Como si de una partida al juego de la oca se tratase, hemos
llegado al final del tablero. Nuestro recorrido ha finalizado, pero siempre
acompañados por nuestros grandes amiguitos: las tortugas, las serpientes, los
cocodrilos y nuestros más recientes protagonistas, los dinocéfalos.
Empezamos la partida…
En la primera tirada del dado tuvimos la suerte de poder
viajar hasta distintos rincones de nuestro planeta (Canadá, Inglaterra, Estados
Unidos y España). En ellos se descubrieron diversos fragmentos de caparazones
de tortuga (figura 1) que nos llevaron a plantearnos cuál era realmente el hábitat en el
que vivían y se desarrollaban.
Figura 1. Porque las tortugas también pueden ser una gochas. |
Figura 2. Ésta sí es una serpiente con clase. |
En la tercera tirada, caímos cerca de casa, concretamente al
sur del Pirineo Catalán, en donde la
clave de esta investigación fueron unas huellas de cocodrilos (figura 3) que dieron lugar
a una nueva ampliación del registro fósil, pero en menor grado, con 15 MA más
de antigüedad.
Figura 3. Un cocodrilo y su cría. |
Finalmente, en nuestro último turno, nos desplazamos a nada
más y nada menos que a Sudáfrica. Esta vez, el elenco estuvo formado
enteramente por cráneos parciales de dinocéfalos (figura 4), cuyo registro fósil también
sufrió una extensión, siendo un poquito más cercano a nosotros.
Figura 4. “Éste no es mi
ambiente pero… se está de maravilla”
Titanosuchus ferox
disfrutando de un día de playa.
|
Lo sé, ha sido una partida breve, pero entenderlo, ¡somos
muchos!
¿Qué tienen en común los participantes de
este paleojuego?
Pues bien, como habéis podido deducir, el tema principal que
he tratado de desarrollar son los amniotas y los diferentes caminos que han
decidido tomar sus integrantes a medida que evolucionaban.
Como podéis ver en la siguiente imagen (figura 5), hay dos bifurcaciones
claramente marcadas, por un lado la clase Reptilia y por otro la clase Sinapsida. He de confesar que durante la realización de la presente entrada me
han surgido dudas sobre si catalogar a los sinápsidos dentro de lo que comúnmente conocemos como
réptiles ya que, al fin y al cabo, son muchos los autores que se refieren a
ellos como reptiles mamiferoides. Por ello, emplearé el termino reptiliomorfos al englobar a las dos clases anteriormente
mencionadas.
Figura 5. Cladograma de los amniotas. Fuente: Tree of Life web project |
Pero… Alguna diferencia tendrán que tener
¿No?
Por supuesto, a lo largo de las entradas he plasmado ciertas
características que hacen únicos a nuestros protagonistas. Desde la presencia
de un caparazón, pasando por las particulares formas de desplazamiento, hasta
las destacables morfologías de las extremidades, finalizando con el desarrollo
de la masticación.
Pero sin duda, creo que la característica más importante
está en la forma y componentes del cráneo (figura 6), que da lugar a los tres
grandes linajes de amniotas que hoy en día conocemos.
Para refrescaron un poco la memoria…
- Anápsido. Cráneo caracterizado por no presentar fosas temporales en su bóveda.
- Sinápsido. Cráneo caracterizado por la presencia de una fosa o fenestra temporal anterior.
- Diápsido. Cráneo caracterizado por el desarrollo de dos fosas temporales en la región inferior del postorbital.
- Euriápsido. Cráneo caracterizado por tener una única fosa temporal sobre el hueso postorbital.
Figura 6. Tipos de cráneos desarrollados por los amniotas |
Es gracias a esta característica que se ha podido llevar a
cabo la filogenia de los amniotas. El origen de los saurópsidos tuvo lugar durante el Carbonífero, a partir de “el desarrollo de un tipo de huevo (encerrado en un cascarón
protector) que les permitió crecer en un medio terrestre” (Fontanillas et al., 2000), desarrollando por el
camino la respiración pulmonar y una reproducción sexual independiente del
agua.
Sin embargo, los sinápsidos, más antiguos que los saurópsidos,
siguieron un camino muy distinto a los anteriores, ya “que fueron evolucionando progresivamente
hasta desaparecer en el Triásico dando lugar a los actuales Mamíferos” (Fontanillas
et al., 2000). A pesar de ello,
comparten las mismas características que las mencionadas para los saurópsidos (a
excepción de tipo de cráneo, claro está).
¿Son necesarios los grandes fósiles?
Como ya se ha demostrado, para llevar a cabo un estudio
paleontológico no es necesario que las muestras tengan un gran tamaño ni que
sean abundantes, ya que son innumerables las ocasiones en las que un pequeño
fragmento ha abierto las puertas a nuevos descubrimientos y grandes investigaciones.
Al fin y al cabo… Fragmentos dentales imperfectos, cráneos parciales y partes
de caparazones son las que han permitido la construcción de esta entrada.
Por otro lado, no solo de restos fósiles vive la
paleontología, y el hecho de poder recurrir a otros medios (figura 7), como la resina o
los microfósiles (no perceptibles por el ojo humano, y por tanto, no
analizables a simple vista), permiten un mayor desarrollo del registro fósil y
una mejora en el ámbito de variedad de estudios. Por ello, la presencia de icnofósiles,
como las huellas, son una carta más que añadir a nuestra mano.
Figura 7. De izq. a der. Huellas fósiles, microfósil, resina y resto fósil |
Paleo…
¿Qué? ¿Y eso qué es?
Son muchas las personas que desconocen qué es la
paleontología o qué utilidades tiene. Por suerte, cada vez son más los que, en
parte gracias al mundo digital como son las películas (Véase Parque Jurásico),
conocen este gran mundillo.
Figura 8. Un bardo irlandés del medievo |
Sin embargo, es un poco “triste” que se piense que los
dinosaurios son los grandes protagonistas de esta gran ciencia, cuando tiene
infinidades de campos que podrían fascinar a todo el mundo, como hemos ido demostrado
nosotros a lo largo de estos meses.
Por ello, una de mis ideas principales era mostrar que el
mundo de los reptiliomorfos (Figura 8), y su gran registro fósil, es más grande de lo que
la gente se puede imaginar, y que abarca mucho más que solo los dinosaurios
(Ojo, no lo estoy menospreciando, ya que entiendo y sin duda comparto la fascinación que tienen
la mayoría de las personas hacia ellos).
Disciplinas que la
componen:
En las entradas se han tratado diferentes especialidades
de la paleontología que nos han permitido analizar y conocer mejor las
distintas cualidades de algunos de los amniotas.
Paleoecología. El
estudio del medio ambiente y de los distintos ecosistemas desarrollados a lo
largo del tiempo tiene una gran utilidad a la hora de conocer qué hábitats han
ocupados los individuos sometidos a estudio. Gracias a ello, hoy en día sabemos
que muchos de los géneros de tortugas, tanto actuales como ya extintos, tienen
y tuvieron grandes preferencias por los medios terrestres.
Además, gracias a ella y a
personas como Linneo o Darwin, que dedicaron su vida a las ciencias y que
desarrollaron esta disciplina, no solo sabemos de dónde vienen estos bichillos,
sino que conocemos nuestro propio origen.
Paleobiogeografía.
Al principio de esta entrada he ido recopilando los distintos lugares donde se
habían encontrado las muestras de cada estudio, pues bien, en algunos de ellos
los autores decidieron recurrir a la paleobiogeografía para conocer el desarrollo y los caminos
tomados por los individuos de la investigación.
La ventaja de saber cómo era
la configuración de las placas tectónicas y la distribución de los distintos
continentes permite, como ocurre con la
paleoecología, conocer más a fondo cuáles eran los ambientes de disfrute de las
distintas especies, dando la posibilidad de incluso plantear hipótesis
evolutivas.
Paleoicnología. El
uso de ciertas estructuras fruto de la actividad de los organismos en muchas
ocasiones permite obtener información sobre los individuos, su vida y su
desarrollo.
Considero esta disciplina como
una de las más interesantes ya que, como dejé claro en la tercera entrada, me parece
que lograr encontrar la ficha del dominó a partir de lo que a simple vista
dirías “Pero… ¿Esto es algo?” es digno de destacar. Toda disciplina tiene su dificultad,
pero la complejidad de paleoicnología va
más allá, porque por desgracia en ciertas ocasiones y debido a la falta o poco
desarrollo del registro fósil, no es posible la asignación de la pista a un
género, y ni mucho menos a una especie.
Bioestratigrafía.
Esta ultima disciplina en mi opinión es, en cierto modo, distinta a las demás
ya que el factor principal del que depende son los estratos y su contenido
fosilífero. Por ello, gracias a la presencia, o no, de determinados fósiles
podemos realizar correlaciones, a pequeña o gran escala, dándonos la
posibilidad de datar las rocas, algo muy importante en la profesión del
geólogo.
Una de las cosas que más me llama la atención es la gran
relación que tiene una disciplina con otra, es decir, en la mayoría de los
estudios es necesario realizar un recorrido por algunas de ellas, investigando,
realizando experimentos, enlazándolas unas con otras y adquiriendo suficiente
información como para llegar un día y… BINGO, dar con la respuesta deseada.
Para finalizar…
Las cartas están echadas, nuestro gran segundo año se
acaba y nuestra presencia por estos lares está a punto de acabar (o eso espero
jajaja).
Me gustaría acabar diciendo que ha sido una experiencia muy
agradable y a la vez divertida, y que a pesar del estrés que nos haya podido
causar cuando nos pillaba el toro con la fecha de subida de las entradas, he
disfrutado mucho haciéndolas.
Ps. Si alguna vez tenéis la gran suerte de pasar unos
días en Londres, por favor, no dudéis en visitar el Museo de Historia Natural,
es una auténtica maravilla. Eso sí, tenéis que ir concienciados de que, para
poder ver el museo entero, necesitareis todo un día, os lo digo por experiencia
:P
Después de esta gran partida toca despedirse…
"Caballeros, ha sido un placer estar con
vosotros esta noche"
Publicidad... (Figura 9)
He aquí el nuevo
juego de mesa que va a triunfar en los próximos años… ¡el Paleopoly!
¡Nuevas reglas, nuevas figuras, y muchas cosas más!
Figura 9. Paleopoly 2015. |
Ps2. Quiero darle las gracias a Raúl Pradana por su ayuda y
contribución en la creación de este nuevo "juego" :)
Bibliografía.
- J. C . Fontanillas Pérez, C . García Artiga y I. de Gaspar Simón. 2000. Los reptiles: biología, comportamiento y patología. S.A. MUNDI-PRENSA LIBROS. 160 pp.
1 comentario:
A ver, un poco de corrección al hablar... Los sinápsidos no desaparecieron al dar lugar a los mamíferos... porque los mamíferos SON sinápsidos.
Y "reptiles mamiferoides" es una terminología tan arcaica y errónea para referirse a los sinápsidos (incluso a los basales) que deberíamos esforzarnos por abandonarla. Los reptiles son uno de los dos grandes grupos de amniotas; el otro son los sinápsidos, que por tanto no son reptiles (porque ya los son los otros). Por eso existe el grupo Amniota (que sería sinónimo de tu "reptiliomorfos"). Eso no tiene nada que ver con el aspecto reptiloide que probablemente tuvieran los sinápsidos basales, el cual debería entenderse como una característica primitiva y sin valor sistemático.
Una vez dicho esto... debo decir que por el departamento ya me están pidiendo copias del PALEOPOLY... una sugerencia sería llamarlo PALAEOPOLY, que queda más elegante, jajajajaja.
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