lunes, 5 de abril de 2021

¿Un híbrido de mantarraya y tiburón?

¿Un híbrido de mantarraya y tiburón?



Normalmente, la persona promedio suele pensar que las mantarrayas, animales armoniosos que vislumbramos en las películas hollywoodienses en los arrecifes de coral, y los tiburones, engendros del caos, nacidos por y para saciar su ansia de sangre, son animales totalmente distintos sin ningún tipo de conexión. Pero la ciencia, como en otras ocasiones, ha refutado este hecho, demostrando que desde un punto de vista evolutivo se encuentran altamente cercanos. Y no solo eso, esta similitud no se cierne a lo evolutivo, sino que ambos grupos de animales presentan caracteres morfológicos muy similares. Por ejemplo, ambos presentan un esqueleto cartilaginoso y un sensor eléctrico que les permite detectar sus presas (Ampolla de Lorenzini). Realmente son animales muy próximos evolutiva y morfológicamente, por lo que no es descabellada la idea de que tuvo que haber algún tipo de ancestro común para estos dos grandes grupos.



En 2012, Nuevo León (Méjico), en el Vallecillo, una localidad que se caracterizaba por albergar fósiles de una calidad excepcional, fue encontrado por Margarito González el fósil de un extraño tiburón, al que más adelante se le nombraría como Aquilolamna milarcae. El fósil fue comprado y enviado para su estudio a un museo, Museo la Milarca, de ahí el nombre de milarcae. Una vez ya estudiado y contemplado el fósil, se llegó a la conclusión de que se trataba de un tiburón con caracteres altamente parecidos a los de una mantarraya. Su largo torso resultaba una prolongación de su cabeza, tal y como en mantarrayas. Próximas a su cabeza, se encontraban dos largas e hipertrofiadas aletas pectorales, una especie de precursor de lo que podrían ser las dos grandes aletas pectorales de mantarrayas. Aparte, la forma de su cabeza era prácticamente igual a la del Megachasma pelagios, una especie planctívora de tiburón muy rara.


LD (Linear Discrimination).
LD1 = tamaño precaudal (tamaño de lo que va desde la punta de la cabeza hacia de inicio de la cola)
LD2 = envergadura de la aleta pectoral



Pero lo que sorprendió inicialmente a los arqueólogos, fue que el fósil tenía ausentes totalmente sus dientes, en contraste al resto de fósiles de peces del mismo periodo, que sí los presentaban. Por lo que en un inicio se pensó que se les debían de haber caído y perdido al fondo marino. Más adelante se hipotetizó que no es que estuvieran ausentes, sino que el tamaño de estos dientes resultaba bastante pequeño. Esto se vio apoyado, ya que Aquilolamna milarcae presenta una gran boca, y este carácter, junto con el pequeño tamaño de dientes, son los caracteres intrínsecos que diferencia a aquellas especies
de tiburones planctívoras. En 1990 se descubrieron unos pequeños dientes, que pertenecían al mismo periodo de Aquilolamna milarcae, que a primera instancia se pensó que pertenecían a algún ancestro de las mantarrayas. Con el paso de los años, se vio que estos dientes son más parecidos a los de tiburones que los de mantarrayas. Por lo que se cree, que podrían ser los dientes de Aquilolamna milarcae.



Las cartas estaban puestas sobre la mesa. El parentesco de esta especie entre mantarrayas y tiburones planctívoros era indiscutible. Debía de tratarse del eslabón perdido entre ambos grupos de peces. Pero, se ha visto que a partir del grupo taxonómico Aquilolamnidae, en el que únicamente se encuentra incluido Aquilolamna milarcae, surgirían las mantarrayas, y a partir de Pachycormidae, otro grupo taxonómico de peces, surgirían el resto de tiburones planctívoros.


Todo ello nos aporta dos conclusiones relevantes. Una, es que las aletas pectorales con forma de ala (Winglike), han evolucionado en dos clados, filogenéticamente bastante separados, de elasmobranquios con una dieta basada en la filtración (planctívoros). El otro hecho importante es la información que esto nos aporta con relación al posible ecosistema del mar cretácico. Ya que Aquilolamna milarcae vivió hace 90 millones de años, es decir, 30 millones antes de que surgieran las primeras mantarrayas. Por lo que para aquel entonces el ecosistema se veía posibilitado para especies con una dieta basada en plancton.



Bibliografía:

Vullo, R., Frey, E., Ifrim, C., González, M.A.G., Stinnesbeck, E.S., Stinnesbeck, W. 2021. Manta-like planktivorous sharks in Late Cretaceous oceans. Science, 371: 1253-1256.

Un entrevista de Romain Vullo, uno de los investigadores de Aquilolamna milarcae, donde trata este tema: https://www.youtube.com/watch?v=lKaOiSue1-w

1 comentario:

Manuel Hernández Fernández dijo...

Una vez más debo recordaros que los nombres científicos son nombres propios y, por tanto, no pueden ir precedidos de artículos (se trata de un vulgarismo).
Por ello, las construcciones "(...) igual a la del Megachasma pelagios" o "(...) se encuentra incluido la Aquilolamna milarcae", y otras similares que aparecen repartidas por el texto, son incorrectas y deberían sustituirse por "(...) igual a la de Megachasma pelagios" o "(...) se encuentra incluido Aquilolamna milarcae".