domingo, 17 de febrero de 2019

¿Hay un nuevo miembro en la familia?




Introduzco mi primera entrada en el blog de Paleontología y Evolución en la UCM con una expansión a nuestro conocimiento: el peirosaurido Barrosasuchus neuquenianus. Sabíamos ya la existencia de más de 6 géneros ya registrados como pueden ser Barcinosuchus, Monteltosuchus, Itasuchus y Uberabasuchus, entre otros, dentro de la familia Peirosauridae, pero hay un género que desconocíamos. A pesar de haberse descubierto en 2001, no ha sido hasta este año 2019 que ha terminado el estudio del fósil y, por lo tanto, que el paleontólogo Dr. Rodolfo Coria ha podido mostrar su último hallazgo. Ante esto solamente podemos decir: Bienvenido a la familia, Barrosasuchus neuquenianus.


La familia de peirosauridos habitó el planeta en el que nos encontramos a finales del Cretácico, periodo que se encuentra en la Era Mesozoica. Este periodo comenzó hace 145 millones de años y tuvo su cierre hace aproximadamente 66,4 millones de años, dejándonos parte de él a través de los fósiles. Gracias a ellos, nos ha sido posible conocer en gran medida su desarrollo y la vida cotidiana de sus huéspedes. Estos restos orgánicos nos permiten conocer la existencia de organismos que estuvieron presentes en una época geológica anterior a la actual, como ha ocurrido en este caso con el descubrimiento del Barrosasuchus neuquenianus, que habitó parte del territorio conocido actualmente como Argentina, en Sudamérica, hace 70 millones de años. Este cocodrilo prehistórico recibe su nombre de su especie como cocodrilo ("souchos", que proviene del griego) y su localización: Sierra Barrosa ("Barrosa"), provincia de Nequén ("neuquenianus").

Figura 1. Representación estimada de Barrosasuchus neuquenianus del
Cretácico Superior descubierto en la Cuenca de Neuquén, Argentina, América del Sur

El Dr. Rodolfo Coria, miembro del Consejo Nacional de InvestigacionesCientíficas y Técnicas (CONICET), encontró uno de los taxones más completos de los peirosauridos, pues el fósil encontrado incluye el cráneo, el postcráneo, las mandíbulas, las patas, las manos, las costillas y las vértebras del cocodrilo peirosáurido. No es un común que se encuentren los fósiles en tan buen estado, como en el que presenta este, debido a la degradación ocasionada por el paso del tiempo. Es tal la conservación del fósil que incluso algunos dientes posteriores de la mandíbula mantienen aún su raíz y corona (las cuales se encuentran comprimidas lateralmente). Esto es lo que hace tan especial este hallazgo, pues permite una investigación y una fuente de información mucho mayor acerca de las características físicas de este “crocodryliforme”.

Se estima que tenía una longitud de dos metros de largo una vez desarrollado por completo. Sin embargo, no se puede calcular con precisión y de manera exacta debido a la carencia de la posesión de la cola. El cráneo del animal se encuentra casi completo, por lo que se ha podido comprobar que presenta un orificio en el centro de la superficie dorsal de la sínfisis de la mandíbula, siendo esta una masa fibrocartilaginosa que une dos huesos. El resto del fósil ha aportado información acerca de la anatomía completa del animal como, por ejemplo, la disposición de sus extremidades.

Figura 2. Representación y fotografía tomada desde arriba del cráneo del cocodrilo peirosaurido Barrosasuchus neuquenianus.

Es tanto el tiempo que lleva existiendo el planeta Tierra en comparación a nosotros nos muestra que el pasado es muy extenso. Por eso, aún solo conocemos un porcentaje ínfimo de él, y artículos como este nos recuerdan todo lo que tenemos por descubrir todavía. 

Nos vemos en mi siguiente entrada :)

REFERENCIAS:

Rodolfo A. Coria, Francisco Ortega, Andrea A. Arcucci, Philip J. Curried. 2019. A new complete peirosaurid (Crocodyliformes, Notosuchia) from Sierra Barrosa (Santonian, Upper Cretaceous) of the Neuquén Basin, Argentina. Cretaceous Research, Volume 95, Pages 89-105






3 comentarios:

María Del Mar Rodríguez. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
María Del Mar Rodríguez. dijo...

Muy interesante.
En este artículo se puede observar como la serendipia juega un papel muy importante en los descubrimientos y estudios científicos, ya que si no se hubiera encontrado un fósil en buenas condiciones, tanto de esta, como de otras especies, el estudio de la evolución (y de otras muchas cosas) seguiría estancado.

Manuel Hernández Fernández dijo...

Se echan de menos algunos enlaces de hipertexto para poder profundizar en aquellos aspectos más alejados del nucleo de la noticia, sobre todo para el público más generalista.

También sería adecuado incluir etiquetas al final de la entrada que permitan su organización dentro del blog.

Por lo demás, está bastante bien.