"Tenga cuidado con las cosas
pequeñas su ausencia o presencia pueden cambiarlo todo"
Han
Shan
Durante estos meses hemos
recorrido parte de los océanos del Mesozoico y el Cenozoico acompañando a unos
microorganismos marinos llamados cocolitóforos. En esta nueva entrega del blog nos
sumergiremos de nuevo en el mar, recopilando todas las cosas que hemos podido
aprender de ellos leyendo varios artículos sobre este tema. Así que de nuevo os
invito a poneros las gafas y daros un chapuzón con nosotros.
Poneros las gafas que nuestra aventura por los mares del pasado comienza! |
Un verdadero descubrimiento
Adentrándome en la búsqueda de un
tema interesante y que se saliese un poco del topicazo de los dinosaurios, descubrí
a los pequeños cocolitóforos. Algo totalmente desconocido para mí, y que captó
mi atención de inmediato por saber que eran. A partir de tres entradas en el blog
podría seguirles la pista por los diferentes artículos que se habían escrito
este año de ellos. Dándoles de esta forma la oportunidad de darles a conocer a
quien no supiera de su existencia.
Figura 1. Ejemplar de un cocolitóforo de la especie Emiliana huxleyi por microscopio de barrido |
En las tres entradas hemos tocado
tres temas diferentes, descubriendo a medida que pasaba el tiempo algo nuevo de
ellos, en la primera entrada, Pequeños fósiles supervivientes, en la recorrimos las aguas de las costas de Japón
para hacer una toma de contacto con estos organismos, y allí pudisteis
descubrir como aún siendo tan pequeños, estos amiguetes fueron testigos y
supervivientes de la temida extinción masiva del Cretácico-Paleógeno. En Navegando entre Cocolitóforos, nos
sumergimos en las aguas del Cretácico, por los océanos Índico y Pacífico, para
descubrir algunos de sus hobbies, era eutrofizar las aguas y provocar cambios
en las condiciones del agua, lo que resultaba interesante ya que de este modo
se podía hacer una reconstrucción paleo ocenografía de estos lares. Por último,
en Cuestión de tamaño nos
cuestionamos resolver la incógnita de por qué las placas de estos organismos
podían cambiar de tamaño, a partir de un análisis biométrico de diferentes
especies, dando por conclusión la importancia del tamaño.
De este modo comenzábamos el
viaje submarino por el apasionante mundo de la micropaleontología y de las
cosas pequeñas!
Micropaleontología: pasión por lo
pequeño
No podríamos haber sabido nada de
estos organismos sin la micropaleontología, que como su propio nombre indica en
latín, es la ciencia que estudia los fósiles de tamaño muy pequeño (en su
mayoría microscópico). Los fósiles que se estudian suelen ser organismos
unicelulares procariotas (como las bacterias o las cianobacterias). Pero el
estudio no pone límites y el origen de estos fósiles puede ser tanto continental,
como es el caso de los pólenes y las esporas o como marino como es nuestro caso.
Video 1. Podreis ver la genial admiración de esta chica al contarnos que con los restos de estos microfósiles, podemos pintar en las pizarras.
Su método de estudio, es igual de
paciente que el que se realiza en Somosaguas, donde con brocha, cojín y capazo
se van extrayendo los fósiles para su posterior estudio. En nuestro caso,
tenemos un poco más de suerte y podemos estudiarlos de dos maneras diferentes.
En primer lugar se puede realizar un estudio levígado, donde se lavan los sedimentos para separar los organismos
de la matriz o bien si tenemos una roca bien consolidada realizar un corte
fresco y a partir de una lámina delgada poder ver su abundancia
relativa.
Ejemplo
de paleontólogo en el yacimiento de Somosaguas. Nunca hay que dejar de
preguntarse que puede haber bajo nuestros pies!
|
La aplicaciones de la
micropaleontología, son enormes, ya que como resalta Eustoquio Molina pueden
ayudar a resolver problemas de sondeos y aplicaciones a la extracción de
recursos energéticos. Pero yo voy a resaltar dos de las aplicaciones relacionadas
con nuestros protagonistas y que hemos visto en las entradas, que son las paleocenografía y la palecología.
Bien hemos visto que siempre que
se hace un estudio de este tipo era necesario conocer el tamaño de las placas que
conforman a estos organismos y su abundancia, y dependiendo de su actual
distribución han demostrado ser unos claros indicadores de las zonas en las que
se encontraban.
- Paleocenografía, la importancia del tamaño en las placas de los cocolitóforos ha resultado ser de gran ayuda para conocer la distribución oceánica a partir del Triásico. Al moverse por la superficie del agua, las acumulación de sus placas resulta son muy útiles para reconstruir como fueron los océanos durante el Mesozoico y el Cenozoico.
-
Dentro de la palecología también juegan un papel muy significativo, ya que como vimos en la primera entrada, al estar formados por carbonato cálcico son capaces de absorber CO2 de la atmósfera, lo que proporciona información sobre posibles cambios climáticos. En resumen, que son unos grandes indicadores de la productividad, temperatura y condiciones del agua.
Mirando fuera del
agua
Las pequeñas cosas pueden llegar hacer cosas grandes y estos acantilados con un ejemplo de ello! |
Si sacamos la cabeza fuera del agua podemos ver que estos
organismos, no son sólo fósiles que nos guían a reconstruir la historia, sino
que también son un claro ejemplo de hacer grandes cosas. Si viajamos hasta
Dover, en Inglaterra, podremos ver sus fantásticos acantilados blancos, que a
diferencia de muchos otros, están formados por los cocolitóforos; por la
acumulación de millones y millones de placas a lo largo de millones de años, ¡Algo
realmente emocionante!
Para despedirme os invito a escuchar esta canción de Eric Johnson que lleva el nombre de estos acantilados. GEOLOGY ROCKS!
Otras menciones especiales sobre estos organismos:
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