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lunes, 28 de mayo de 2018

WARNING: SE AVECINA EL FINAL




Dicen que las despedidas siempre fueron difíciles, pero de lo que estoy segura es que lo bueno y breve, dos veces bueno. Desde que empecé este blog allá por febrero siempre tuve claro que quería dar a los lectores una visión de la Paleontología más cercana. No todo el mundo tiene especial predilección por este campo, por lo que, si he conseguido que alguien, aunque sea una persona (aparte de Manuel que no le queda otra que aguantar nuestros testamentos😂), haya conseguido llegar hasta el final de alguna de mis entradas me daré por más que satisfecha.

El tema al que he querido enfocar cada una de mis entradas ha sido: LA EVOLUCIÓN. Puede parecer un tema bastante general o simplemente muy recurrente, pero mi intención era mostrar que hay mucho más allá de lo que la gente conoce vagamente sobre Darwin y su estudio sobre los pinzones. A partir de esta idea comenzaba mi paso por este blog.

Si remontamos la vista unos meses atrás, a finales de febrero publicaba mi primera entrada: Archaeopteryx (UN ICONO DE LA EVOLUCIÓN). ¿No seré yo la más original hablando de fósiles en un blog de Paleontología? (Nótese la ironía). Pero amigos, para qué engañarnos. Probablemente muchos de vosotros sabríais que las aves evolucionaron a partir de los dinosaurios, pero me gustaría saber cuántos realmente conoceríais el nombre de este fósil transicional. Además, encontré muy curioso el dato de que el primer espécimen de esta especie se descubriese dos años después de que Darwin publicase en 1859: On the Origin of Species (El Origen de las Especies). Llámalo destino, llámalo años de dedicación y estudio, como prefieras.






Llegó marzo, y junto con el final del invierno y la llegada de la primavera, la entrada de la que más orgullosa estoy (PARECIDOS RAZONABLES). Fue un momento difícil, ya que como había encaminado mi trayectoria hacia el estudio de fósiles transicionales, me hubiera gustado seguir hablando de otros muchos, tal y como Tiktaalik y Acanthostega (transicionales entre peces y tetrápodos) ó Ambulocetus (transicionales entre mamíferos cuadrúpedos terrestres y cetáceos). Al no haber estudios recientes sobre estas especies, me desanimé un poco, pero pronto recuperé la inspiración y vine a hablaros sobre un tema que perfectamente queda enmarcado dentro de la evolución y que me apasiona: la evolución de las extremidades de los mamíferos.




¿Cómo fue posible que animales como los cetáceos pudieran conquistar los océanos, siendo sus antepasados terrestres?, ¿Cómo desarrollaron la capacidad de volar los quirópteros?, ¿Cómo redujeron sus dígitos los perisodáctilos? Intenté resumir de la mejor manera que pude todas estas curiosidades que creo que podrían ser de interés general.



Finalmente, abril se presentó con un aniversario. Nos vamos de celebración: ¡100 años desde que se distinguió la Paleoprimatología como una rama de la ciencia! (100 AÑOS DE ESTUDIO, ¡Y LO QUE NOS QUEDA!). Y la emoción no es para menos. Pocas cosas causan tanto interés en el público general como saber de dónde venimos o adónde vamos (esta última cuestión sólo el tiempo lo dirá). Si queréis descubrirlo, no tenéis más que dirigiros al enlace que he insertado hace unas líneas, pero puedo adelantar algo (nada de spoilers prometido): nuestra concepción sobre el origen de la raza humana ha variado considerablemente desde hace poco más de 50 años, por lo que os animo a descubrir toda la verdad de esta trepidante historia.


Para concluir, me gustaría dar las gracias a todas las personas que han dedicado parte de su tiempo a la lectura de mis entradas, significa mucho para mí que me hayáis acompañado en este recorrido, en el que puedo decir con total certeza que a partir de ahora veré la Paleontología desde otra perspectiva.

No quiero dejar pasar esta oportunidad de oro para animar a todo el mundo (aunque no venga mucho al caso), a hacer una visita al Museo Arqueológico Regional para echar un vistazo a la exposición : La colina de los Tigres Dientes de Sable. Los yacimientos miocenos del Cerro de los Batallones. (Asistencia 100% recomendada).

Me despido de todos vosotros. Esto no es un adiós, es un hasta luego. Seguramente nos volvamos a encontrar muy pronto en el camino.👋


«El amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre».

Charles Darwin.

("Y las que vivieron")
Cada paleontólogo del mundo.

lunes, 26 de febrero de 2018

UN ICONO DE LA EVOLUCIÓN


UN ICONO DE LA EVOLUCIÓN

¿Es un ave?, ¿Es un reptil?: NO! Es Archaeopteryx.

Para comprender la revolución que supuso el hallazgo de esta especie, debemos mirar al pasado. Partimos de la base de que a principios del siglo XIX la corriente creacionista tenía gran peso sobre la sociedad, debido a una interpretación literal de Génesis 1: 20-25 en la cual se describe las creaciones de la naturaleza en diferentes días. En esta época, Charles Darwin a pesar de sus ideas controvertidas, defendiendo, a pesar de las innumerables críticas el modelo evolutivo, publicó en 1859: On the Origin of Species (El Origen de las Especies).

Figura 1: Archaeopteryx

Nada más y nada menos que dos años más tarde de la publicación de este libro, se encontró el primer individuo completo de esta especie. Muy pronto los científicos se dieron cuenta de la importancia del descubrimiento: Darwin acababa de enunciar su teoría de la evolución, y Archaeopteryx era una demostración palpable de la relación entre las aves y los dinosaurios, lo que hoy en día conocemos como fósil transicional. De hecho, el esqueleto de Archaeopteryx es tan parecido al de los dinosaurios terópodos 
                          (los carnívoros bípedos como Velociraptor y Tyrannosaurus) que si no fuera por las impresiones de plumas que lo acompañan quizá no se le habría identificado con un ave. De hecho, así ha ocurrido con uno de los fósiles de Archaeopteryx, descubierto a mediados del siglo XX; en un principio fue atribuido a la especie Compsognathus (un pequeño terópodo), hasta que años más tarde se descubrieron las impresiones de las plumas.

Por lo tanto, no es sorprendente que Archaeopteryx se convirtiera en un fósil famoso e importante, ya que representó por mucho tiempo la única buena evidencia para la transición de reptiles a aves.

Otro aspecto que ciertamente contribuyó a esta fama fue la rareza de los descubrimientos de Archaeopteryx: después del segundo descubrimiento de un Archaeopteryx, probablemente en 1875, no fue sino hasta 1959 que se anunció un nuevo espécimen. Sin embargo, desde la década de 1970, se ha descrito un número creciente de especímenes nuevos (o recientemente identificados), lo que hace de Archaeopteryx un taxón bastante conocido hoy en día.

Figura 2: A nuestra derecha podemos observar el espécimen descubierto en Berlín.


Para intentar comprender la historia que envuelve a este animal, hablaremos de sus orígenes. Se considera el bipedalismo como una etapa preadaptiva para el vuelo de las aves. Atribuimos la formación de bipedismo completo en los ancestros de las aves con la transición de las extremidades pélvicas de la posición segmental a la parasagital. Esta transición fue lo suficientemente rápida. Podemos suponer que las extremidades pectorales liberadas del soporte permanecieron espaciadas lateralmente y dieron un conjunto de transformaciones que permitieron la aparición de lo que podría ser una versión morfológicamente "parecida a un ala" de los miembros torácicos.  Gracias a esta teoría, John Ostrom (paleontólogo del siglo XX que dedicó su vida al estudio de los dinosaurios, asemejándolos a aves no voladoras en vez de a reptiles) utilizó al Archaeopteryx para demostrar que las aves actuales provienen de los dinosaurios terópodos pues estos últimos presentaban rasgos avianos. Ostrom revigorizó la idea de la evolución de dinosaurio a ave en 1960 con el descubrimiento de Deinonychus.

Esta especie fue hasta ahora conocida principalmente por la Formación Altmühltal (principios del período Titoniense) de Baviera, en el sur de Alemania, aunque resulta que un espécimen nuevo (el espécimen esquelético número 12) de la Formación Titoniense más temprana de Schamhaupten (Baviera) parece ser hasta ahora el más antiguo del género.

Es curioso saber que en general, los restos esqueléticos y las partes blandas levemente mineralizadas de los plattenkalks (piedra caliza de grano muy fino) del Jurásico Superior del sur de Alemania y de muchos otros depósitos son fluorescentes bajo luz ultravioleta (UV). Durante las últimas dos décadas, el uso de UV en la investigación con tetrápodos fósiles ha demostrado ser importante para revelar nueva información. Este uso permite una investigación más precisa de los detalles morfológicos de restos óseos y partes blandas. La técnica se puede usar para distinguir las suturas óseas de las grietas, para establecer con mayor claridad los contornos de los elementos esqueléticos comprimidos y para separar los huesos o las partes blandas de la matriz subyacente.

Figura 3: Descripción general del esqueleto de la nueva muestra de Archaeopteryx bajo luz ultravioleta.

También es digno de mención los restos óseos de dentaduras de Archaeopteryx encontrados en la localidad de Cherves-de-Cognac (Francia).

Otro tema a comentar es la división de opiniones existente entre los paleontólogos acerca de la monofilia de Archaeopteryx, es decir: ¿Podremos encontrarnos ante dos ramas separadas en la evolución de esta especie o sólo estamos ante una? Sólo el tiempo lo dirá.

Por último, recomiendo a todos mis lectores que vayan a visitar si algún día les fuera posible el Dinosaurier Freiluftmuseum Altmühltal en Denkendorf, Bayern, donde se exhibe en público y está disponible para su posterior estudio científico. Además, el espécimen fue registrado como patrimonio cultural nacional alemán, lo que garantiza su disponibilidad permanente, a pesar de que permanece en manos privadas.

Y ya me despido hasta la próxima entrega, espero que os haya gustado. ¡Un saludo!

REFERENCIAS:
  • Rauhut OWM, Foth C, Tischlinger H:  The oldest Archaeopteryx (Theropoda: Avialiae): a new specimen from the Kimmeridgian/Tithonian boundary of Schamhaupten, Bavaria. (2018)
  • Foth C, Rauhut OWM: Re-evaluation of the Haarlem Archaeopteryx and the radiation of maniraptoran theropod dinosaurs (2017)
  • Tsuihiji, T. 2017. The atlas rib in Archaeopteryx and its evolutionary implications. Journal of Vertebrate Paleontology.
  • Society of Vertebrate Paleontology (SVP) 77th Annual Meeting, Calgary, Canada, 23-26 August 2017, p. 178
  • Louchart A, Pouech J: A tooth of Archaeopterygidae (Aves) from the Lower Cretaceous of France extends the spatial and temporal occurrence of the earliest birds (2017)
  • Vestnik Zoologii, Volume 51, Issue 2, Pages 179–182, ISSN (Online) 2073-2333
  • Darwin C: On the Origin of Species





martes, 8 de marzo de 2016

BIPARTIDISMO FILOGENÉTICO

ARTÍCULO: Studies in History and Philosophy of Science 55 (2016) 69-83. Histories of molecules: Reconciling the past. Departament of Philosophy, University of Sydney, Australia.
¿Cómo podemos establecer un orden la hora de clasificar tal cantidad de especies en árboles filogenéticos?¿Son del todo correctos los denominados "Árboles de la vida" que la ciencia nos muestra?¿Sabemos a ciencia cierta cuál es nuestro origen?
Pues bien, estas son algunas de las preguntas que seguramente, alguno de nosotros,  se ha planteado alguna vez.
En un principio, a raíz de que Charles Darwin (Fig.1.) comenzase observar más de la cuenta los animales y a establecer posibles relaciones entre ellos, y su evolución a partir de ancestros comunes, hubo como una especie de afán por intentar relacionar todo con todo, y establecer por ejemplo parentescos con especies tan diferentes como son las aves y los peces.
Fig.1
Estas relaciones, se establecían basándose en parentescos morfológicos que podrían presentar dos o mas individuos diferentes. Sin embargo, para construir el denominado por Darwin "Árbol de la vida"(Fig.2) se contaba con los datos fósiles, que permitía hacerse una idea de la historia evolutiva de los diferentes individuos y si compartían o no ancestros comunes (Charles Drawin, 1892). Sin embargo, Darwin no pudo ni siquiera imaginarse que su tan bien cuidado árbol, fuese a echar raíces, medio siglo más tarde en el mundo de la genética.
Esta forma de clasificar a los seres vivos, le surgieron algunos problemas, ya que se demostró que las formas más simples no tenían porqué ser las más primitivas de un grupo (Sinnot y Bailey, 1915, p.11), y por tanto, unas especies iban a poder ser primitivas en unos aspectos, pero más avanzados en otros (Crow, 1926).
Fig.2.

Como respuesta a estos problemas, seria entonces necesario otro método para intentar establecer parentescos entre diferentes especies, o al menos corregir los errores que anteriormente se habían cometido comparando morfologías. Y para ello se recurrió al código que todo ser viviente lleva en su interior; las proteínas (Fig.3.), y que sólo haría falta saber descodificarlo, para saber todo nuestros pasos evolutivos, desde que eramos insignificantes células. (Morgan, 1998; Suárez-Díaz, 2014; Zuckerland, 1987).
De esta forma se pasó de lo que conocíamos como "Árbol de la vida" a un "Reloj molecular", que para algunos, era mucho más preciso.
No por ser una idea novedosa a mediados del siglo XX, vino a sustituir todo el trabajo de filogenía realizado desde la época de Darwin, sino que fue un método que simplemente vino para complementar al anterior, pero que, a sorpresa de todos...no encajaban tan bien como se pensaba, ya que al comparar los árboles filogenéticos realizados únicamente con datos morfológicos, y los realizados únicamente con datos moleculares, se veían muchas incongruencias.
sin embargo, aun teniendo registros fósiles completos y datos moleculares, la mayoría de las veces hay una discrepancia entre unas y otras (Brown, Rest, García-Moreno, Sorenson y Mindell, 2008, p.3).

Fig.3.

Por tanto, desde hace casi setenta años, vamos arrastrando un cierto conflicto entre la ciencia histórica, y la ciencia experimental, pese a que en ambos casos el objetivo era poder conocer con certeza había sido el primero de todos, y como a partir de él, se produciría la diversificación de los diferentes linajes. (Gilmour et al, 1940; Schaffner, 1934; Stevens, 1984).
Para intentar finalmente dar soluciones, o al menos intentar hacer encajar dichas teorías, se intentaron dar explicaciones desde las formas más basales de los organismos, es decir, las células eucariotas, y a partir de ahí, vagar en todo un universo de constante mutaciones genéticas, extinciones, desarrollos funcionales... Pero, debido a que no podemos afirmar con total seguridad que el origen de dichas células eucariotas, está en que se comieron unas a otras (según Margulis) tampoco podremos llegar a establecer relaciones de parentesco directo entre, por ejemplo, individuos tan diferentes como nosotros y los árboles.
Por tanto, podemos concluir que ambos puntos de vista ala hora de analizar las evoluciones de los organismos (desde las moléculas y los patrones de semejanza morfológica), no han de tomar caminos diferentes, sino cooperar para complementarse el uno al otro, y así poder darnos una respuesta definitiva de cual es nuestro origen en el  pasado, y cual fue nuestro camino hasta hoy... aunque el mañana no esté seguro.

REFERENCIAS:
Brown, J. W., Rest, J. S., García-Moreno, J., Sorenson, M. D., & Mindell, D. P. (2008).
Crow,W. B. (1926). Phylogeny and the natural system. Journal of Genetics, 17, 85-155.
Darwin, C. R. (1872). The origin of species by means of natural selection, or the
preservation of favoured races in the struggle for life (6th ed.).
Gilmour, J. S. L., & discussants. (1940). A discussion on phylogeny and taxonomy,
arranged at the request of the Association for the Study of Systematics. Proceedings
of the Linnean Society, 152, 234-255.
Morgan, G. J. (1998). Emile Zuckerkandl, Linus Pauling, and the molecular evolutionary
clock, 1959e1965. Journal of the History of Biology, 31, 155-178.
Sinnott, E. W., & Bailey, I. W. (1915). Investigations on the phylogeny of the Angiosperms.
5. Foliar evidence as to the ancestry and early climatic environment
of the Angiosperms. American Journal of Botany, 2, 1-22.