Siguiendo con la temática de mis dos artículos anteriores (El
primero sobre tortugas
monosas y el segundo sobre serpientes
viejunas), esta vez les toca a… los cocodrilos.
Por lo que he leído,
nuestros grandes amiguitos, a pesar de su lado temible y muchas veces
mortífero, también tienen sentimientos y son capaces de divertirse, ya sea
jugando con objetos flotantes o tirándose pendiente abajo como si de un tobogán
se tratase (Wiiiiiiiiiii) y…
¿Quién no
conoce al mítico cocodrilo
relojero que tanto miedo le daba al gran Capitán Garfio? (Figura 1)
Figura 1. Tic Tac, el Cocodrilo |
Preámbulo
Poco a poco vamos conociendo mejor el mundo de los reptiles, al
cual pertenecen los protagonistas de esta entrada.
Los cocodrilos, dentro de la clase Saurópsida, al igual que las serpientes, son diópsidos y tienen una serie de
características que los hace especiales dentro de este gran
mundillo.
Por una parte tienen una piel gruesa compuesta por escamas, secas
y robustas que tienen como función la protección de sus órganos.
Por otro lado su gran cuerpo está compuesto por extremidades
cortas y fuertes, que se caracterizan por presentar una membrana interdigital,
desarrollada a favor de la natación.
CURIOSIDAD...Un punto a favor en su modo de vida es que son los animales con
respiración pulmonar que más tiempo aguantan debajo del agua, siendo mayor si
se mantienen quietos.
Figura 2. Cráneo de un caimán y un cocodrilo |
Gracias a esta descriptiva imagen ya no tenéis excusa alguna para confundirlos :D
Introducción
Los cocodrilos y su gran registro fósil se encuentran distribuidos
en todas las áreas geográficas de los cinco continentes. Este registro lo
conforman desde esqueletos enteros hasta coprolitos, pasando por huevos y
nuestras próximas invitadas, las huellas.
Los autores del artículo en el cuál se basa esta entrada centraron su estudio en huellas de pisadas y marcas de garras de cocodrilos de hace 70 MA aprox. encontradas al norte de la Península Ibérica, comparando su morfología con la de los cocodrilos actuales.
La importancia de estos restos fósiles radica en que son las huellas más antiguas (Cretácico Superior) encontradas hasta el momento en el continente europeo, algo desde luego digno de destacar.
Artículo: Vila, B.,
Castanera, D., Marmi, J., Canudo, J.I. & Galobart, A. 2015: Crocodile swim
tracks from the latest Cretaceous of Europe. Lethaia, Vol. 48,pp. 256–266.
Contexto
geográfico y geológico
La investigación se llevó a cabo en la Formación Tremp (Figura 3), también conocidas como Facies Garumniense,
al sur del Pirineo Catalán
(España)
Figura 3. Geografía y geología de la zona sometida a estudio |
Los materiales que predominan en esta zona varían de Este - Oeste pasando de ser costeros (Campaniense, Cretácico
Superior) a ser altamente continentales (Thanetiense, Paleoceno)
En el caso de los depósitos cretácicos, encontramos dos litologías
que se disponen de forma continua como resultado de una regresión
marina:
Sobre esta
unidad se encuentran las localidades de Mina Esquirol y Mina Tumí, ambas cercanas al yacimiento de Fumanya sur, en el sinclinal de Vallcebre
(Barcelona, España)
La unidad viene dada por superficies sub-verticales,
con una unidad basal de calizas margosas. Hacia el techo aumenta la proporción
de arcilla dando lugar a margas dispuestas en estratos centimétricos.
En los distintos niveles que conforman
esta unidad se han encontrado restos fósiles de cenizas de coníferas, gasterópodos acuáticos así como restos
aislados de peces, y tortugas
pertenecientes al género Solemys
(Marmi et al., 2009, 2010) (Si
recordáis… ¡Es uno de los géneros
estudiados en mi primera entrada!)
Gracias al
estudio de estos sedimentos, los autores concluyeron que el ambiente de sedimentación vino dado
por una extensa y transicional llanura de marea de baja energía.
2. Una unidad roja inferior de carácter fluvial
compuesta por lutitas y areniscas.
En este caso, encontramos las
localidades de Serraduy Norte, Barranc de Guixers-2 y La Mata del Viudà
situadas en la parte más superior de esta unidad roja, en el sinclinal de Tremp
(Huesca, España) y Ager (Lleida, España)
Las huellas se han preservado,
acompañadas de restos fosiles de otros sauropodos (Vila et al., 2013), en estratos de arena de grano fino-medio que han sido
producto de un ambiente fluvial deposicional.
Análisis
La distribución de las 20 huellas
encontradas y analizadas en este estudio es:
- 8 huellas en Mina Esquirol
- 5 huellas en Mina Tumi
- Una huella en Barranc de Guixers
- Una huella en La Mata de Viudà
- 5 huellas en Serraduy Norte
Para llevar a cabo esta gran investigación primero se realizaron
dos experimentos, concretamente con la ayuda de un ejemplar de Caiman crocodylus de 80 cm (Figura 4)
Figura 4. Caiman crocodylus |
¿Y
cómo les ayudó este pequeño amiguito?
Los investigadores necesitaban huellas actuales que les sirviesen de
ayuda a la hora de analizar las extraídas en los yacimientos de Pirineos, por
lo que instaron al cocodrilo a andar y nadar sobre una caja de metacrilato con barro blando y una lámina de agua fresca
(buscando las mejores condiciones sedimentológicas posibles)
Su colaboración les dio la posibilidad de obtener la forma y
detalles de locomoción de las icnitas.
Icnohuellas
Para facilitaros la lectura, aquí os dejo una tabla con las medidas correspondientes a las impresiones
y marcas de arañazos dejadas por los cocodrilos en las diferentes localidades:
Tabla 1. Medidas de las huellas y garras |
En
el análisis de cada localidad encontramos…
Tanto en Mina
Esquirol como en Mina Tumı se
encontraron huellas de arañazos alargadas, rectas y paralelas producidas por
las garras del cocodrilo al nadar.
Aquellas procedentes de las patas delanteras (1), presentaban de 4 a 5 marcas de garras paralelas que se curvan suavemente y en algunos casos tienen una extremidad anterior aguda. (Figura 5)
Las huellas de las patas traseras (2) se componen de marcas de garras trididáctilas (es decir, con tres dígitos o dedos) alargadas y paralelas y con contornos largos y pronunciados.
Las huellas de las patas traseras (2) se componen de marcas de garras trididáctilas (es decir, con tres dígitos o dedos) alargadas y paralelas y con contornos largos y pronunciados.
En Mina Esquirol también descubrieron
un par de huellas de garras subparalelas, alargadas y curvadas hacia la
izquierda (3). (Figura 6)
Figura 6. Huellas de Mina Esquirol. Escala: 100 mm |
Una primera huella trasera derecha (4)
está formada por marcas de arañazos rectos y alargados, así como por impresiones de las garras en las extremidades
distales. Además, se aprecia una estructura bulbosa visible en la zona
posterior de cada impresión. Las marcas de dos de los dígitos están bien conservadas, con una morfología curva y puntiaguda. (Figura 7)
¡Mirad cómo se distingue la forma de la huella dejada sobre el barro!
En La Mata de Viudà, en 1979, Llompart describió la presencia de dos
huellas de pequeño tamaño, similares a impresiones digitales, compuestas por
rastros rectos y subparalelos.
Vila et al llegaron a la conclusión de que se trataba de una huella
aislada encontrada en el afloramiento.
Por otro lado, destaca una huella más
grande (5) que pudo haber pertenecido a la pata trasera derecha de un cocodrilo (Figura 8).
En su margen anterior presenta cuatro marcas de arañazos curvadas, largos y subparalelos.
Además, el 2º y 3er dígito sobresalen por encima del 1º y 4º. También presentan una morfología bulbosa que, posiblemente, fue producida como consecuencia del arrastre de los dedos contra el sustrato al andar, algo que ocurre en los cocodrilos americanos actuales (Kumagai y Farlow, 2010)
Figura 8. Huella de la pata trasera derecha. Escala: 100 mm |
Se compone de varias marcas de
arañazos (6) y una impresión de la extremidad trasera.
Dicha impresión (figura 9), de 71.7 mm de largo,
representa la marca de un talón trasero simétrico y triangular y conserva tres impresiones digitales
delgadas.
Como se puede observar en la siguiente
imagen, los dígitos I y II que componen la impresión, se originan en el mismo
nivel, son cortos y similares en longitud. El dígito III no se conserva, y el
digito IV es más largo y se curva lateralmente.Figura 9. Impresión de la extremidad trasera. Escala: 5 cm |
Icnotaxonomía
Gracias al estudio anterior los
investigadores llegaron a la conclusión de que se trataba un animal nadador
cuyas extremidades no se apoyaban completamente en el sustrato al andar (algo
similar a lo que ocurre cuando estás en una piscina y no llegas a tocar del
todo el fondo)
Para saber su origen concreto, los autores
utilizaron correlaciones fenotípicas basándose en la morfología y tamaño.
Los primeros descartados fueron los dinosaurios
que habitaron estas localidades durante el Menozoico, ya que las muestras no coincidían
con las teóricas (Ezquerra et al,
2007)
A estos les siguieron las tortugas, basándose principalmente
en el tamaño (pequeñas) y longitud (cortas) de sus patas.
Por ello y gracias al experimento llevado a cabo con nuestro
amiguito Caiman cocodrilus, los grandes triunfadores fueron los cocodrilos. Además, esta decisión se
apoyó también en la investigación llevada a cabo en 2010 por Kumagai y Farlow.
Pero… ¿Quiénes fueron los posibles protagonistas?
A partir de otras investigaciones se establecieron correlaciones
con icnogéneros como Characichnos (con rasgos más
específicos) y Albertasuchipes (con
rasgos más generales), este último atribuido anteriormente a cocodrilos
nadadores.
En menor medida se encontraron ciertas similitudes con Hatcherichnus.
Particularmente, en la localidad de Serraduy Norte y con un
tamaño de 75 cm (calculado a partir de correlaciones longitudes de la huella
trasera – cuerpo), se asignó la impresión estudiada (figura 9) al género Crocodylopodus, gracias a sus similitudes
morfológicas con las descritas anteriormente (Fuentes Vidarte y Meijide Calvo 2001; Lockley y Meyer 2004)
Y llegamos al final de la entrada…
Conclusiones
Una vez más una nueva investigación sugiere un cambio, y al igual que nos pasaba con las serpientes, esta vez se planea el surgimiento de los cocodrilos aprox. 15 MA antes, a partir de icnitas procedentes del norte de la Península.
|
Unas simples pisadas de cocodrilos plasmadas sobre el “barro”
han permitido conocer más a fondo quiénes eran, cómo se desplazaban y cuándo
surgieron realmente, dándoles el protagonismo que se merecen como uno de los últimos y más longevos supervivientes de la era de los dinosaurios.
Personalmente considero que este tipo de estudios destacan la gran importancia que tienen las pistas fósiles en el mundo de la paleontología. Además, el hecho de poder recurrir a organismos actuales como método experimental hace a esta investigación aún más interesante, e incluso fascinante.
Como dice el dicho...
"A falta de restos óseos, buenas son las icnitas"
Bibliografía
- Ezquerra, R., Doublet, S., Costeur, L., Galton, P.M. & Pérez-Lorente, F. 2007: Were non-avian theropod dinosaur able to swim? Supportive evidence from an Early Cretaceous trackway, Cameros Basin (La Rioja, Spain). Geology 35, 507–510
-
Fuentes Vidarte, C. & Meijide Calvo, M. 2001: Primeras huellas de cocodrilo en el Weald de Cameros (Soria, España). Nueva familia: Crocodylopodidae, nuevo icnogenero: Crocodylopodus, nueva icnoespecie: C. meijidei. In Colectivo Arqueológico - Paleontológico de Salas (eds): Actas de las I Jornadas Internacionales sobre paleontología de dinosaurios y su entorno, 329– 335. Salas de los Infantes, Burgos
- Kumagai, C.J. & Farlow, J.O. 2010: Observations on traces of the American crocodile (Crocodylus acutus), from northwest Costa Rica. New Mexico Museum of Natural History and Science 51, 41–49.
- Lockley, M.G. & Meyer, C. 2004: Crocodylomorph trackways from the Jurassic to Early Cretaceous of North America and Europe: implications for ichnotaxonomy. Ichnos 11, 167–178.
- Marmi, J., Vila, B. & Galobart, A. 2009: Solemys (Chelonii, Solemydidae) remains from the Maastrichtian of Pyrenees: evidence for a semi-aquatic lifestyle. Cretaceous Research 30, 1307–1312.
- Marmi, J., Vila, B., Oms, O., Galobart, A. & Cappetta, H. 2010: Oldest records of stingray pines (Chondrichthyes, Myliobatiformes). Journal of Vertebrate Paleontology 30, 970–974
- Vila, B., Oms, O., Fondevilla, V., Gaete, R., Galobart, A., Riera, V. & Canudo, J.I. 2013: The latest succession of dinosaur tracksites in Europe: hadrosaur ichnology, track production and paleoenvironments. PLoS ONE 8, e72579.
1 comentario:
Para que veáis lo lento que anda el sistema editorial; ya en octubre de 2014 se conocía este trabajo y se reseñaba por ahí:
http://aragosaurus.blogspot.com.es/2014/10/primeras-huellas-de-cocodrilos.html
Pero hasta Abril de 2015 no salió la publicación en papel... ¡Menos mal que tenemos internet y los PDFs!
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