lunes, 6 de mayo de 2019

¡Hasta la vista, paleobotanista!


Bienvenidos una vez más a una nueva entrada de este blog, la que será, lamentablemente, la última que yo vaya a escribir aquí.

Para empezar este final, voy a comentar la unión de las tres entradas, que posiblemente sea bastante complicado encontrarla: la paleobotánica. Me incliné por la vida vegetal ya que siempre se relaciona paleontología con animales y hay que parar. Aunque las plantas no tengan sentimientos, ellas también merecen ser reconocidas.

El mayor problema que me he encontrado ha sido quizá la falta de diversidad de artículos donde buscar, ya que aunque sí es cierto que no faltaban, muchas veces iba descartando hasta quedarme con ninguno (olvidemos ya encontrarlos en castellano). Otro punto en mi contra fue el enterarme  cuando estaba haciendo la última entrada de lo del convenio que tenemos con diversas revistas por ser estudiantes de la UCM. (No os imagináis la cantidad de artículos que me llamaron la atención y dejé pasar por no poder –saber- acceder a ellos)

En mi primera entrada, Un bosque… ¿fósil?, hablé sobre un conjunto de maderas fósiles que se pueden encontrar en Ocú, un pueblecito de Panamá. Me llamó bastante la atención al ver las imágenes de cómo usaban estas maderas para la decoración, tanto en fachadas como simulando estatuas. Además, nunca se me habría ocurrido que se podían conservar esos grandes fragmentos de árboles durante millones y millones de años; por lo que me pareció una buena primera entrada.






La segunda entrada fue Vista atrás a la vegetación mediterránea, donde descubrí la palinología (como se explica en ella, el estudio de polen y esporas). Podemos leer cómo a principios del Holoceno la mayoría de especies eran angiospermas y cómo se va extendiendo el género Quercus a medida que aumenta la aridez.




Finalmente, como última entrada traje Nuevo fósil de hoja del Cretácico superior. A decir verdad, busqué un artículo que hablara de fósiles de hoja adrede ya que me apetecía ver las distintas imágenes de los dichos fósiles, porque desde mi parte más subjetiva, me parece increíble que se pueda conservar tan bien una estructura tan “frágil”. Todavía me gustó más cuando vi que el fósil se trataba de una nueva especie y contaban cómo y por qué la habían llamado Mascogohyllum elizondoa. Además, me gustan mucho las flores y puse muchas fotos según iba redactando ❤️ . Por lo que esta última entrada la disfruté en particular.





Ya por último dar muchas gracias a todos y todas que me habéis leído. Espero que hayáis aprendido un poquito así como yo también lo he hecho, y que os hayáis hecho más amigos de las plantas, que son muy majas
Y ahora sí que sí, llegó la despedida, y en contra de nuestra voluntad, hay que decir adiós.


PD: botanista lo recoge la rae, a mí también me chirría

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