jueves, 11 de junio de 2015

Queridos Dinomaníacos. Bienvenidos a Cretaceous Park




El encuentro de un niño con los viejos gigantes


Ya han más de 17 años desde que vi por primera vez Jurassic Park junto con mi padre en uno de esos anticuados reproductores de VHS que por aquel entonces eran la última tecnología en España. Aún recuerdo el momento en el que mi madre le dijo a mi padre que no viera esa película por si tuviese pesadillas durante esa semana. Quién iba a imaginar que en mi tierna memoria infantil se me presentaría un mundo repleto de grandísimas criaturas prehistóricas parecidas a dragones, solo que con la certeza de saber que en algún momento del pasado caminaron por la faz de la Tierra. 

Desde ese momento, mi fascinación por estos animales fue in crescendo, devorando cientos de libros con cierto nivel divulgativo, películas, series y documentales. Con el paso de los años, me di cuenta de que los dinosaurios tan solo eran una pieza más del gran mosaico de formas de vida que alguna vez habitaron la Tierra, de manera que también se volcó mi interés sobre los mamíferos prehistóricos del Cenozoico, los gigantescos artrópodos del Paleozoico y cuánto ser viviente que el hombre moderno no haya visto nunca con vida. Había descubierto la paleontología.



Ya me hubiera gustado subir a un dinosaurio cuando era niño

¡Hay que darlo todo! 


Todas estas ansias de conocimiento me llevaron a la conclusión de que la paleontología era algo más,  es una herramienta importante para visualizar un mundo pretérito que, aun siendo tan distinto al nuestro, también se parecía al actual y de hecho, me permitía imaginar un mundo futuro (todo ello basado en hechos científicos). De manera que, cuando empezamos este nuevo curso en la facultad y me enteré de que una de las actividades evaluables consistía en la realización de entradas de índole paleontológica en un blog, me surgieron una lluvia de ideas colosal.

Sin embargo ya sabía con qué tema me gustaría empezar mi primera toma de contacto con la paleontología en mi vida académica; y como los dinosaurios Tyrannosaurus, Triceratops, Diplodocus y Stegosaurus estaban demasiado vistos, decidí buscar los grupos de dinosaurios menos conocidos, mostrar los tipos de restos fósiles que suelen estar asociados a los descubrimientos de estos seres y las conclusiones a las cuales habían llegado los paleontólogos a la hora de describir nuevos taxones en este año 2015 . De esta manera surgieron las entradas: 1ª Ovirraptorosaurios en Norteamérica:Aquellos olvidados o el renacer de una familia, 2ª Icnitas de dinosaurios en China: un paseo por la morada de los dragones y 3ª Restos de un abelisaúrido en Argentina. Llega uno más a la familia.


¿Y por qué te decidiste por estos trabajos?


Dejando de lado estos títulos tan “literarios”; me gustaría exponeros las razones por las cuales decidí presentar estos trabajos. Para empezar, los grandes parajes de Canadá, China y Argentina no fueron seleccionados al azar; todos estos países se encuentran en la vanguardia de fósiles de dinosaurios bien sea por su importancia en la historia paleontológica (En Canadá se descubrieron una gran parte de los dinosaurios que son conocidos popularmente), los yacimientos excepcionales a nivel de conservación y concentración fosilífera (La biota de Jehol en China nos ha aportado un ecosistema completo en el cual eran dominantes los “dinosaurios emplumados”) y los lugares que actualmente están batiendo records (En la Patagonia argentina se descubren dinosaurios que eclipsan en tamaño a otros dinosaurios en otras partes del mundo). 


La razón por la cual escogí los descubrimientos relacionados con dinosaurios terópodos del Cretácico es bastante sencilla, los terópodos son el grupo taxonómico de dinosaurios más abundante tanto en el registro fósil como en la zoología actual (debo recordar que las aves son en realidad dinosaurios terópodos especializados en el vuelo y que se han descrito más de 4.000 taxones) y el periodo Cretácico es el periodo geológico que más especies de dinosaurios ha aportado al registro fósil del Mesozoico. Ante este gran repertorio, decidí elegir los grupos de dinosaurios menos conocidos, que no por ello representativos en su tiempo, como son los ovirraptorosaurios y los abelisáuridos o los icnogéneros que posee una tratamiento distinto a los de los  grupos taxonómicos con los que estamos familiarizados (lo que se conoce como parataxonomía). 


Los tipos de restos fósiles también tienen su importancia porque gran parte de la labor paleontológica que se lleva a cabo consiste en el análisis de restos muy fragmentarios  (como son las garras, partes de las mandíbulas, húmeros fémures y vértebras) o de las pistas de la actividad que dejaron los dinosaurios en algún momento del tiempo (como son los rastros de icnitas). Es a partir de estos restos con los cuales los paleontólogos pueden reconstruir la apariencia aproximada del animal, el papel que desempeñaba en el ecosistema e incluso puede redefinir hechos que se tenían por indiscutibles en la comunidad científica (por ejemplo la nueva distribución que tendrían los ovirraptorosaurios en la Norteamérica del Campaniense, la esperanza de encontrar una nueva especie de téropodo en China a partir de un nuevo icnotaxón o el descubrimiento de una nueva especie de abelisáurido que podría relacionar los géneros que habitaban la Argentina del Cretácico Superior con los géneros enigmáticos de la región Indo-malgache de ese mismo periodo).

Reflexión paleo-filosófica


Ahora que más o menos he realizado un poco de autospoiler, me gustaría concluir con una observación que ya mencione en la anterior entrada: <<Cada año se descubren de media unos 40 géneros nuevos de dinosauros>>. Este hecho quiere demostrar que a pesar de que en 1822 el excéntrico naturalista William Buckland describió la primera especie de dinosaurio (Megalosaurus) y que en 1842 el Dr. Richard Owen bautizase este grupo de reptiles prehistóricos como Dinosauria con solo tres géneros descritos (Megalosaurus, Iguanodon e Hylaeosaurus), lo cierto es que cada año los paleontólogos encuentran nuevas especies, redescriben otras (como es el caso de Brontosaurus) y desechan viejas teorías establecidas ante las nuevas evidencias (como fue durante “el renacimiento de los dinosaurios” en la década de los 80, una reforma del pensamiento científico que cambió radicalmente la visión de los dinosaurios; desde reptiles gigantescos, lentos, estúpidos y casi desechos de la evolución a seres de gran complejidad a nivel filogenético, eficientes en su entorno y comportamiento muy desarrollado).


La paleontología se encuentra en constante cambio y es la ciencia que nos permite reconstruir la historia de la vida en la Tierra, que se puede definir como un libro perdido en la antigüedad, que ha sido despedazado en miles y miles de trozos que por sí solos no representan mucha cosa, pero si logramos unir todos los trozos en un orden concreto, tendremos a nuestra disposición un libro que nos cuenta lo pasado, lo que es ahora y nos da pistas de lo que podrían darse en el futuro.


A todos los lectores, muchísimas gracias y recordad que si alguna vez habéis comido pollo, os habéis comido un dinosaurio, que si alguna vez se ha cagado una paloma sobre el capó del coche, se ha cagado un dinosaurio y que si alguna vez tuvisteis un pato de mascota (como tuvo un servidor), tuvisteis un dinosaurio de mascota.

¡Este fin de curso nos veremos en la cena del dinosaurio!

Nochevieja de 1853. Sir Richard Owen despide el año en junto con la alta clase victoriana en el interior del iguanodonte que se exhibe en el Crystal Palace de Londres


Un último regalo del baúl espacio-temporal de DinoFriki


En ocasiones, los dinosaurios deciden salir del baúl (Algún envidioso dirá que he cogido prestada a la TARDIS del Doctor Who)


La misión que durante meses  ha desempeñado esta sección ha sido aumentar un poco más en los lectores el interés por los dinosaurios, complementado de esta manera los trabajos expuestos. Como colofón final para esta sección, me complace presentaron dos páginas webs especializadas en el “Paleoarte” (Paleoartistry) y documentales de dinosaurios (Primeval Pimetime), en las cuales se hace un recorrido histórico de estos dos medios de divulgación que han sido muy importantes a la hora de acercar al público las interpretaciones científicas del mundo prehistórico.



Y ya que como no podría ser de otra manera os ofrezco dos documentales sobre depredadores prehistóricos y “la carrera armamentística depredador-presa” que se desarrolló evolutivamente durante más de 500 millones en nuestro planeta.


Depredadores prehistóricos: Sangre bajo el agua


Depredadores prehistóricos: Garras y mandíbulas




Por cierto cuando acabemos los finales tenemos que ir a ver Jurassic World (Y ya de paso, sacarle los errores que tendrá y las novedades que supongo que habrá)

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