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miércoles, 12 de febrero de 2020

Dos ornitópodos paseando por Teruel

Para mi primera entrada de este blog sobre paleontología os traigo una noticia que leí el otro día en el NCYT sobre dinosaurios (os dejo el enlace a la noticia). A pesar de que aparece que el artículo de la revista de donde provienen la noticia está publicado en 2019, todas las noticias que hablan de él son 2020. Esto ha podido ocurrir porque muchas veces el volumen está previsto para finales del año pero se acaba publicando con algunos días de retraso y ya sale a principio del año siguiente pero en la fecha figura la prevista. Continuando con la idea principal del blog, hubo dos especies distintas de ornitópodos convivieron juntas en Teruel durante el Cretácico (aunque claro, tú ya te imaginabas de lo que iba hablar tras leer el título). Pero espera Marta, ¿qué narices es ornitópodo? La palabra ornitópodo significa pie de ave y proviene de la palabra griega Ornithopoda (ὄρνιθος (ornitos) = ave - ποδος (podos) = pie). Como ya supondréis es una familia de dinosaurios herbívora y bípeda los cuales aparecieron en el Jurásico medio. La revista científica Spanish Journal of Palaeontology publicó recientemente que en dos yacimientos encontraron fósiles de vértebras dorsales y causales de al menos tres tipos de esta familia de dinosaurios. Dichos yacimientos se sitúan, concretamente, en El Castellar. Los descubrimientos se hayan en rocas pertenecientes a la denominada Formación Areniscas y Calizas El Castellar (una unidad geológica que se depositó hace unos 130-127 millones de años aproximadamente, durante el Hauteriviense-Barremiense).  


Los fósiles encontrados han sido estudiados por paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis. Dicha fundación es una institución del Gobierno de Aragón -reconocida como museo monográfico en Paleontología- enfocada al desarrollo provincial a través de la utilización social de sus recursos paleontológicos. Entre sus actividades se encuentran la investigación en Paleontología, la conservación del patrimonio paleontológico y la difusión del mismo, fundamentalmente a través de Dinópolis. El objetivo principal consiste en convertir a Teruel en un referente como foro de debates acerca de la Historia de la Vida, en ejemplo de conservación del patrimonio turolense y en modelo de compatibilización del conocimiento paleontológico con la difusión lúdica del mismo.

Los fósiles se han estudiado de distintas formas, midiendo las dimensiones para representar su distribución espacial en una gráfica junto con la de ornitópodos semejantes (morfométricamente) y comparando sus características anatómicas con la de otros ornitópodos de épocas similares (sistemáticamente).


 Tras dicho estudio se llegó a la conclusión de que dos especies indeterminadas de esta familia de dinosaurios coexistieron durante el Hauteriviense-Barremiensen en dicha región. A pesar de ser ambas especies de un tamaño considerable; una era grande, de unos 10 metros de longitud, y otra de menor tamaño y más esbelta, unos 6 metros. La primera especie se relaciona con dos géneros de ornitópodos más robustos: Iguanodon, robusto herbívoro que podía alternar entre las marchas bípeda y cuadrúpeda, y Magnamanus, ornitópodo grande de tamaño similar al de Iguanodon bernissartensis. Por otro lado el de menor tamaño se relaciona con el género Morelladon, dinosaurio que vivió durante el Cretácico Inferior de España.

Dichos hallazgos han ayudado a ver que esta diversidad de ornitópodos estiracosternos tiene gran similitud con las variedades de este género observada en el mismo intervalo estratigráfico en otras regiones de España, como las encontradas en provincias como Burgos y Soria. Es decir, dichas especies tienden a seguir un patrón similar: una forma más esbelta y otra mucho más robusta.

Referencia Bibliográfica:
 Verdú, F.J, Cobos, A., Royo-Torres, R. & Alcalá, L., 2020. Diversity of large ornithopods in the upper Hauterivian-lower Barremian (Lower Cretaceous) of Teruel, Spain: A morphometric approach. Spanish Journal of Palaeontology,, 34 (2), 269-288.


Webgrafía:








jueves, 3 de marzo de 2016

¿MAMÍFEROS EN EL JURÁSICO MEDIO?

Solemos pensar que en la era Mesozoica, la era de los grandes saurios, pertenecía en definitiva únicamente a ellos, pero no.

A lo largo del periodo Jurásico, empezó a diversificarse la subclase theria madre que ya terminaría de definirse y tomar mayor relevancia durante el Cretácico, hace unos 120 millones de años aproximadamente. Estos son una subclase de mamíferos caracterizada por que el embrión se desarrolla en el útero materno en vez de en el interior de huevos, e incluye a los que más tarde serán los placentarios, o la infraclase placentalia, (como ciervos, elefantes, tigres, etc) y marsupiales, o infraclase marsupialia, (como los canguros y koalas). 
También dio lugar a otra infraclase más, trituberculata, ya extinta.

En este articulo publicado en enero de 2016 en la revista Palaeontology (volumen 59, páginas 155–169):



Y es que si es verdad que estos primeros mamíferos jurásicos eran de pequeño tamaño y vivían a la "sombra" de los grandes dinosaurios. Tendrían un aspecto algo similar al de ratones o comadrejas actuales.

Gran Bretaña presenta un gran número de fósiles de esta primera diversificación en este periodo clave en la evolución hacia mamíferos más complejos. Esta franja temporal geológica se conoce como Bathoniense, edad englobada dentro del Jurásico medio. (Imagen 1).

Imagen 1.1: la Tabla Cronoestratigráfica Internacional, que recoge los distintos tiempos geológicos donde se ve una zona azul que es la perteneciente al Jurásico, se muestra abajo en detalle.

Imagen 1.2: en detalle la edad Bathoniense.

El hallazgo de la isla de Skye (imagen 2) en Escocia de un fragmento de mandíbula de uno de estos pequeños bichejos fue muy importante porque permitió modificar y completar el árbol filogenético, ya que ayudó a definir a una especie, Palaeoxonodon ooliticus (Close et al., 2016), de forma mas completa. Hasta ahora solo se conocía su  existencia por un diente aislado.

El hallazgo en cuestión es una mandíbula inferior izquierda de 11.6 mm de largo por 1.66 mm de ancho (en su zona más ancha). (Imagen 3) 

Imagen 2: El Dr. Roger Close trabajando en yacimiento donde se obtuvo el fósil, bonito lugar de trabajo, ¿no?

Imagen 3: pequeña mandíbula de Palaeoxonodon ooliticus (Close et al., 2016).

Al ser tan pequeño resulta bastante complicado su estudio, además que cuando un fósil tan delicado se encuentra incluido en una roca lo mejor es evitar sacarlo ya que podría romperse, y esto complicaba la observación de la mandíbula por el interior, así que estos científicos se las ingeniaron para poder manipular este fósil sin dañarlo.

Para ello lo que hicieron fue, siguiendo el método de Schultz y Martin, 2014, utilizar las nuevas tecnologías de impresión 3D y crear una réplica exacta del fósil en cuestión... ¡pero 20 veces más grande que el original! Hecho de poliamida sintético, claro.

Necesitaron realizar un escaneo de la roca que contenía el fósil y digitalizarla (Imagen 4) donde ya además consiguieron ver el interior de la mandíbula y el detalle de los dientes.
Después solo tuvieron que pasar los datos necesarios a la impresora y el resultado fue increíble. (Imagen 5) Todo esto se llevo a cabo mediante i.materialise.


Imagen 4: digitalización de la mandíbula.

Imagen 5: resultado final tras la impresión 3D.

Una vez pudiendo manejar el "fósil" tranquilamente realizaron un exhaustivo estudio sobre la dentición llegando a la conclusión de que era 4.1.5.5. ¿Qué significa esto? Pues que esta compuesta por cuatro incisivos, un canino, cinco premolares y cinco molares. 

¿Cómo saben esa proporción si solo once dientes en el fósil mientras que 4+1+5+5 son quince? Bla, bla, bla, mucha terminología científica y observaciones de las distintas morfologías de los dientes que sí tenían (Imagen 6)Distintas características encontradas en la corona, cuello y raiz de cada diente (Imagen 7)la toma de medidas numéricas para cada unoasí como la observación de otras especies fósiles cercanamente emparentadas llevaron al Dr. Close y su equipo de científicos a esa conclusión; aunque no se descartan otras proporciones.

Imagen 6: Separación de los dientes de la mandíbula digitalmente.
Imagen 7: detalles de las características observadas en cada diente.

Y ahora te estarás preguntando cómo puede un fósil tan pequeño ser tan relevante para conocer el origen de los mamíferos actuales.
Bien, pues examinando la morfología de la mandíbula con los dientes hallada observamos características que no concuerdan con otros géneros descritos completamente sino que posee características similares a unos y otros, por ello se determina que es de un género distinto.

Como conclusión tras el estudio a fondo de esta mandíbula se determina que Palaeoxonodon es un taxón hermano de Amphitherium ya que poseen una dentición similar (Clemens, 2001).  En lo que no se terminan de poner de acuerdo es en la colocación respecto a otros géneros, con lo cual hay varias interpretaciones (Imagen 8.1 y 8.2).


Imagen 8.1: Análisis de parsimonia según la matriz de Zhou et al. (2013).
Imagen 8.2: Análisis de parsimonia según la matriz de Rougier et al. (2011).

Pero al final en lo que parece que sí están de acuerdo es en que el género Palaexonodon ooliticus (Close et al., 2016) se encuentra en la base de la diversificación de la subclase de los therians.





¡Así que tened cuidado y no infravaloréis lo que hay a vuestra sombra, que cualquier día ellos podrían dominar la Tierra! 



Referencias:
  • Butler, 1990. Early trends in the evolution of tribosphenic molars. Biological Reviews, 65, 529–552, -& Clemens, W. A. 2001. Dental morphology of the Jurassic holotherian mammal Amphitherium, with a discussion of the evolution of mammalian post-canine dental formulae. Palaeontology, 44, 1–20.
  • Clemens, W. A. 1986. On Triassic and Jurassic mammals. 237–246. In PADIAN, K. (ed.). The beginning of the age of dinosaurs. Cambridge University Press.
  • Close, R. A., Friedman, M., Lloyd, G. T. & Benson, R. B. J. 2015a. Evidence for a mid-Jurassic adaptive radiation in mammals. Current Biology, 25 (16), 2137–2142. doi:10.1016/j.cub.2015.06.047. -Davis, B. M., Walsh, S., Wolniewicz, A. S., Friedman, M. & Benson, R. B. J. 2015b. Data from: A lower jaw of Palaeoxonodon from the Middle Jurassic of the Isle of Skye, Scotland, sheds new light on the diversity of British stem therians. Dryad Digital Repository. doi:10.5061/ dryad.52582
  • Gaetano, L. C. & Rougier, G. W. 2011. New materials of Argentoconodon fariasorum (Mammaliaformes, Triconodontidae) from the Jurassic of Argentina and its bearing on triconodont phylogeny. Journal of Vertebrate Paleontology, 31, 829–843.
  • Schultz, J. A. & Martin, T. 2014. Function of pretribosphenic and tribosphenic mammalian molars inferred from 3D animation. Naturwissenschaften, 101, 771–781. doi:10.1007/ s00114-014-1214-y
  • Zhou, C.-F., Wu, S., Martin, T. & Luo, Z.-X. 2013. A Jurassic mammaliaform and the earliest mammalian evolutionary adaptations. Nature, 500, 163–167.

viernes, 3 de abril de 2015

¡Hay una serpiente en mi bota! Pero... ¿Qué edad tendrá?

En esta nueva entrada he escogido como nuevas compañeras a las serpientes (Figura 1), animales que a muchos les causan miedo, indiferencia  o incluso repugnancia (como a mi madre) mientras que a otros, como a mí, no les disgusta e incluso les llama la atención por sus hermosos y llamativos colores.

¡Miradla  y decidme que no es mona (y sobre todo graciosa)!
Figura 1. Serpiente sonriendo

Ps. Siento si alguien se ha sentido incomodo al ver mi entrada, no es mi intención pero es que me llamaba mucho hablar sobre ellas… Siempre podéis pensar en koalitas dormilones, ellos siempre son la solución :)

Preámbulo
Como todos sabéis las serpientes u ofidios son reptiles pertenecientes al suborden Serpentes y englobadas dentro de la clase Sauropsida (como la monísima tortuga mexicana de mi anterior entrada)

Se trata de animales diópsidos caracterizados por el desarrollo de dos fosas temporales a cada lado del cráneo detrás de la órbita ocular.

Sin duda en mi opinión lo que más define a las serpientes (Figura 2) es la presencia de escamas en su piel, su cuerpo alargado y la ausencia de extremidades que da lugar a su característica forma de desplazarse, la reptación. Además, presentan características craneales óseas únicas que permiten su identificación en el registro fósil a partir de muestras aisladas o fragmentadas.

Figura 2. Serpiente reptando

Introducción
El conocimiento previo del registro fósil de la evolución de la serpiente, procedente del Mesozoico Tardío, se basa en:
  • Una vértebra aislada procedente de África 
  • Mandíbulas y una vértebra aisladas procedentes de Norteamérica 
  • Esqueletos casi completos, algunos con extremidades traseras procedentes de la región circunmediterránea 
  • Dos taxones con esqueletos completos, uno de ellos con extremidades traseras, procedentes de Argentina.
Este registro fósil tiene una edad aprox. de 86-100 MA, dándose de forma casi simultánea en todo el mundo.
Los autores del artículo basan sus estudios en fósiles de hace 167-143 MA encontrados en Reino Unido, Portugal y Estados Unidos de 4 nuevas especies pertenecientes al orden Squamata. Este descubrimiento amplía así la edad del registro fósil a casi unos 70 MA , indicando que su origen coincide con la radiación evolutiva de otros grupos de squamatos del Jurásico Medio producida por el inicio de la separación de Pangea.

Análisis
Las muestras de las especies sometidas a estudio son las siguientes:

  1. Parviraptor estesi gen. et sp.
  El fósil encontrado, y establecido como el holotipo de la especie, es un maxilar izquierdo perteneciente al  Tithoniense (Jurásico Superior) – Berriasiense (Cretácito Inferior) y procedente de Durston Bay, Inglaterra.

  2. aff. Parviraptor estesi
  El fosil sometido a estudio es el hueso frontal derecho del cráneo, del Tithoniense (Jurásico Superior) – Berriasiense (Cretácito Inferior) y procedente de Swanage, Inglaterra.

  3. Diablophis gilmorei 
  Los restos fósiles escogidos  como holotipo de la especie son el maxilar izquierdo, la mandíbula izquierda y el hueso axis, todas ellas con roturas. Pertenecen al Kimmeridgiense (Jurásico Superior) y proceden de Colorado, USA. 

  4. Eophis underwoodi 
  Las muestras de esta especie sometidas a estudio son una porción de la sínfisis, porción posterior y sección central de la dentadura derecha, del Bathoniense (Jurásico Medio) y halladas en Oxfordshire, Inglaterra.

  5. Portugalophis lignites 
  Esta especie presenta como holotipo el maxilar izquierdo y como paratipo la dentaduda izquierda. Pertecene al Kimmeridgiense (Jurásico Superior) y como bien su nombre indica fue hallado en Leiria, Portugal.

Figura 3. Cráneos de las nuevas especies de serpientes del Jurásico Medio - Cretácico Inferior. (a) Vista media del maxilar derecho de Parviraptor estesi. (b) Vista media del hueso frontal izquierdo de aff. Parviraptor estesi. (c–f) Diablophis gilmorei,  (c,d) Vista media y lateral del maxilar izquierdo, (e,f) Vista media y lateral de la dentadura izquierda. (g–j) Portugalophis lignites (g,h): Vista media y lateral del maxilar derecho . (i,j) Vista media y lateral de la dentadura derecha. (k,l) Vistas medias y laterales del holotipo y paratipo de Eophis underwoodi

Anatomía comparativa
Los fósiles de las distintas especies sometidas a estudio presentan una serie de características craneales (Cundall, 2008), comunes en la mayoría de los casos con las de las serpientes fósiles y actuales. En la siguiente tabla (1) se presentan a modo de resumen estas características y su presencia, o no, en las especies nombradas anteriormente. 

Tabla 1. Características de la mayoría de las serpientes actuales presentes en los nuevos taxones fósiles

Como se puede observar la especie Portugalophis lignites es la más completa y la que más características anatómicas comunes a las serpientes actuales presenta. 

Parviraptor estesi también presenta estas características casi al completo. Durante el análisis se presentaron una serie de problemas a la hora de identificar los ejemplares de esta especie ya que el anterior estudio (Evans, 1994) realizado presentaba incongruencias. Esto llevó a que algunas de las muestras (aquellas con escasas características comunes a otros) se estableciesen como afines (aff.) a la especie Parviraptor estesi pero no pertenecientes a ella. Además, según las últimas investigaciones (Conrad, 2008 y Daza, 2013) es posible que el taxón tenga afinidades con los geckos (Infraorden Gekkota)  

Como vemos Diablophis gilmorei presenta un análisis característico casi al completo a pesar de las fracturas de algunas muestras. En este caso observando los ejemplares se llega a la conclusión de que es posible que el suprangular, hueso característico de las serpientes tanto fósiles como actuales no apareciese en ese momento sino en serpientes más tardías.

En el caso de Eophis gilmorei, los rasgos comunes son menores. A pesar de ello y comparándolo con especies más actuales se ven claras similitudes: paredes alveolares iguales y crestas interdentales continuas.

Las diferencias más claras con las serpientes actuales son la presencia de una placa maxilar supradental, una placa subdental marcada y un surco dental que mantiene la longitud del elemento de soporte del diente

Filogenia
A partir de la utilización de la anatomía comparativa se establecieron como serpientes (Nagini estaría contenta  ^^) los cuatro géneros sometidos anteriormente a estudio.

Sin embargo también se realizó un estudio filogenético para poder determinar el parentesco entre estos géneros mediante dos análisis separados a partir de dos matrices de datos completamente diferentes (con la utilización de dos softwares distintos, PAUP y TNT)

La primera matriz de datos se basó en el estudio general de la filogenia de todos los individuos pertenecientes al orden Squamata al plantearse la posibilidad de que las nuevas especies estuviesen fuera del clado Serpentes. Para ello se utilizaron los maxilares de Parviraptor, Portugalophis y Diablophis como taxones terminales.

Mediante el uso de PAUP se obtuvo un árbol de consenso estricto (Figura 4) a partir de 108.981 árboles y con una longitud de 5290 pasos. Los tres taxones estudiados fueron integrados en un politomía compuesta por serpientes mesozoicas, scolecofidios y aletinofidios donde Najash está establecida como la serpiente más basal.  * politomía: nodo sin resolver del que parten varias ramas.

Figura 4. Árbol de consenso estricto obtenido con PAUP

Con el uso de TNT (que no el explosivo...) se obtuvo un árbol consenso de 200 árboles, con una longitud de 5283 pasos, muy similar al de PAUP aunque con ciertas diferencias (incorporación de taxones y reposicionamiento de otros)
Todo ello apoya el resultado obtenido mediante la anatomía comparativa, que estos restos fósiles pertenecen al grupo de las serpientes, presentes por tanto desde el Jurásico Medio.

La segunda matriz de datos tuvo como objetivo el estudio de las relaciones del grupo interno, es decir, las relaciones entre las especies estudiadas mediante el análisis de los caracteres más específicos de las serpientes.

En el análisis de parsimonia de la filogenia del grupo interno, la matriz se compuso de 27 taxones terminales y 237 caracteres (como los presentados en la tabla 1) y se concluyó que estos nuevos géneros forman un clado en la posición de grupo hermano (taxón filogenéticamente más próximo al grupo interno) para las otras serpientes o un posible ensamblaje parafilético en la base de la radiación de las otras serpientes.
Además, se apoya la hipótesis (Tchernov, 2000) de que las serpientes más basales no son los scolecofidios.

Paleobiogeografía
Como ya se ha comentado anteriormente, el estudio realizado sobre las muestras de estas nuevas especies señala una extensión temporal del registro fósil del suborden Serpentes y crea un desfase con los primeros fósiles hallados en África, Europa, Brasil y América del norte.

Para los autores de la investigación, la distribución (Figura 5) y preservación de las muestras fue inesperada, ya que fueron extraídas de rocas depositadas en: 
  • Pantanos de carbón, como es el caso de Portugalophis
  • Estanques y lagunas litorales mixtas, como las muestras de  Eophis, Parviraptor y  aff. Parviraptor
  • Sistemas fluviales, como es el caso de Diablophis
  • Islas epicontinentales alejadas cientos de kilómetros de la costa
Figura 5. Distribución geográfica de las distintas especies

Una de las hipótesis que se maneja es que la diversidad biogeográfica haya sido producida por y durante el inicio de la separación de la Pangea, es decir, que las especies se distribuyesen a través de las islas y las zonas continentales cercanas y se iniciase su insolación.

A esto se le suman las similitudes estudiadas entre estas nuevas especies y aquellas pertenecientes al género Dinilysia, cuyos fósiles fueron encontrados exclusivamente en lo que ahora es América del Sur (Caldwell, 2002), es decir, en la antigua Gondwana.
Otra de las propuestas es que las serpientes más antiguas llegasen a estas islas por la puerta grande, es decir, como invasores acuáticos secundarios. Esto apoya la historia evolutiva que presentan algunas serpientes marinas más modernas.

Claro está que ambas hipótesis no son excluyentes, es más, es muy probable que se diesen ambas apoyando así en su totalidad el concepto de radiación evolutiva, que viene dada por cambios evolutivos y/o cambios en el ecoespacio.


Conclusiones
Figura 6. Serpiente aristócrata 
El descubrimiento de estas nuevas especies nos lleva a dejar de lado la creencia de que las serpientes se originaron en el Cretácico Superior para plantearnos que pudieron aparecer antes de lo esperado, es decir, en el Jurásico Medio.

Gracias a este estudio podemos concluir que no es necesario tener gran cantidad de restos óseos a nuestra disposición para poder identificar una especie o género ya que, como en nuestro caso, un simple cráneo bastará.
  


       “Porque las serpientes también pueden ser elegantes“ 
                                                  (Figura 6)

Personalmente creo que es un planteamiento interesante que, por el mero hecho de encontrar unos fósiles “cualquiera” (que no significa que no sean importantes), se pueda modificar y ampliar el registro fósil casi 70 MA más. Esto nos lleva a pensar que la paleontología, como la naturaleza, está en constante cambio y que nunca se sabe con qué podrá sorprendernos mañana.
                              
Ps. Para saber más sobre Nagini... http://es.harrypotter.wikia.com/wiki/Nagini


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Bibliografía
  • Caldwell, M. W. & Albino, A. M. Exceptionally preserved skeletons of the Cretaceous snake Dinilysia patagonica Woodward, 1901. J. Vertebr. Paleontol. 22, 861–866 (2002).
  • Conrad, J. L. Phylogeny and systematics of Squamata (Reptilia) based on morphology. Bull. Amer. Mus. Nat. Hist. 310, 1–182 (2008).
  • Cundall, D. & Irish, F. The snake skull. Biology of the Reptilia 20, 349–692 (2008).
  • Daza, J. D., Bauer, A. E. & Sniveley, E. Gobekko cretacicus (Reptilia:Squamata) and its bearing on the interpretation of gekkotan affinities. Zool. J. Linn. Soc. 167, 430–438 (2013).
  • Evans, S. E. A new anguimorph lizard from the Jurassic and Lower Cretaceous of England. Palaeontology 37, 33–49 (1994).
  • Tchernov, E., Rieppel, O., Zaher, H., Polcyn, M. J. & Jacobs, L. L. A fossil snake with limbs. Science 287, 2010–2012 (2000).