viernes, 12 de junio de 2015

Los Amantes (de la ciencia) del Círculo Polar

El 14 de Diciembre de 1911, el explorador noruego Roald Amundsen alcanzó por primera vez el Polo Sur de la Tierra, el punto más austral de la superficie del planeta, tras más de un año de durísima expedición.
Figura 1: Amundsen y su equipo tras clavar la bandera noruega que les acreditaba como los primeros en llegar al  Polo Sur. 

 Tan solo unas pocas semanas después, el 17 de Enero de 1912 lo hizo el grupo de exploradores ingleses liderado por el Oficial Robert F. Scott, que habían comenzado su expedición prácticamente al mismo tiempo que los noruegos, y que no consiguieron volver a Europa, y no por la vergüenza de haber llegado segundos – aunque algo de eso puede haber en la pérdida de moral del grupo, ya que en el diario de Scott, éste escribió «Lo peor ha sucedido». «Todos los sueños del día se han evaporado». «Dios mío, este lugar es horrible» - sino por las duras condiciones y la mala planificación del viaje, que les llevó a morir congelados.  

Figura 2: Scott y su equipo. Un posible miembro de la expedición de Scott. 

La historia de la carrera por la conquista del Polo Sur ha sido siempre un tema tan jugoso que hasta Mecano, en un arrebato pedagógico, les dedicó una canción, que no tiene desperdicio.

 Desde este momento, la Antártida pareció volverse más accesible y se sucedieron las expediciones, tanto por mar como por aire para descubrir un poco más este desconocido continente, pero no fue hasta la firma del Tratado Antártico, en 1959, cuando empezaron a establecerse las numerosas bases científicas que trabajan en el continente.
En la actualidad existen 40 bases permanentes  a las que se suman 10 más durante el verano. Científicos de más de 20 naciones realizan sus investigaciones en la Antártida durante el invierno, pero además, con la llegada del verano austral, la población del continente se multiplica por diez, con más de 10.000 personas  habitando las distintas bases, que ni en Benidorm.  
Figura 3: Mapa del continente antártico, con la distribución de las bases y el hipotético reparto territorial firmado en el Tratado Antártico.

Las investigaciones cubren todo el espectro científico; desde el experimento de astrofísica de partículas del Observatorio de Neutrinos IceCube , pasando por los estudios sobre la fauna marina del continente llevada a cabo por equipos de investigación españoles desde la Base Antártica Juan Carlos I, hasta los numerosos estudios paleontológicos, paleoecológicos, geológicos y geofísicos llevados a cabo a lo largo de tantos años por distintos grupos de investigación.
Figura 4: Base Antártica Española Juan Carlos I, en la Isla Livingston. 
Figura 5: IceCube, en la Estación Amudsen-Scott, perteneciente a EEUU. 

La Importancia de la Antártida en el Desarrollo Científico
1.       es el lugar del planeta donde existe la mayor acumulación de agua potable del mundo (Fricker et al., 2007; Haddeland et al., 2011), en forma de capa de hielo de unos 2500 m, habiéndose registrados espesores máximos de 4800m. 
Figura 6: Iceberg en la bahía Almirantazgo, cerca de la Isla Livingstone (via ElPaís.com)

2.       Mediantes distintos métodos tanto geofísicos (Kylem et al., 1990) como paleontológicos (Poblet et al., 1997) se ha llegado a la conclusión de que es más que probable que existan importantes depósitos de metales pesados (oro, cobre, plata, cinc, níquel, vanadio, platino, uranio… De hecho, hace poco se publicó una noticia en varios medios en la que se hablaba sobre las “misteriosas” “BloodFalls” (Mickucki et al., 2015),  un flujo de óxido de hierro que emanaba de la lengua del glaciar Taylor en la zona de McMurdo, al este del continente, causado por la acción aerobia de algunas microbacterias. 
Figura 7: Blood Falls en McMurdo Dry Valley (Foto: Peter Rejcek/National Science Foundation)

3.       En cuanto a factores paleoecológicos y paleogeográficos, al ser un continente prácticamente virgen y sin explotar, cualquier tipo de investigación que se lleve a cabo en estos ámbitos nos muestran el terreno como estaba hace 300 millones de años, cuando apareció Pangea, o hace 66 millones de años, en la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno. En torno al desarrollo y estudio de estas hipótesis están basados los artículos científicos en los que he basado mis post a lo largo de la asignatura, centrándome en descubrimientos fosilíferos en la Península Antártida, más exactamente en la Isla Seymour,  hablando primero sobre fósiles de ungulados de gran tamaño (Gelfo et al., 2015), posteriormente sobre ammonites (Witts et al., 2015) que podrían determinar la llegada de la extinción de C-Pg a este lugar y por último de distintas y raras especies de briozoos encontradas en el polo (Hara, 2015), pero también encontradas en zonas tropicales. Por tanto, todos se centraban en la idea de que la  Antártida que hoy conocemos se encontró previamente en una zona tropical y tuvo un clima concordante con su posición latitudinal. 






4.       Al encontrarse este continente en uno de los polos del planeta, es esencial la presencia de ciertos experimentos en la Antártida puesto que las características del campo magnético terrestre son únicas en este lugar. Existen varios ejemplos, quizás el más ambicioso sea el IceCube americano citado anteriormente.
5.       Es un importante indicador de las variaciones climáticas a nivel mundial. De hecho, actualmente existen distintas bases meteorológicas con el cambio climático como cambio investigación principal, controlando la variación de los niveles del mar en la zona y el ritmo de deshielo de los glaciares.
6.    Incluso algunas zonas del continente son utilizadas por la NASA como "simulador" de cómo tendrían que actuar los astronautas en una hipotética expedición a Marte, ya que se supone que son ambientes muy similares. 
7.       Por último, y no menos importante para nosotros por estar vivos (aunque un poco sí), existe una sorprendentemente amplia diversidad de especies, sobre todo animales.

Los humanos, por una vez en la historia, hemos conseguido dejar de lado las ambiciones políticas para poder repartir este continente y utilizarlo no como una fuente de recursos, riqueza ni como territorio estratégico sino como un gran laboratorio dedicado a la ciencia y la cooperación y una zona pacífica y libre de armamento. Hemos podido ponernos de acuerdo y disfrutar de una de las escasísimas zonas aún casi vírgenes del planeta y utilizarla como una plataforma para la ampliación de nuestro conocimiento, para la investigación científica en todas las áreas posibles y para el estudio de nuestro planeta, sirviendo además como una de las principales banderas rojas que nos avisan de lo que la contaminación y el maltrato de los ecosistemas globales  puede acabar por hacer en el resto de continentes de la Tierra. Por todas estas razones, la Antártida, una plataforma de hielo que podría parecer tan insignificante,  es esencial  en el desarrollo de la raza humana, tanto científica como socialmente.

Otros enlaces de interés...
  • Pequeña explicación del fenómeno de las Blood Falls, del blog "I F****ing Love Science". 
  • Interesante documental sobre la carrera hasta el Polo Sur entre Amudsen y Scott y todas las dificultades y rivalidades con las que tuvieron que lidiar. (En TVE)
  • Galería de fotos "Los Secretos de la Antártida" 
  • Todas las frases en azul están dirigidas a distintos articulos, noticias y post citadas o relacionadas con lo explicado en este post. 
  • Siento lo de la canción de Mecano, de verdad. No volverá a ocurrir. 
Bibliografía

FRICKER, H.A., SCAMBOS, T., BINDSCHADLER, R. AND PADMAN, L. 2007. An active subglacial water system in West Anctartica mapped from space. Science, vol . 315 no. 5818 pp. 1544-1548.

GELFO, J.N., MÖHRS, T. LORENTE, M., LÓPEZ, G.M., REGUERO, M. 2015. The oldest mammals from Antarctica, early Eocene of the La Meseta Formation, Seymour Island. Palaeontology, 58: 101-110, doi: 10.1111/pala.12121. 

HARA, U. 2015. Bryozoan internal moulds from the La Meseta Formatios (Eocene) of Seymour Island, Anctartic Peninsula. Polish Polar Research, vol. 36, no.1, pp. 25-49.

HADDELAND, I., CLARK, D.B., FRANSSEN, W., FULCO, L., Voß, F. ARNELL, N.W., BERTRAND, N., BEST, M., FOLWELL, S., GERTEN, D., GOMES, S., GOSLING, S.N., HAGEMANN, S., HANASAKI, N., HARDING, R., HEINKE, J., KABAT, P., KOIRALA, S., OKI, T., POLCHER, J., STACKE, T., VITERBO, P., WEEDON, G.P., YEH, P. 2011. Multimodel Estimate of the Global Terrestrial Water Balance: Setup and First Results. J. Hydrometeor, 12, 869–884.

KYLEM P.K., MEEKER, K. YY FINNEGAN, D., 1990. Emission rates of sulfur dioxide trace gases and metal from Mount Erebus, Anctartica. Geophysical Research Letters, vol 17; 2125-2128. 

MICKUCKI, J.A., AUKEN, E. TULACZYK, S., VIRGINIA, R.A., SCHAMPER, C., SORENSEN, K.L., DORAN, P.T., DUGAN, H. Y FOLEY, N. 2015. Deep groundwater and potential subsurface habitats beneath an anctartic dry valley. Nature Communications. 

POBELT, A., ANDRADE, S., SCAGLIDA, M., CURTOSI, A., PUCCI, A. Y MARCOVECCHIO, J. 1997. The use os epilithis anctartic lichens (Usnea auratracoatra and Usnea antartica) to determine deposition patterns of heavy metal in the Shetland Islands, Anctartica. Science of the Total Environment, vol 207; 187-194.

WITTS J.D., BOWMAN, V.C, WIGNALL, P.B., CRAME, J.A., FRANCIS, J.E., NEWTON, R.J., 2015. Evolution and extinction of Masstrichtian (Late Cretaceous) cephalopods from the López de Bertodano Formation, Seymour Island, Anctartica. Palaeo, 418: 193-212. 

1 comentario:

Manuel Hernández Fernández dijo...

Que conste que no me ha gustado nada ese tono irreverente que puede apreciarse entre líneas al hablar de esa maravillosa canción de Mecano...