Aún así, me gustaría hacer una pequeña inmersión para recordar a las estrellas de mis entradas que tanto se esmeran por ayudarnos en gran cantidad de aspectos en nuestra investigación del planeta.
Recordemos entonces que nuestra primera parada fue el Mar Negro, para ser más exactos el delta del Danubio. Allí nos encontramos con los foraminíferos y no pudimos evitar sentir curiosidad y preguntarnos... pero... ¿qué narices hacen los foraminíferos? Y descubrimos que estos pequeños seres vivos de concha de carbonato cálcico aportan ambientes de hipoxia y eutrofización y que son preciosos a microscopio.
Siguiendo el viaje nos fuimos hasta el Atlántico Norte y sus diversas zonas. Era obvio que podíamos ver en esta parada porque... y en aguas frías, las diatomeas. Estas algas unicelulares amantes de bajas temperaturas llegaron dispuestas a demostrarnos su relación con la banquisa y la temperatura de la superficie marina, y también a enamorarnos con sus preciosas formas.
Y la última estación a la que nos llevó esta aventura fue Japón, donde pudimos apreciar la helada relación entre el mar de Japón y los cocolitóforos. Vimos como los anfitriones microscópicos estaban afectados por los cambios glacioeustáticos y la corriente de Tsushima y como, a su vez, estos cocolitóforos variaban en los diferentes estadíos de los MIS. Y por si eso no era suficiente, se ganaron nuestros corazones con sus perfectas formas circulares.
Viéndolo así es un viaje variado con tres diferentes protagonistas que nos relatan su propia historia, pero estos pequeños personajes no son independientes y nuestro recorrido no ha sido aleatorio y sin sentido. Todo esto nos ha hecho (espero) aprender sobre como nuestros actos afectan al planeta que habitamos y a todos los seres vivos que también se hallan aquí. Tenemos que dejar de ser egoístas y aprender a ver como nuestras decisiones traen consecuencias incluso a seres tan pequeños como los son los foraminíferos, las diatomeas o los cocolitóforos. Sólo tenemos una Tierra y si no aprendemos a ver la realidad que se avecina llegará un punto donde no podremos dar marcha atrás. Sí, todos los artículos tratados en este tiempo que he ido publicando las entradas estaban enfocados a aprender del pasado con fósiles y muestras pero este pasado nos ayuda para ver el futuro, que ahora mismo se nos augura negro.
Cortando un poco la seriedad, comienzo a despedirme de verdad (sin matar a nadie, tranquilos, no soy Thanos) diciendo que ha sido sorprendentemente entretenido tomar parte en el blog pero, a la vez, duro comprobar que incluso realizar entradas tan simples requiere horas (muchas horas) de esfuerzo y análisis de artículos. Espero que mi aportación haya resultado interesante y que los lectores hayan conseguido aprender todo lo que he buscado mostrar.
Por si no nos volvemos a ver: buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Y la última estación a la que nos llevó esta aventura fue Japón, donde pudimos apreciar la helada relación entre el mar de Japón y los cocolitóforos. Vimos como los anfitriones microscópicos estaban afectados por los cambios glacioeustáticos y la corriente de Tsushima y como, a su vez, estos cocolitóforos variaban en los diferentes estadíos de los MIS. Y por si eso no era suficiente, se ganaron nuestros corazones con sus perfectas formas circulares.
Viéndolo así es un viaje variado con tres diferentes protagonistas que nos relatan su propia historia, pero estos pequeños personajes no son independientes y nuestro recorrido no ha sido aleatorio y sin sentido. Todo esto nos ha hecho (espero) aprender sobre como nuestros actos afectan al planeta que habitamos y a todos los seres vivos que también se hallan aquí. Tenemos que dejar de ser egoístas y aprender a ver como nuestras decisiones traen consecuencias incluso a seres tan pequeños como los son los foraminíferos, las diatomeas o los cocolitóforos. Sólo tenemos una Tierra y si no aprendemos a ver la realidad que se avecina llegará un punto donde no podremos dar marcha atrás. Sí, todos los artículos tratados en este tiempo que he ido publicando las entradas estaban enfocados a aprender del pasado con fósiles y muestras pero este pasado nos ayuda para ver el futuro, que ahora mismo se nos augura negro.
Cortando un poco la seriedad, comienzo a despedirme de verdad (sin matar a nadie, tranquilos, no soy Thanos) diciendo que ha sido sorprendentemente entretenido tomar parte en el blog pero, a la vez, duro comprobar que incluso realizar entradas tan simples requiere horas (muchas horas) de esfuerzo y análisis de artículos. Espero que mi aportación haya resultado interesante y que los lectores hayan conseguido aprender todo lo que he buscado mostrar.
Por si no nos volvemos a ver: buenos días, buenas tardes y buenas noches.