Cuando pensaba
en paleontología me imaginaba en algún remoto país desenterrando especímenes
gigantes, con todas sus partes intactas y bien colocadas para una rápida
identificación, pero parece que las cosas no son tan fáciles. A veces tienes
partes del individuo, otras, fragmentos
de las partes y otras veces solo tienes marcas en el suelo, como huellas o
madrigueras, por lo que su identificación e incluso su reconstrucción se ponen
un poco más cuesta arriba. Es por eso que me parece fascinante como de un mísero
trocito hay gente capaz de hacer una reconstrucción y encasillarlo en un grupo,
y quizás sea esto lo que me ha llamado la atención del artículo “Fossil avian eggs from the Palaeogene of southern France: new
size estimates and a possible taxonomic identification of the egg-layer”
Para
centrarnos en el tema hay que saber que en este artículo se realiza una
estimación cuantitativa del tamaño de unos huevos mediante unos fragmentos encontrados
en el sur de Francia. Estos fragmentos pertenecieron a un ave de gran tamaño
que vivió en el Paleógeno.
Para
aquellos que no controléis del todo estos nombres y no os situéis del todo os
hablo de un periodo que comenzó hace unos 65.5 millones de años y que duró
alrededor de 43 millones de años. Al inicio de este periodo tenemos una
proliferación de aves gigantes, debido a la desaparición de los dinosaurios y a
que los mamíferos eran de pequeño tamaño.
Se han
realizado diversos estudios de estos
fragmentos de huevo desde su descubrimiento en 1957 por Philippe Biro, aunque al no haberse encontrado junto a
restos óseos hay cierta incertidumbre sobre a qué ave pueden pertenecer, y
tampoco hay consenso respecto al tamaño, lo que sí se sabe es que pertenecieron
a un ave de gran tamaño.
Qué tenemos aqui...
El material encontrado consiste en fragmentos de
cascarón de huevos de ave recogidos en el sur de Francia
en dos expediciones, una en el año 2011 y otra en el 2012. Entre ambas expediciones
se recogieron 1343 fragmentos, que posteriormente se dividieron en dos grupos
en función de su grosor: finos (5%) y gruesos (95%). Los fragmentos finos
fueron descartados, ya que no se podían medir con los aparatos, y de los
gruesos solo 106 eran lo bastante grandes para los métodos empleados.
Conclusiones
Nos saltamos
la parte relacionada con la toma de medidas y el cálculo del tamaño del huevo
mediante fórmulas y métodos que son bastante técnicas y pesadas como para ponernos
aquí a explicarlas, además de mi poco conocimiento en ese tema, y pasamos a los
resultados y conclusiones que se pueden sacar de ello:
Para
empezar, se obtiene un tamaño de huevo de unos 12 cm de anchura y 17.8 de
longitud, que son tamaños más pequeños que los que se obtuvieron en los
estudios anteriores, y una masa media de 1.4 kg, que es un valor bastante menor
que el obtenido en otros estudios, posiblemente producido al ser calculadas con
tamaños de huevo diferentes.
Si los
comparamos con otros tamaños de huevo podemos ver que, respecto a las grandes
aves (ñandú, casuario) conocidas poseen un mayor tamaño.
Respecto
a los huevos fósiles, es de los más grandes conocidos, siendo superado por Aepyomis y los más grandes de Dinornithiform.
Como
conclusión global respecto a tamaño y masa podemos decir que el huevo de
avestruz es el que más se le parece, aunque es algo menor.
¿De quién es este huevo?
Pero el
artículo no acaba aquí, ya que también, mediante otros estudios realizados sin
relación a los fragmentos de huevo, se asocian estos huevos con Gastornis.
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