martes, 30 de abril de 2019

A solo minutos de la extinción de los dinosaurios...


Como bien se sabe en una rama de la ciencia como la geología y/o paleontología uno de los grandes retos es completar de a poco la historia de la tierra, tanto como si hablamos de la vida que había anteriormente como de los procesos geológicos que ocurrieron. En una nueva investigación hablan de uno de los grandes enigmas de esta historia: los efectos más inmediatos que ocurrieron luego del impacto terminal del cretácico en Chicxulub (México), este impacto fue el que marca la gran extinción de cretácico-paleoceno, que dieron lugar a los grandes colapsos bióticos y ambientales a escala global. Esta extinción bien se conoce como la desaparición de los dinosaurios y aunque es una de las extinciones mas conocidas y habladas en todos los ámbitos poco se sabe de lo que ocurrió luego del gran impacto del asteroide.

Una de las grandes preposiciones es que lo que causo la gran extinción no solo fue el gran impacto del meteorito si no que fue un conjunto de cambios climáticos y perturbaciones atmosféricas asociadas que dieron lugar a vulcanismo y un colapso ecológico muy grande. Pero los efectos mas instantáneos que son los que mas esta costando resolver se creen que pueden ser tanto sismos como ondas armónicas que pueden desarrollarse en grandes masas de agua y megatsunamis. Las perturbaciones visuales mas evidentes son los tsunamis que se registran en sedimentos marinos pero es muy difícil determinar sus extensiones ya que la información del cretácico terminal en este tipo de sedimentos es casi inexistente y no hay evidencias de inundación en la zona del cráter.
Fig. 2.
Estratigrafia y fosiles del Tanis. Eventos de deposición. 
Estrato de separación Kpg que marca la extinción.
El objetivo de los científicos en esta nueva investigación es la resolución de lo que ocurre en un impacto geológico de esta magnitud horas y días después de que ocurra, un trabajo que se vuelve completamente complicado. Para poder analizar esto se basaron en el estudio de un paquete se sedimentos en Hell Creek en el suroeste de Dakota del norte. En estos sedimentos pudieron encontrar evidencia del Cretacico tardío y se puede relacionar con oleadas de inundación de tierra que lo relaciona directamente con el gran impacto. Los científicos pueden encontrar el estrato que quieren estudiar gracias a un punto de referencia conocido como KPg, es una capa fina de sedimentos compuesta por material fino derivado del impacto y existe a escala global y marca el cambio entre el cretácico y el paleógeno. A través de unos análisis muy específicos de los sedimentos continuos a la capa KPg en esta zona se encontraron evidencias de unos depósitos causados por el impacto que no se habían podido analizar con anterioridad. 
El análisis de estos nuevos datos da lugar a la conclusión de que hay implicada una inundación abrupta que estuvo expuesta por un tiempo considerable antes de la deposición e indica también que las etapas iniciales de deposición fueron rápidas, turbulentas y de alta energía. La suposición de que la deposición en Tanis (rio de EEUU en la zona que se analizaron los sedimentos) ocurrió inmediatamente después de un gran impacto meteórico se fundamenta en una serie de características específicas de las rocas y la forma de deposición que son una firma clara de impacto y reafirma un evento de impacto poco antes del evento de deposición de Tanis (los sedimentos que se depositan luego de las primeras etapas luego del gran impacto). Además los residuos biológicos también soportan la teoría de un evento de deposición rápida y la forma en que se ubican también indica deposición por corrientes bidireccionales. Los peces fósiles y los troncos están, en algunos casos, orientados oblicuamente a través del Depósito de Evento, que abarca todo el espesor. Dicha orientación vertical indica que todo el depósito fue colocado rápidamente. Una duración prolongada del tiempo, o el emplazamiento por episodios múltiples separados por un tiempo considerable (es decir, fenómenos repetitivos), habrían degradado los cadáveres, contradiciendo lo que vemos en Tanis. El ensamblaje de las canales representa una acumulación repentina de muertes masivas, probablemente causada por un enterramiento extremadamente rápido en el sedimento de grano fino.

El conjunto de fósiles mixtos de fósiles marinos y continentales bien conservados admite la inyección de restos biológicos de un entorno marino, posiblemente combinado con lechos marinos no consolidados o no solidificados un poco más antiguos erosionados durante la inundación. La línea de la costa no era apreciablemente distante. A su vez se descarta la tolerancia de agua dulce que ocurre con ciertos taxones marinos en Hell Creek (por ejemplo, Myledaphus raya, algunos tiburones orectolobiformes). Hay mezcla de taxones totalmente marinos y de agua dulce ya que la litología, la composición de la fauna, la conservación y la cronología son incompatibles.
Diagrama del inicio de un seiche.
La historia geológica a la que llegaron como conclusión fue la siguiente: Lo más importante es que parece improbable que un tsunami desde el Golfo haya causado el evento de deposición de Tanis. Tanis habría recibido ondas sisimicas 6, 10 y 13 minutos después del impacto. Una onda de seiche (onda estacionaria que oscila en un cuerpo de agua debido a perturbaciones sísmicas o atmosféricas que crean grandes variaciones de los niveles de agua en un corto tiempo) inducida sísmicamente podría haber sido generada poco después, con impulsos de oleada constitutiva que duraron decenas de minutos, dependiendo del período de la onda de seiche. (Esto último no se puede determinar con precisión porque no se conoce la profundidad promedio del cuerpo de agua). Las llegadas de ondas sísmicas habrían sido seguidas de cerca por la llegada de esferas de impacto desde la cortina de eyección. Basado en cálculos de trayectoria balística y suponiendo que la mayoría de los sedimentos se expulsaron de Chicxulub los sedimentos habrían comenzado a llegar a Tanis 15 minutos después del impacto. La gran mayoría habría caído en Tanis en 1 a 2 h de impacto. Así, las ondas sísmicas de Chicxulub llegaron a la región de Tanis justo unos minutos antes de la ventana de deposición y mucho antes de que un tsunami desde el Golfo pudiera haberla alcanzado. La correlación en el tiempo entre la llegada de las ondas sísmicas de Chicxulub y el episodio de deposición de Tanis apoya la plausibilidad de que la energía de la onda sísmica desencadenó el episodio de deposición.
Impresión artística del impacto Chicxulub en yucatan, México.
El impacto de Chicxulub generó un terremoto muy grande, con estimaciones reconstruidas que soportan una gran magnitud. Se pueden usar magnitudes de seichos inducidos a nivel mundial a partir de terremotos históricos para escalar la amplitud máxima potencial de un seiche en Tanis desencadenado por Chicxulub. Además, cálculos muestran que las seiches de gran amplitud probablemente fueron inducidas en cuerpos de agua cerrados o semicerrados en todo el mundo, y que algunos de los depósitos resultantes podrían ser erróneamente atribuido al tsunami.
Escenarios adicionales (remotos) podrían haber coincidido potencialmente, con efectos desconocidos o influencia en la propagación de un seiche. Estudios previos han sugerido que la diferencia de temperatura causada por la interacción de la eyección con la atmósfera, que podría haber tenido un efecto marcado alrededor del cráter, fue capaz de inducir rápidamente eventos meteorológicos violentos. Los vientos con fuerza proyectados habrían coincidido en gran medida con la llegada de eyección. De manera similar, un fuerte movimiento sísmico en el suelo podría haber causado deslizamientos de tierra cerca de Tanis, lo que resultó en un depósito de aumento local. Aunque dichos mecanismos no se han cuantificado lo suficiente en términos de amplitud o tiempo, son extremadamente verificables en estudios futuros. En este punto, consideramos que un seiche es el mecanismo más obvio y mejor respaldado para explicar el Depósito de Evento Tanis. Las observaciones en Tanis dan lugar a la ampliacion de nuestro conocimiento de los efectos dañinos del impacto de Chicxulub y nos ayudan a completar otro pedacito de historia geológica y el alcance que tiene . El vínculo altamente probable entre la sacudida sísmica inducida por el impacto y el aumento de la inundación en tierra en Tanis revela un importante mecanismo adicional mediante el cual el impacto de Chicxulub podría haber causado condiciones catastróficas en el Interior Occidental, y posiblemente en todo el mundo, lejos del lugar del impacto. Por lo tanto, se identifica un posible mecanismo adicional para daños abruptos y extensos en regiones y ecologías ampliamente separadas. El evento de extinción global, por lo tanto, podría haber tenido un precursor de rápida entrega, tanto a escala local como global, minutos después del impacto. El esfuerzo científico por comprender estas extinciones masivas ira aumentando con el paso de los años y las nuevas tecnologías, entender como se han dado los eventos geológicos en el pasado nos puede dar la pista de lo que nos puede pasar en un futuro.

Bibliografía
Imágenes
Articulo de investigación: DePalma, R., Smit, J., Burnham, D., Kuiper, K., Manning, P., & Oleinik, A. et al. (2019). A seismically induced onshore surge deposit at the KPg boundary, North Dakota. Proceedings Of The National Academy Of Sciences116(17), 8190-8199. doi: 10.1073/pnas.1817407116  


lunes, 8 de abril de 2019

La helada relación entre el mar de Japón y los cocolitóforos

Buenos días, tardes o noches de nuevo, queridos lectores. 
Sí, lo habéis adivinado, vengo con más algas unicelulares marinas que son increíblemente importantes para la paleoceanografía y la paleoecología. Como siempre hago, voy a empezar esta maravillosa entrada presentando a los microscópicos amigos de hoy.
1. Los colores en los cocolitóforos indican su carbonato cálcico
Los cocolitóforos o cocolitofóridos son algas unicelulares que componen probablemente el grupo más abundante y más conocido del fitoplacton. Aunque éstas algas prosperan más facilmente en mar abierto también podemos encontrarlas en zonas costeras (Castro & Huber. 2007). 
El artículo que ha hecho que elija a los cocolitóforos como las estrellas del día los relaciona con el mar de Japón y su evolución en los últimos 460 mil años (Saavedra-Pellitero, M., Baumann, K., Gallagher, S., Sagawa, T. & Tada, R. 2019. Paleoceanographic evolution of the Japan Sea over the last 460 kyr – A coccolithophore perspective. Marine Micropaleontology, DOI).
2. Algunos de los cocolitóforos rcogidos
en la zona vistos a microscopía electrónica
Cómo se da esta relación os preguntaréis... Pues bien, se ha comprobado que los cocolitóforos se veían afectados por los cambios glacioeustáticos de los niveles marinos y, sumando datos extraídos con foraminíferos (si, esos pequeños de los que hable en mi primera entrada), se determinó que también eran afectados por las variaciones que se han producido en la corriente de Tsushima (rama de la corriente de Kuroshio en el mar de Japón), que ha sido investigada desde 1991, como se expresa en un artículo muy interesante de la revista JGR: Oceans (Lie & Cho, 1994). 
Profundizando un poco más en lo dicho, durante la investigación gracias a los cocolitóforos se determinaron los cambios de entrada de la corriente de Tsushima en la parte central y sur del mar de Japón (o parte este del mar de Corea). Y por otro lado, con colonias de cocolitóforos dominadas por las especies Emiliania huxleyi Gephyrocapsa, se reveló una gran relación entre los cambios de nivel marino y la variabilidad oceánica durante los últimos cinco ciclos de glaciaciones/interglaciaciones. Unidos todos los datos se observa como durante las glaciaciones la producción de cocolitóforos disminuía y no se producía flujo de entrada por parte de la corriente Tsushima. Contrariamente, durante las etapas de interglaciación los cocolitóforos y los indicadores de flujo de la corriente alcanzaban su pico de abundancia.  
3. Mapa de las corrientes que actúan en el mar de Japón
Pero es que la cosa interesante no acaba aquí, debemos hablar de los MIS (marine isotope stages) y como los cocolitóforos dominaban la conconcetración de carbono en los estadíos previos a MIS8 sufriendo una gran época de creciemiento en MIS11 y 9. Suena un poco lioso, y debo decir que me ha llevado mis horas poder comprenderlo, pero básicamente y resumiendo la situación, la presencia de cocolitóforos varía las concentraciones de carbono en diferentes etapas que son clasificadas en base a los niveles de oxígeno marinos.
En conclusión, todo estos cambios que se han producido en la química del carbono a raíz de los cambios glaciales en el mar de Japón debe tenerse muy en cuenta para futuros modelos paleoceanográficos y paleoclimáticos de dicha zona. 
Con esto, y acabando con mis ganas de impulsar la necesidad de preocuparnos por el cambio climático, podemos ver como afectan las glaciaciones y deglaciaciones a las químicas marinas lo que puede resultar en graves problemas en la fauna y flora tan rica que habita en las aguas de este nuestro planeta. Debemos darnos cuenta de que no son tonterías y que el punto irreversible para arreglar la situación cada vez está más cerca. 



Así me despido, espero que os haya parecido tan interesante como a mí y que hayáis disfrutado con los invitados del día, los cocolitóforos (y no, para nada he elegido el artículo por mi obsesión con la cultura asiática)


REFERENCIAS

Castro, P. & Huber, M.E2007. Biología marinaMcGraw-Hill España, 327 pp.
- Lie, H. & Cho, C. 1994. On the origin of the Tsushima Warm Curren. Journal of Geophysical Research: Oceans, 99: 25081-25091
Saavedra-Pellitero, M., Baumann, K., Gallagher, S., Sagawa, T. & Tada, R. 2019. Paleoceanographic evolution of the Japan Sea over the last 460 kyr – A coccolithophore perspective. Marine Micropaleontology, DOI

IMÁGENES

- Imagen 1
- Imágenes 2 y 3

domingo, 7 de abril de 2019

Otra especie descubierta.

¡Hola!
En mi primera y segunda entrada ya os hablaba sobre algunos artrópodos, pues bien, esta seguirá el mismo camino y se centrará en los anisópteros, vulgarmente conocidos como libélulas. Para ello, he decidido centrarme en el artículo Belchy, G., & Rasmussen, J. A. (2019). A new genus of hawker dragonfly (Odonata: Anisoptera: Aeshnidae) from the Early Eocene Fur Formation of Denmark. Zootaxa, 4550(1), 123., en el que se trata el descubrimiento de un nuevo género, así como de una nueva especie de libélulas en la isla de Mors en el norte de Dinamarca.






Este fósil (figura 2), un ala delantera bien preservada, ha sido calificado como perteneciente a una nueva especie, Parabaissaeshna ejerslevense, clasificada dentro de la familia de los ésnidos, dentro de un nuevo género llamado Allopetaliini. Además, fue encontrado en Fur Formation, una unidad litoestratigráfica de diatomita marina con numerosas capas de ceniza volcánica perteneciente al Eoceno (Pedersen, G.K. & Surlyk, F. 1983), donde también han sido encontradas más de 200 especies de 15 órdenes de insectos diferentes. Por otro lado, cabe nombrar que la supervivencia de un pariente cercano a esta especie o incluso un descendiente es un ejemplo del taxón del Mesozoico que sobrevivió a la masiva extinción del Cretácico-Paleógeno, donde se perdieron  el 11% de las familias, 47% de los géneros y 76% de las especies, debido a un impacto meteorítico en la Península de Yucatán; además de a las erupciones masivas, y quizás a la regresión marina (Price, P.W. (1996), Prothero, D.R. (1998) y Skelton, P. (ed.) (1993)).





Investigando sobre estos insectos me pareció muy interesante el hecho de que aumentaran su masa corporal en el pasado, concretamente, en el Paleozoico, donde este hecho dependió de los niveles de oxígeno atmosféricos. Esto se sabe ya que al analizar más de 10.000 fósiles de insectos y en este estudio concretamente 11 de diferentes especies de libélulas, se descubrió que había un aumento de tamaño durante el Carbonífero y el Pérmico. A pesar de esto, más tarde, a lo largo de su evolución han ido disminuyendo su tamaño debido a la competencia con otros animales voladores, como los pájaros y murciélagos. (Henry, J. R., & Harrison, J. F. (2014))






Referencias:
Belchy, G., & Rasmussen, J. A. (2019). A new genus of hawker dragonfly (Odonata: Anisoptera: Aeshnidae) from the Early Eocene Fur Formation of Denmark. Zootaxa, 4550(1), 123.

https://carwad.net/

Henry, J. R., & Harrison, J. F. (2014). Effects of body size on the oxygen sensitivity of dragonfly flight. Journal of Experimental Biology, 217(19), 3447–3456.

Pedersen, G.K. & Surlyk, F. 1983: The Fur Formation, a late Paleocene ash-bearing diatomite from northern Denmark. Bulletin Geological Society of Denmark, 32, 43-65.

Price, P.W. (1996) Biological Evolution. Saunders College Publishing, Forth Worth. 

Prothero, D.R. (1998) Bringing Fossils to Life. McGraw-Hill, Boston.

Skelton, P. (ed.) (1993) Evolution: a Biological and Palaeontological Approach. Addison-Wesley, Harlow. 


Viaje al centro del Pacífico.

En la tercera entrada del blog me gustaría seguir hablando de evolución y el hallazgo de un eslabón fundamental para establecer las relaciones del árbol filogenético, pero a diferencia de mi anterior entrada en este blog, Un paso más cerca de la verdad, hablaremos de las ballenas y un   fósil de una nueva especie, Peregocetus pacificus.                                                                          
Representación artística de Peregocetus pacificus.
En un artículo publicado en la revista Current Biology escrito por Olivier Lambert, Giovanni Bianucci, Rodolfo Salas-Gismondi y muchos otros investigadores se explica que han encontrado un fósil en la Playa de la Luna, Perú, perteneciente a un posible antepasado de las ballenas actuales. Lo sorprendente de este hallazgo es su localización debido a que antes de este no se  habían encontrado muchos fósiles de ancestros de las ballenas fuera  de Asia, donde se ha establecido que apareció el ancestro más antiguo del que evolucionaron las ballenas. En Pakistán se halló el fósil de la especie que se denominó Maiacetus inuus, que habitó hace 47 millones de años (Eoceno) la tierra, y supuso que se desarrollara la hipótesis de que los ancestros de las ballenas vivían en ambientes terrestres pero también podían estar en el agua. Se demostró que tenían a sus crías en tierra (Gingerich,P.D et al 2001). El hallazgo del  fósil cuadrúpedo en Perú de una nueva especie esencial para el estudio de la evolución de las ballenas apoya dicha hipótesis e implica estar un paso más cerca de explicar como fue el salto al ambiente marino exclusivamente. Hay otros yacimientos muy importantes en los que se han encontrado distintos fósiles de antecesores de las ballenas actuales.

En la investigación se han realizado distintos procedimientos para estudiar algunas partes del esqueleto de la nueva especie hallada, como la mandíbula, algunas vertebras, radio, tibia, metatarsianos, falanges,etc. Tras esto se determinó que pertenecía a una nueva especie que habitó la tierra hace 42,7 millones de años, por lo tanto perteneciente al Eoceno (época Paleógeno, era Cenozoico). Se piensa que podía medir unos 4 metros, era cuadrúpedo y tenía cola, además de membranas interdigitales. Algunas de las similitudes morfológicas que presenta con otros antepasados de la ballena, como la especie Maiacetus inuus, es que tiene características en las extremidades delanteras que permiten la locomoción en tierra, en cambio, también presenta adaptaciones anatómicas, como falanges alargadas en las extremidades, que indican que eran usadas activamente para nadar.
Distintas partes del esqueleto de Peregocetus pacificus que se han estudiado: mandíbulas, falanges,vertebras, metatarsianos,etc.



El hallazgo de esta especie, Peregocetus pacificus, supone hacer cambiar los pensamientos que se tenían hasta el momento sobre la evolución de las ballenas, ya que se pensaba que tras surgir al sur de Asia dieron  lugar a algunas especies que  llegaron a África y,posteriormente, a  Norteamérica, pero tras encontrar este fósil cuya datación es la más antigua de todo el continente  americano (otras de las especies  encontradas en América pertenecen a los géneros Carolinacetus (Geisler,J.H. et al. 2005)y Georgiacetus (Hulbert,R.C. et al. 1998)) supondría que primero  habitaron en Sudamérica.  
  
 Esta nueva especie también puede suponer que se ha encontrado al primer pariente de la ballena que ocupó el océano Pacífico.  Durante el Eoceno (55,8 0,2 - 33,9 0,1 Millones de Años) continua la fragmentación del supercontinente Pangea, presentando una distribución muy similar a la actual.  La hipótesis que se explica en el artículo de cómo llegaron los cetáceos a las distintas distribuciones del planeta implicaría que los primeros ancestros que ocupaban la  zona  de Indo-Pakistán se desplazaron hacia el Oeste, tanto por tierra como por mar, hasta llegar al océano Pacífico y explicaría cómo se ha encontrado al Peregocetus pacificus en  Perú. Posteriores migraciones al oeste desde Asia terminarían en el desarrollo y ocupación  de los distintos géneros de antecesores de los actuales cetáceos al este  de Estados Unidos.       
Distribución de los continentes al inicio del Eoceno hace 55 millones de años
   









Aunque los antepasados de las ballenas tenían características que hacen pensar que preferían la vida en tierra, se cree que debido a algunos cambios en el clima o las características de la tierra tuvieron que pasar más tiempo bajo el agua y desarrollaron algunas adaptaciones que facilitaran la locomoción en el agua. Las extremidades superiores terminaron dando lugar a aletas y las inferiores redujeron su tamaño. La cola paso a ser una aleta caudal que era esencial para facilitar el movimiento bajo el agua y dejaron de estar adaptados para vivir en tierra.                                                                

En conclusión, el hallazgo del fósil de Peregocetus pacificus permite aclarar algunas dudas que siguen existiendo sobre la evolución de las ballenas y cómo llegaron desde Asia hasta el Pacífico y  América. También permite entender la sucesión de adaptaciones y a qué se debieron para llegar a dar a las ballenas  actuales.    
                                                              

 Referencias.    
- Lambert, O., Bianucci, G.,  Salas-Gismondi,R., Di Celma,C., Steurbaut, E., Urbina, M. & De Muizon, C. 2019. An Amphibious Whale from the Middle Eocene of Peru Reveals Early South Pacific Dispersal of Quadrupedal Cetaceans. Current Biology, 29:1-8.   
                
- Gingerich, P.D., Haq, Mu., Zalmout, I.S., Khan, I.H. & Malkani, M.S. 2001. Origin of Whales from Early Artiodactyls: Hands and Feet of Eocene Protocetidae from Pakistan. Science,293:2239-2242.  

- Geisler,J.H., Sanders, A.E. & Luo, Z. 2005.A new protocetid whale (Cetacea: Archaeoceti) from the late middle Eocene of South Carolina. American Museum Novitates, 3480: 1-65.   
    
. Hulbert, R.C., Jr., Petkewich, R.M., Bishop, G.A., Bukry, D., & Aleshire, D.P. 1998. A new middle Eocene protocetid whale (Mammalia: Cetacea: Archaeoceti) and associated biota from Georgia. Journal of Paleontology, 72: 907-927
  
Webgrafía.
                                                                                  

Nuevo fósil de hoja del Cretácico superior


Os doy la bienvenida una vez más a una entrada de este blog y vamos ya a tratar un nuevo tema de paleobotánica.

Esta vez vamos a analizar un fósil de hoja de angiosperma en el norte de México. Pertenece a la formación de Olmos en el Campaniense, edad del Cretácico superior que se extiende desde hace 86 Ma hasta 72 Ma. Esta formación está localizada en la cuenca de Sabinas en el norte de México, que representa un sistema delta-fluvial y es reconocido por su abundancia de fósiles de plantas, mayoritariamente hojas y maderas.
 En esta entrada nos vamos a basar en el siguiente artículo Centeno-González, N.K., Porras-Múzquiz, H.  &  Estrada-Ruiz, E. 2019. A new fossil genus of angiosperm leaf from the Olmos Formation (upper Campanian), of northern Mexico. Journal of South American Earth Sciences,  91: 80-87.


Especie perteneciente a Arecaceae
Especie perteneciente a Ericales









 Durante el Cretácico superior, el territorio mexicano estaba mayoritariamente sumergido excepto algunas regiones del norte del país, donde se localizan estos sedimentos de la formación de Olmos. Esta contiene una flora fósil de lo más diversa en todo el continente (Weber, 1972;  Estrada-Ruiz et al, 2018; Centeno-González, 2018)  Muchas de las familias de angiospermas han sido reconocidas en base a los fósiles de esta formación, incluyendo Arecaceae, Malvaceae, Anacardiaceae, Burseraceae, Cornaceae, Ericales (Weber, 1978; Estrada-Ruiz et al., 2007)


En el estudio se describe un nuevo género parecido a Violaceae, llamado Mascogophyllum elizondoa que representa el primer registro de una hoja macrofósil para esta familia, así como el más antiguo registrado mundialmente para Violaceae. Además, M. elizondoa  podría significar una nueva familia en la formación de Olmos, que contaría con un amplio registro fósil formado por elementos trópicos.

Los fósiles fueron encontrados en minas de carbón a cielo abierto llamadas Tajo el Nogalito y Tajo la Escondida. Se encuentran en el noroeste y norte del municipio de Melchor Múzquiz.

Después de estudiar las muestras a microscopio y siguiendo claves dicotómicas (herramientas que nos permiten determinar distintos organismos para llegar a saber de qué especie se trata), se obtuvieron los siguientes resultados:
Especie de Malpighiales

-El orden de la muestra es Malpighiales 

 -La familia podría ser Violaceae, aunque como veremos más adelante, debido a que la cutícula no se preservara por la edad del fósil, no es posible determinar con exactitud la relación taxonómica con algún género o especie de Violaceae



Especie de Malpighiales
-El género es Mascogohyllum y su especie Mascogohyllum elizondoa ambos denominados por los autores 
del artículo: Centeno-González, N.K.; Porras-Múzquiz, H.  &  Estrada-Ruiz, E. 2019. A new fossil genus of angiosperm leaf from the Olmos Formation (upper Campanian), of northern Mexico. Journal of South American Earth Sciences. 91: 80-87.

El nombre genérico se lo han dado en honor a la etnia de los Mascogos, lozalizada en El Nacimiento, Melchor Múzquiz. El epíteto es en reconocimiento a Carmen Elizondo de Ancira, por su labor altruista en beneficio al municipio de Melchor Múzquiz.


En cuanto a la morfología del fósil, la lámina es circular ovalada. El ápice obtuso y redondeado así como la base. La venación es pinnada, es decir, con una vena principal con venas secundarias escalonadas a lo largo de ella. El margen de la hoja es festoneado -con protuberancias redondeadas- y con 10-11 dientes por lado. 



Imagen A: ápice señalado por flecha negra. Flechas blancas marcan venación.
Imagen B: flechas blancas señalan venación primaria y flechas negras venación secundaria.
Imagen C: flecha blanca muestra el peciolo y la base
Imagen D: muestra el ápice y el margen de la hoja

Especie de Malvaceae
 Las muestras del fósil fueron comparadas a varios miembros de Malvaceae y Violaceae. M.elizondoa tiene similaridades a Malvaceae en características relacionadas con la venación, el tamaño laminar y la forma de la hoja. El fósil es parecido sobre todo a Pavonia, Waltheria, Hibiscus y Helicteres. Sin embargo, estos géneros difieren del fósil por el ápice y por distintas características de las venas. 
Especie de Malvaceae








Por otro lado, las hojas de Violaceae se distinguen por tener los márgenes completamente serrados y venación pinnada entre otras, lo que coincide con nuestro fósil. Pero, como ya fue anteriormente comentado, la cutícula no fue preservada por la edad así que no se puede afirmar totalmente que pertenezca a esta familia.

Especie perteneciente a Violaceae
Especie perteneciente a Violaceae


Finalmente, se concluye que las muestras de  Mascogohyllum elizondoa  indican una gran posible afinidad taxonómica con la familia Violaceae. Si así fuera, se trataría este fósil del registro más antiguo para esta familia. Además, el gran tamaño de la hoja sugiere que pudo crecer en condiciones tropicales cálidas.

Gracias por llegar hasta el final, ¡espero que haya sido interesante!



Para saber más sobre: claves dicotómicas, morfología de las hojas 



REFERENCIAS:


  • Estrada-Ruiz, E., Centeno-González, N.K., Aguilar-Arellano, F., Martínez-Cabrera, H.I., 2018. New record of the aquatic fern Marsilea, from the Olmos Formation (upper Campanian), Coahuila, Mexico. International Journal of Plant Sciences, 179: 487–496.
  • Estrada-Ruiz, E., Martínez-Cabrera, H.I. & Cevallos-Ferriz, S.R.S., 2007. Fossil woods from the late Campanian–early Maastrichtian Olmos Formation, Coahuila, Mexico. Review of Palaeobotany and Palynology, 45: 123–133.
  • Weber, R., 1972. La vegetación Maestrichtiana de la Formación Olmos de Coahuila, México. Boletín de Sociedad Geológica Mexicana, 33: 5–19.
  • Weber, R., 1978. Some Aspects of the Upper Cretaceous Angiosperms, Flora of Coahuila, Mexico. Courier Forschungs-Institut Senckenberg, 30: 38–46.



jueves, 4 de abril de 2019

Osteosarcoma en fósil de un antepasado de las tortugas

¡Hola de nuevo curios@s!
Aquí estoy, un día más, para hablaros de otro reptil. En esta, mi tercera entrada, os expongo el descubrimiento de un osteosarcoma (tumor maligno) en los huesos de un pariente de las actuales tortugas. 

Inicio mi búsqueda con el artículo de la revista Science News por Aimee Cunningham: A rare, ancient case of bone cancer has been found in a turtle ancestor Science News, Vol. 195, No. 5, March 16, 2019, p. 5 para hacerme una idea, aunque el artículo original de los investigadores es el siguiente: Yara Haridy et al. Triassic Cancer—Osteosarcoma in a 240-Million-Year-Old Stem-TurtleJAMA Oncology (2019). DOI: 10.1001/jamaoncol.2018.6766
Lamentablemente, a pesar de registrarme y buscar como ver el artículo completo, no me ha servido de nada, así que he tenido que buscar en otros medios para hallar más información, aquí dejo el tercer artículo que he visitado: Bob Yirka: Bone cancer found in 240-million-year-old stem-turtle fossil , https://phys.org/  Februrary 8, 2019. 


Pappochelys rosinae


Como ya he comentado con anterioridad, se ha encontrado un fósil de un ancestro de las tortugas del período Triásico (Primera etapa de la Era Mesozoica y que precede al Jurásico. Se inicia hace 251Ma (Millones de años) y termina hace 201Ma). 
Este fósil de hace más de 240 Ma parece ser el caso más antiguo conocido de cáncer en en amniotas (mamíferos, aves y reptiles). Como se puede apreciar en el artículo, el fósil de una de las extremidades posteriores de Pappochelys rosinae, tortuga que carecía de caparazón, fue encontrado en 2013 en el SO (Sudoeste) de Alemania. Paleontólogos y médicos analizaron el hueso mediante la realización de un T.A.C. (Tomografía computerizada), muy útil ya que aporta una visión tridimensional y detallada de cualquier cosa que queramos analizar ya que podemos hacer cortes sagitales (izquierda-derecha), axiales (zona superior-inferior) o coronales (anterior-posterior) de la muestra mediante un PC. 

CÁNCER DE HUESO. Un equipo de paleontólogos y médicos descubrió que un fémur fosilizado de Pappochelys rosinae (vista frontal que se muestra con una imagen de TAC) tenía un osteosarcoma perióstico (cáncer óseo maligno).

Según las propias palabras de Haridy, paleontóloga en el Museum für Naturkunde de Berlín: "Cuando vimos que esto no era una ruptura o una infección, comenzamos a observar otras enfermedades que causan el crecimiento. ¿El veredicto? Osteosarcoma perióstico, un tumor óseo maligno. Se parece casi de forma exacta al osteosarcoma perióstico humano". Añade: "Es casi obvio que los animales antiguos tendrían cáncer, pero es muy raro que encontremos evidencia de ello. El descubrimiento de este tumor proveniente del Triásico ofrece evidencias de que el cáncer es una vulnerabilidad a la mutación profundamente enraizada en nuestro ADN". La muestra de estudio fue encontrada junto con otras 20 similares en una cantera cercana a la ciudad Alemana de Velberg. Se observó que uno de los huesos, un fémur, tenía una gran protuberancia anormal, tras varias hipótesis e investigación, se descubrió que era un osteosarcoma. Las evidencias de cáncer en fósiles es realmente extraña, ya que solo se encuentran, en la mayoría de los casos, en tejidos blandos. También comentar que el tipo de cáncer encontrado es uno de los más extraños, dándose aproximadamente de 800 a 900 casos en humanos en Estados Unidos, de modo que el haber encontrado este tipo de cáncer en un fósil lo hace realmente especial (al fósil, claro está).
El cáncer en humanos normalmente está asociado a cambios genéticos y ambientales, por lo que es probable que en animales los orígenes sean los mismos.


Imagen más concreta de la localización del osteosarcoma de Pappochelys rosinae.


Este descubrimiento fue posible gracias a la ciencia de la Paleopatología, ciencia que estudia las enfermedades antiguas, gracias a la cual hoy en día entendemos la evolución de los patógenos, sistemas inmunitarios, fisiología de la curación y muchos aspectos del medio ambiente. Esta investigación se centró en la prevalencia del cáncer en diversos organismos, descubriéndose que en algunos casos, algunos animales eran más propensos a sufrirlo, mientras otros eran inmunes.

Y bueno, aunque esta entrada me parece que ha sido más breve que las de otras veces... espero que aún así os haya parecido interesante. Siento no poder aportar mucha más información al respecto, espero que con el tiempo descubramos más acerca de este curioso caso. Por lo pronto, os dejo un artículo de la revista National Geographic dónde además de hablar sobre Pappochelys rosinae, entremezcla un poco también los orígenes del cáncer en humanos.


Con esto ya me despido, hasta la última entrada, que ya será una puesta en común de esta y las anteriores y dónde expondré mis motivos de por qué he decidido hablar de E. carrolldongi (¿Ornitorrincos en el Triásico? Pues...¡si!), O.pabsti (Pasito a pasito...) y P. rosinae. ¡Nos leemos!


Pappochelys rosinae os dice: ¡Hasta otra!

REFERENCIAS:


Una mandíbula: nuevas perspectivas


Bienvenidos de nuevo al lugar donde poder satisfacer vuestra curiosidad y sed de conocimiento acerca de este sabio y longevo planeta en el que vivimos. Esta entrada, a pesar de ser un poco distinta a las anteriores que he escrito, sigue de la mano de los integrantes de la clase parafilética denominada Reptilia. Esta vez no hablaremos del descubrimiento de la existencia de una especie pasada, sino de una característica que diferencia a esta especie de las demás pertenecientes a la clase ya mencionada. El otro día, navegando por Internet tropecé con un artículo titulado: La fauna vertebrada del Pérmico Superior de Níger-X. La mandíbula del reptil Moradisaurus grandis (Sean P. Modesto, Courtney D. Richards, Oumarou Ide & Christian A. Sidor. 2019. The vertebrate fauna of the Upper Permian of Niger-X. The mandible of the captorhinid reptile Moradisaurus grandis. Journal of the Vertebrate Paleontology, Vol 0, No 0 - Taylor & Francis Online). Este captó bastante mi atención, por lo que es el artículo protagonista de mi entrada de hoy.

Lo primero de todo es saber que la evolución proporciona distintas características a miembros dentro de una clase parafilética, dando lugar a diferentes especies que se verán representadas por ellas. Este es el caso de Moradisaurus grandis, caracterizado por su mandíbula. Esta especie vivió en el Pérmico, periodo geológico que comenzó hace 299 m.a. y finalizó hace 251 m.a. y pertenece a la Era Paleozoica. Al encontrarse al final de esta Era, podemos encontrar organismos más desarrollados, como son los reptiles, con respecto a los que habían existido hasta el momento, siendo estos los seres con conchas o exoesqueletos. En esta era hubo una transición desde los animales invertebrados a los vertebrados, y Moradisaurus grandis es un ejemplo de ello.

Moradisaurus grandis (Figura 2) es un reptil actualmente extinto. Pertenece, como su nombre indica, al género Moradisaurus, que se encuentra dentro del orden captorhinida. Es una especie sobre la que se tenía ya conocimiento, pues fue en 1982 cuando se descubrieron por primera vez fósiles de dicha especie. (A. Ricqlès & P. Taquet. 1982.) Estos fueron encontrados en la formación superior de Pérmenes Moradi, en Níger, concretamente en la región de Agadez. Sin embargo, también han sido encontrados otros en América del Norte, Europa y Asia. Moradisaurus grandis fue un hallazgo de gran interés, pues era el único tetrápodo Pérmico encontrado en el área central de Pangea.

Al igual que muchas otras especies, Moradisaurus grandis está caracterizada por aspectos físicos (desgraciadamente, sobre ellos no se puede opinar por su personalidad…). Algunas son representadas por aspectos como el tamaño de sus ojos, otras por la presencia o ausencia de garras, y otras por sus colores llamativos que les ayudan a encontrar pareja, entre otros. En este caso, nuestro reptil captorhinida pérmico está caracterizado por su mandíbula (aunque no por su sonrisa precisamente).


Figura 3. Mandíbula de Moradisaurus grandis de un ejemplar encontrado en Oklahoma (EEUU), Norte América. 






El material encontrado incluye dos hemimandibulares (‘hemi-‘: “medio”, “mitad”) derechos. Estos restos se han asociado a individuos más pequeños y jóvenes que el holotipo. De esta manera, los investigadores han podido comprobar que Moradisaurus grandis nacía con una mandíbula morfológicamente distinta a la que poseía en la vida adulta pues, durante su crecimiento, esta se iba agrandando e incorporando nuevas filas de dientes. Sin embargo, no es solamente esto lo que revela esta característica mandíbula, sino un rasgo que permite diferenciar esta especie con otras del mismo género. Se trata de la extensión lingual extrema de la placa dental, cuya estructura presenta una forma de meseta dental que soporta las tres filas de dientes más linguales que presenta en su vida adulta.


Figura 4. Representación digital de Moradisaurus grandis.

Esta especie se extinguió con la finalización del periodo Pérmico, determinada por la Extinción Masiva delPérmico-Triásico. Esta fue la extinción más catastrófica que ha tenido lugar sobre la Tierra (tan catastrófica casi como alguno de nuestros exámenes), pues acabó aproximadamente con el 96% de los seres vivos que habitaban en ella, entre los que se encontraba Moradisaurus grandis. Esta gran extinción estuvo constituida principalmente por un vulcanismo extremo (con una liberación de gases de metano muy elevada a la atmósfera) y el impacto de un gran meteorito. Tal fue la magnitud de estos fenómenos y las consecuencias de estos, que no solo cerraron un periodo geológico, sino también una Era (Era Paleozoica).

Una vez más podemos ver que son miles las especies habidas y por haber, y que nosotros no llegamos a conocer ni un porcentaje ínfimo de ellas. Los detalles son lo importante, son lo que nos ayudan a diferenciar unas especies de otras, a conocer su ambiente y su vida cotidiana. El número que conocemos de especies es ya extenso, pero en comparación con la totalidad de ellas, este sigue siendo muy pequeño. Una mandíbula, el tamaño de la cola o la disposición de sus extremidades, nos pueden abrir los ojos ante un mundo lleno de especies asombrosas y particulares.

Ya queda poco para el final de este viaje exprés lleno de conocimiento e introducciones de especies reptiles. Pero, que no cunda el pánico, que aún no ha llegado la gran despedida. Nos vemos en mi próxima entrada, cultos lectores. ¡Hasta pronto!



 REFERENCIAS
-  Sean P. Modesto, Courtney D. Richards, Oumarou Ide y Christian A. Sidor. 2019. The vertebrate fauna of the Upper Permian of Niger-X. The mandible of the captorhinid reptile Moradisaurus grandis. Journal of the Vertebrate Paleontology: Vol 0, No 0. (Taylor & Francis Online)
- A Ricqlès, P Taquet - Annales de Paléontologie. 1982
- Linda A. Tsuji, Christian A. Sidor, J.- Sébastien Steyer, Roger M. H. Smith, Neil J. Tabor & Oumarou Ide. 2013. The vertebrate fauna of the Upper Permian Of Niger – VII. Cranial anatomy and relationships of Bunostegos akokanensis (Pareiasauria). Journal of the Vertebrate Paleontology: Vol 33, No 4, 747-763.
- Marcelo F. Castro. 2018. Historia de la Tierra: la extinción masiva del Pérmico-Triásico. Red Historia.