Introducción
Nuestra querida Península Ibérica es verdaderamente una zona
excepcional en cuanto a yacimientos paleontológicos se refiere, pues cuenta con
numerosos ejemplos que en su conjunto aportan información de todas las etapas
del Fanerozoico, por lo que la investigación y la búsqueda de nuevos
yacimientos es constante. Sin embargo, hoy vamos a centrarnos en un caso
especial, siguiendo como guía el artículo: Ortega et al. The biota of the Upper Cretaceous site of Lo Hueco (Cuenca, Spain). Journal of Iberian Geology 41 (1) 2015:83-99.
El yacimiento paleontológico de Lo Hueco (Figura 1) se
encuentra en el Municipio de Fuentes
(Cuenca) y es peculiar debido a que se descubrió de casualidad, cuando
la construcción de la red ferroviaria Madrid-Levante cortó en 2007 una colina
de lutitas margosas, arrojando luz sobre todo lo que allí se encontraba.
Así, en el mes de Julio comenzaron la evaluación y las
excavaciones, determinando que el yacimiento comprendía 10 hectáreas de
extensión, en las cuales se extrajeron más de 10000 restos fósiles integrados en 25 toneladas de roca, constituyendo la mayor colección de
restos de vertebrados del Cretácico Superior en Europa.
Contexto geológico
El yacimiento de Lo Hueco está situado al suroeste de la
Cordillera Ibérica, más concretamente en el Sinclinal de Arcas-Fuentes (figura 1), que pertenece a la Formación Margas, Arcillas y Yesos de Villalba de la
Sierra, depositada en ambientes continentales, costeros o marinos (someros) del suroeste europeo a finales del Cretácico y principios del Paleógeno (Leymerie,
1862).
En Lo Hueco se identifica una sucesión de lutitas
margosas en estratos verdes (V), grises (G1), rojas (R1), grises (G2), rojas
(R2) y marrones (M) con límites graduales entre sí. Hay algunas modificaciones
en esta serie producidas por dos niveles sulfáticos (S1 y S2) que cortan los
estratos V y G2, respectivamente. Además, un canal arenoso compuesto por
conglomerados y brechas con una elevada proporción de clastos (C) interrumpe
los niveles V, G1 y R1 (Barroso-Barcenilla
et al., 2009a, 2010; Carenas et al., 2011; Cambra-Moo et al., 2012).
La mayor parte de los fósiles fueron hallados (Figura 2) en 4 de estos
niveles: C, G1, G2 y la parte baja de R2.
El nivel G1 corresponde a la parte proximal de una llanura de
inundación, cerca de los canales distribuidores. El G2 y la parte baja de R2 se
corresponde respectivamente a la parte distal de una llanura de inundación y a
la parte seca (total o parcialmente) de la misma.
Todos los niveles descritos se componen de lutitas margosas,
con una alta proporción de minerales arcillosos (>85%), proporciones
moderadas de yeso (>15%, especialmente abundante en S1 y S2) y bajas
cantidades de calcita (5-10%).
Además, presentan principalmente laminación paralela, con
algunos tramos de estratificación ondulada y masiva, o intercalaciones de arena
fina con estratificación cruzada (sobre todo hacia el techo de G1 y G2)
Tafonomía
En Lo Hueco, además de la variedad de taxones, también hay
representados varios tipos de preservación. (Figura 3)
Las plantas, representadas fundamentalmente por fragmentos
de madera, tallos y hojas herbáceos y raíces aparecen generalmente como fósiles
carbonosos (Fernández-López, 2000). Concretamente, las plantas leñosas
mantienen su volumen original con su parte interior reemplazada parcial o
totalmente con yeso, mientras que otras especies muestran material resinoso en
el lumen de sus traqueidas y células del parénquima (bien preservadas)
(Cambra-Moo et al., 2013).
Los invertebrados aparecen como moldes internos de lutitas
margosas (bivalvos) o yesos (gasterópodos). Por su parte, los restos de
vertebrados (que constituyen la mayor parte del registro fósil) son de partes
duras como huesos, dientes, placas óseas, osteodermos y escamas que mantienen
su estructura original en su interior, con moderadas modificaciones
diagenéticas. Todos los restos de vertebrados se encontraron en la zona C, los
estratos G1 y G2 y la parte baja de R2, lo que ha permitido definirlos (en base
a su descripción geológica y tafonómica) como un lecho óseo o una tafofacies.
Por un lado, teniendo
en cuenta la descripción bioestratinómica, es destacable que la Tafofacies C
contiene generalmente macrofósiles altamente alterados (tamaño centimétrico,
fragmentados y con marcas de erosión mecánica como abrasiones, Fig. 3) y que
aparecen desarticulados, dispersos y al azar. (Barroso-Barcenilla
et al., 2009a; Cambra-Moo et al., 2009, 2012).
Por otra parte, las
Tafofacies G1, G2 y R2 contienen macrofósiles más grandes (decimétricos) y poco
o nada erosionados. Concretamente, G1 contiene numerosos especímenes parcial o
totalmente articulados, sobre todo dinosaurios saurópodos, poco dispersos y
generalmente orientados paralela y perpendicularmente a la Tafofacies C. En
contraste, los restos de G2 y R2 raramente están articulados y se distribuyen
al azar.
Atendiendo a las
modificaciones tafonómicas, la mayoría de los fósiles (sobre todo los huesos)
presentan, de dentro a fuera: Un relleno de yeso (en cavidades internas), una
corteza ferruginosa (superficies externas, generalmente más finas en C y G1 que
en G2 y R2) y un segundo crecimiento de cristales de yeso. Algunos fósiles,
frecuentemente de los depósitos más profundos de G1 y principalmente de G2,
presentan pirita microcristalina formada en su estructura interna.
Registro Fósil
Palinomorfos
El conjunto
palinológico de Lo Hueco (Figura 4) está dominado por angiospermas (un 80% del total, con
más de 20 taxones), habiendo una menor representación de esporas y
gimnospermas. Entre las angiospermas, destacan los pólenes monocolpados del
Cretácico Superior (Arecipites, Liliacidites, y Monocolpopollenites) Los gimnospermas más abundantes son Inaperturopollenites
y bisaccate,
relacionados con Cupressacear-Taxodinaceae y Pinaceae, respectivamente. Además,
también hay registro de algas (Pediastrum spp.).
En su conjunto, la
palinoflora sugiere la presencia de una paleovegetación tropical cercana a la
costa integrada con vegetación de pantano y humedal, con un componente arbóreo
subordinado. También se sugieren distintos microambientes, según la
disponibilidad de agua.
Meso y Mega plantas
Los restos vegetales
consisten básicamente en impresiones y compresiones de restos carbonizados y
cutículas (Figura 4). Entre las coníferas se incluyen brotes de Brachyphyllum y Pagiophyllum. También hay evidencias de una gran
diversidad de angiospermas, algunas parecidas a Limnobiophyllum (Stockey et
al., 1997), una planta de flotación libre.
Moluscos
Las condiciones
tafonómicas de Lo Hueco justifican la baja cantidad de especímenes encontrados,
un ejemplo del sesgo que pueden producir en el registro estos procesos. Tanto
los moluscos como los bivalvos de Lo Hueco están clasificados de forma
incierta, basándose en la forma básica y los detalles de la ornamentación
externa, presente en los moldes del registro.
Aún con todo, los taxones
a los que se supone que pertenecen los restos indican un ambiente de aguas
dulces, aunque la presencia de Melanopsidae sugiere influencias de agua
salobre. Además, todos los restos de bivalvos están inarticulados, algo que
denota episodios enérgicos en el ambiente acuático deposicional.
Peces
Los fósiles de peces de Lo
Hueco (Figura 5) son piezas aisladas (figura 5) y consisten principalmente en dientes y
escamas ganoides (=romboidales) (Torices et al., 2010a, 2011; Serrano et
al., 2012).
Estas escamas son típicas
de los lepisosteiformes, en la época típicos de depósitos continentales. Al
analizar su ornamentación en microscopio, se llegó a la conclusión de que
pertenecen al género Atractosteus. En Lo Hueco, también hay registro de
dicentes asignados a otros actinopterigios: Pycnodontoidea, Amiidae y
Albulidae.
Tortugas
Un alto porcentaje de los
especímenes de tortugas de Lo Hueco (Figura 6) corresponden a Bothremydidae,
incluyendo algunos taxones que hasta ahora se desconocía que habitaron la
península, como Elochelys converanum. Otras especies se asignaron al nuevo
género Iberoccitanemys (Pérez García et al., 2012a).
Crocodyliformes
Este grupo es uno de los más abundantes y mejor conservados
en Lo Hueco, encontrándose huesos tanto craneales como poscraneales y
articulados e inarticulados (figura 6).
Figura 6. Fósiles pertenecientes a las tortugas y los crocodyliformes del yacimiento. |
Entre los restos encontrados, se han encontrado 10 cráneos de diversos taxones de eusuquios no crocodilios, incluyendo dos nuevos géneros parecido a Allodaposuchus, géneros europeos, como Hylseochampsa (perteneciente a Hylaeochampsidae), Petraroiasuchus, Iharkutosuchus y Acynodon.
Otros taxones europeos, como los alligatóridos Massaliasuchus y Musturzabalsuchus o los crocodílidos Arenysuchus, probablemente son cercanos filogenéticamente a los anteriores.
Escamosos
Los restos de escamosos en Lo Hueco son escasos, pero muy diversos en comparación con el registro europeo ya existente. Se han encontrado elementos craneales que fueron anteriormente asociados a Lacertoidea e Iguania (Narváez y Ortega, 2010; Torices et al., 2010a), así como restos de vertebrados que probablemente correspondan a un nuevo género de Varanoidea de hábitat no marino.
Dinosaurios ornitisquios
Los ornitisquios en Lo
Hueco (figura 7) están restringidos a los iguanodontianos basales Rhabododontidae,
considerado un grupo endémico de la Europa del Cretácico Tardío (Weishampel et al., 2003; Ősi et al., 2012).
De los tres géneros y 6 especies en total que contiene, en la península sólo se
encuentran evidencias de Rhabdodon.
Los rhabododóntidos de Lo Hueco incluyen huesos craneales y
poscraneales que consisten en piezas dentales aisladas con una cresta
central muy desarrollada y otras secundarias paralelas, propio de los
rhabododóntidos, presenta similitudes con Rhabdodon
y Zalmoxes. Además, los restos de
fémures coinciden en robustez con los de Rhabdodon,
al mismo tiempo que el isquion es similar morfológicamente a los de Zalmoxes y Rhabdodon.
En resumen, aunque no son concluyentes, las características
de los rhabododóntidos de Lo Hueco son congruentes con las variaciones de Rhabdodon, por lo que se los puede
catalogar como Rhabdodon sp.
Dinosaurios Terópodos
Los restos de terópodos consisten fundamentalmente en dientes
y materia poscraneal (Figura 7) pertenecientes a ejemplares de medio tamaño y
congruentes con abelisáuridos (ceratosaurianos) ya descritos anteriormente y a
terópodos maniraptores que representan varios miembros de Paraves.
De los 5 tipos morfológicos de dientes, dos de ellos
presentan dimensiones y aspecto similares a aquellos descritos para dos subfamilias
de dromeosáuridos, concretamente a Dromaeosaurinae (Figura 7-F) y a
Velociraptorinae (Figura 7-G). Otro morfotipo se identifica fácilmente como
perteneciente a Richardoestesia,
mientras que el último descrito está mal conservado y prácticamente se ha
perdido su esmalte (se lo considera Theropoda indet.).
Dinosaurios Saurópodos
Casi la mitad de los 10000 fósiles
encontrados en Lo Hueco pertenecen a Titanosaurios (figura 8), siendo común encontrar
esqueletos parciales que incluyen diversas partes vertebrales articuladas,
pudiendo además relacionarse con otros restos aislados. Aún así, sólo se han
encontrado dos cráneos (figura E-F). Uno de ellos es similar a Ampelosaurus atacis, pero lo bastante
distinto como para considerarlo Ampelosaurus
sp. (Knoll et al., 2013a),
mientras que el otro se parece más a Jainosaurus
septentrionalis.
Por otra parte, al analizar las piezas dentales encontradas,
se pueden apreciar similitudes con Atsinganosaurus
(Díez et al., 2014) además de deducir
una dieta poco selecta y basada en tallos blandos (plantas herbáceas).
Análisis Isotópicos
Los análisis de isótopos estables (δ13C y δ18O) realizados en los fósiles de Lo Hueco aportan mucha información sobre las condiciones climáticas de la Península ibérica en el Campaniense Tardío y el Maastrichtiense inferior. Los valores medios de δ18OH2O y de temperatura estimados a partir de dinosaurios, crocodyliformes, tortugas y lepisosteidos (Media δ18OH2O = -3.0 ± 1.2‰; Temperatura = 22.0 ± 4.4ºC) concuerdan con los valores de δ18O correspondientes hoy en día con las precipitaciones subtropicales y con las temperaturas estimadas para latitudes similares a las de Lo Hueco en el Cretácico Superior en otros estudios (Amiot et al., 2004; Sellwood y Valdes, 2006; Domingo et al., 2013).
La variación estacional de temperaturas se estimó como la diferencia entre la temperatura de los meses más cálidos (TWMs), que viene dada por los crocodyliformes y las tortugas, ya que su bioapatito mineraliza en la estación cálida, y la temperatura media anual (MAT), aportada por los terópodos, que registran el agua consumida durante el año. Los resultados (entre 2.2 ± 0.1 y 7.4 ± 0.2) no indican grandes cambios anuales en la temperatura comparados con las condiciones subtropicales modernas.
Desde un punto de vista paleoecológico (Figura 9), los valores de δ13C en los saurópodos de Lo Hueco (-10.5 ± 0.8‰) apuntan a una alimentación exclusiva en plantas C3, algo que apoyan los valores de la materia orgánica en los sedimentos de Lo Hueco (-25.1 ± 1.4‰).
Aunque aún no se han hecho estudios paleoecológicos basados en la morfología de los crocodyliformes de Lo Hueco, los análisis isotópicos (δ13C) apuntan a que consumían alimento de aguas salobres, a pesar de consumir preferentemente agua dulce (valores de δ18OCO3 similares a los de crocodyliformes actuales de regiones subtropicales).
Finalmente, las tortugas de Lo Hueco registraron los valores de δ13C y δ18OCO3 más bajos de entre los vertebrados de la zona, lo que indica una dieta compuesta tanto por plantas C3 acuáticas y terrestres como por invertebrados, además de una consumición de aguas terrestres, lo que las confirma como pertenecientes a la familia Bothremydidae.
Figura 9. Reconstrucción del ecosistema a partir del estudio de Lo Hueco. |
Conclusiones
Si bien es cierto que este completísimo y
multidisciplinario estudio sobre los restos fósiles encontrados en el
yacimiento de Lo Hueco permite ampliar el conocimiento sobre la filogenia y la
distribución geográfica de varios taxones europeos del Cretácico Superior, si
nos centramos en el tema que hemos tratado en entradas anteriores (la
paleoecología) también podemos encontrarle mucha utilidad a este estudio.
Y es que aunque empezamos hablando sobre estimar el
ecosistema de una zona determinada a partir de las especies que lo habitan y
continuamos basándonos en análisis isotópicos con el mismo fin, también hemos
ido comentando otros modos de realizar análisis paleoecológicos.
El interés de este artículo reside en que utiliza
todos y cada uno de estos métodos, y por ello obtiene unos resultados muy
completos en varias disciplinas, ya sea mediante análisis morfológicos de las
distintas especies encontradas, estudios palinológicos, análisis isotópicos,
deducciones a partir del hábitat de los especímenes estudiados o incluso
utilizando el contexto geológico en el cual se ha descubierto el yacimiento.
En resumen, siguiendo con el símil ferroviario del
título de esta entrada, empezamos nuestro viaje en los océanos, determinando
sus niveles pasados por medio de la paleontología. Más tarde, las vías nos
llevaron a expandirnos hasta los ecosistemas terrestres, tratando la
alimentación de la megafauna herbívora sudamericana del Pleistoceno. En esta
ocasión, el tren de nuestro estudio ha cruzado nuevos horizontes y hemos
tratado aspectos y especímenes de un ecosistema entero, estudiando varios tipos
de taxones, tanto animales como vegetales, además de las condiciones geológicas
del entorno.
Viajeros, el trayecto está llegando a su fin.
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4 comentarios:
Buenas tardes Raúl :)
Una de las cosas que más me sorprende sobre este estudio es que se hayan descubierto tal cantidad de fósiles durante las obras del AVE y no antes, algo que nos lleva a pensar cuántos afloramientos están aún por descubrir, por no hablar de las posibles nuevas especies que podrían contener.
Además, el hecho de que sea tan completo taxonómicamente permite un estudio más amplio de esta zona y de aquel ecosistema formado hace tanto (o tan poco, según cómo se mire :P)
De hecho, recientemente la revista de nuestra universidad (Tribuna Complutense) ha publicado una noticia sobre este artículo, gracias a la colaboración de una de nuestras profesoras de prácticas y otros miembros del departamento de Paleontología.
Aquí os dejo el enlace (y sí, Manuel, me he adelantado jajaja): https://geologicas.ucm.es/data/cont/docs/19-2015-05-12-LoHueco.pdf
Nuevamente felicitarte por esta interesante entrada, muy recomendada, un saludo.
Jajajajajaja... Me tomaste la delantera, pero se te escapó este otro documento sobre nuestra querida Laura y sus estudios isotópicos en los dinosaurios de Lo Hueco:
http://www.igeo.ucm-csic.es/igeo/noticias/585-entrevista-laura-domingo
Se te han escapado algunas cursivas... corrígelo.
La forma castellanizada de Squamata es escamosos...
Corregido, ¡gracias!
La verdad es que dudé sobre cómo llamar a los escamosos, pero como recordaba haber leído el término "squamatos" antes (creo que incluso en este blog)... Pero me lo apunto, gracias de nuevo.
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