GIF


Por último, he de decir que me hubiera gustado haber enfocado mis entradas hacia la parte genética de la paleobiología, es decir, la paleogenética, algo que al final no llevé a cabo para poder seguir la línea de los artrópodos. También me gustaría comentar que participar en el blog me ha servido para a parte de aprender información que desconocía sobre las entradas que he publicado, ganar agilidad a la hora de leer artículos científicos, seleccionarlos (pues es una tarea que conlleva mucho tiempo al tener que leerse muchos artículos para ver si contienen la información que deseamos) y plasmarlo ante un público. Finalmente, me gustaría reconocer que podría haber preparado las entradas mucho mejor si hubiera tenido menos trabajo en otras asignaturas y como consecuencia, más tiempo para poder dedicarle a este blog.

Sin más dilación me despido, ¡hasta la vista!


Imagen de the doors, Jim Morrison, and gif

Todo lo bueno llega a su fin...

Buenos días amantes de la Paleontología, como bien reza el título, esta es mi última entrada en el Blog, el desenlace en el que os voy a contar un poco porqué he elegido las noticias que he elegido:




Empezamos por mi primera entrada: ¿Ornitorrincos en el Triásico? Pues... ¡si!
Veamos, aunque ya quedó demostrado que E.carrolldongi y los Ornitorrincos (Ornithorhynchus anatinus) solo tienen (tenían) en común su particular morfología, me parece que son animales verdaderamente curiosos. Su "mezcla" de "partes" hace que sean únicos: tienen pico, son ovíparos, disponen de un espolón venenoso (solo en machos), la cloaca (recordemos: orificio por el que se excretan tanto la orina como los productos fecales, propia de los reptiles)...
En definitiva, intenté mostraros un poco más a fondo lo que son estos animales en relación con el fósil encontrado de E.carrolldongi, su "presunto" familiar.



Siguiendo en la línea de los fósiles de reptil, en mi segunda entrada Pasito a pasito... ,os hablé de O.pabsti, reptil tetrápodo que nos enseñó por medio de la tecnología 3D (esqueleto) y la simulación informática como se desplazaba en sus tiempos, vamos, "sus andares". Creo que es algo muy interesante ya que no todos los días se ve a un fósil "andando", además de aportar mucha información acerca de la posición de las extremidades y de la forma de distribuir su peso por el cuerpo respecto a los reptiles actuales.




En mi tercera y última entrada informativa, penúltima del Blog, os hablé de un osteosarcoma (tumor maligno que aparece en los huesos) encontrado en un fósil de un ancestro de las actuales tortugas, P.rosinae, del Triásico. Recordemos que P.rosinae carecía de caparazón (¿quién se imagina ahora una tortuga sin él?) y que el osteosarcoma en cuestión fue encontrado en un fémur. 
Este descubrimiento se pudo llevar a cabo gracias a otra disciplina relacionada con la Paleontología que es la Paleopatología, ciencia que estudia las enfermedades antiguas. Gracias a ella se tiene información hoy en día de la evolución de patógenos, enfermedades, inmunología, métodos de  curación, y muchos aspectos relacionados con el medio ambiente. 
A modo de reflexión, todos sabemos que el cáncer es algo que está a la orden del día y para el que, por desgracia, aún no existe una curación definitiva. Todos estos estudios ayudan a que cada vez conozcamos más acerca de la enfermedad y podamos buscar ese remedio definitivo tan esperado por los pacientes.



Y bueno, aquí llega el final, ahora sí, de este camino de investigación, fósiles y reptiles. He decidido darle un punto más "graciosete" a esta última entrada, que no me gustan las despedidas... también decir que me he inspirado en finales de compañeros de otros años para darle este "toque de humor".
Espero que las entradas hayan sido de vuestro agrado y os hayan despertado un poco de interés acerca de los seres que vivieron en el pasado, y como a día de hoy, aún siguen ayudándonos mediante sus restos fósiles aportando información muy útil tanto a nivel histórico evolutivo como a un nivel más personal, como es el caso de P.rosinae y el cáncer.

Y sin más dilación... no os digo adiós, si no ¡Hasta otra!

Ester.