En nuestra última entrada muchos os embarcasteis conmigo en un mágico viaje hacia el mundo de la Paleocoprología, donde aprendimos como no hace mucho, unos investigadores pudieron describir el ecosistema en Gondwana casi exclusivamente gracias a la información proporcionada por estos icnofósiles tan cuquis. Hoy, continuaremos con nuestra jornada de apreciación a los coprolitos, y lo haremos porque vengo motivado después de toparme con un maravilloso artículo (Study of Possible Hyaena Coprolites from the Lingjing Site, Central China (Wang Wenjuan, Li Zhanyan, Song Guoding & Wu Yan) en donde una vez más nuestros pequeños y redondeados amigos salen al rescate de los bienintencionados investigadores que no saben que hacer, y es que alguien tiene que darle a esta mierda el reconocimiento que se merece, empezamos.
Sigo pensando que esta mierda no sirve para nada... (Investigación)
En esta ocasión, abandonamos las frondosas selvas de Brasil y nos trasladamos a la excavación de Lingjing en la ciudad de Xuchang, perteneciente a la República Popular China, donde un grupo de investigadores chinos de nombre impronunciable estudian, con el fin de conocer más sobre como era el medioambiente en esta zona durante el Paleolítico, los restos fósiles hallados en una localización que ya ha proporcionado material de gran importancia . Entre estos restos de entre 80.000 y 100.000 años de antiguedad, encontramos herramientas de piedra, fragmentos de huesos y evidencias de la presencia de animales, de entre las que destacan, como no, unos maravillosos ejemplares de coprolitos (Li Zhanyang, 2010) en torno a los cuales se centra la investigación, ya que, aunque en este caso constituyen solo una pequeña parte del registro arqueológico, juegan un papel fundamental a la hora de interpretar este yacimiento.
Como en toda excavación el primer paso fué recolectar las muestras, más de 30 coprolitos fueron recolectados en esta zona, de las cuales se seleccionaron 8 para este estudio (Fig.1), que consistió en una observación interna y externa de estos, estudiando factores como su tamaño, color, volumen, textura, inclusiones y estado de preservación y empleando técnicas de microscopía y análisis químico (Jouy-Avantin F, Debenath A, Moigne A-M, et al., 2003), llegando a la conclusión de que estos pertenecían en su gran mayoría a carnívoros de mediano tamaño.
Como en toda excavación el primer paso fué recolectar las muestras, más de 30 coprolitos fueron recolectados en esta zona, de las cuales se seleccionaron 8 para este estudio (Fig.1), que consistió en una observación interna y externa de estos, estudiando factores como su tamaño, color, volumen, textura, inclusiones y estado de preservación y empleando técnicas de microscopía y análisis químico (Jouy-Avantin F, Debenath A, Moigne A-M, et al., 2003), llegando a la conclusión de que estos pertenecían en su gran mayoría a carnívoros de mediano tamaño.
Fig.1 Izquierda: Muestras de coprolitos analizadas Derecha: Coprolitos in situ durante la excavación |
No puedo creer que se gasten el dinero en esto... (Resultados)
Durante el análisis microscópico se observaron restos de diferentes especies de paleoparásitos en los ocho coprolitos, y dado que solo se extrajeron entre 0.1-0.5g de cada muestra para ser analizados, podemos inferir que todas contienen cantidades considerables de parásitos.
En una de las muestras se hallaron ejemplares de Ancylostoma duodenale, que suponen el primer registro de esta especie en el Paleolítico en China (Fig.2), la presencia de este organismo es interesante debido a que es sabido que estos gusanos que afectan principalmente a animales podían tomar a un humano como huesped si este ingiería carne del animal infectado ( Lan Wanli, Zhang Juzhong, Weng Yi, et al., 2011), además, dado que el tamaño de estos en los coprolitos es mucho más pequeño que el que presentan hoy en día (Siendo aproximadamente 7 veces mayor) podemos suponer que esta especie ha sufrido cambios evolutivos en los ultimos 80.000-100.000 años que han derivado en un aumento de su longitud. Además, son organismos característicos de zonas tropicales, y su presencia, junto a otros factores estudiados con anterioridad, aportan evidencias a la hora de definir el clima de esta zona de Asia durante este período temporal.
Tras un estudio detallado, se observó que cinco de las 8 muestras contenían huevos de Trichuris, bastante comunes en carnívoros medianos. Quistes de Giardia, un protozoo que también parasita el tracto digestivo, fueron encontrados en la muestra 5, donde tambien fueron hallados 4 pelos (Fig.3), siendo también los primeros en ser registrados en China durante este periodo temporal, los pelos son estructuras características de los mamíferos (Li HH, Shen YH, Li XM, et al, 2006) , y tras varios estudios comparativos se llegó a la conclusión de que estos pertenecían a un felino, Viverra cf. zibetha. (Hausman L.A., 1920), cuyos restos fósiles han sido hayados en otras zonas de Asia en conjunto con los de Pachycrocuta, un género de hienas extintas, y dado que estas son aficionadas a la carroña, podemos deducir que los coprolitos pertenecían a una hiena de este género que se alimentó de un especimen de Viverra cf. zibetha. vivo o muerto.
En una de las muestras se hallaron ejemplares de Ancylostoma duodenale, que suponen el primer registro de esta especie en el Paleolítico en China (Fig.2), la presencia de este organismo es interesante debido a que es sabido que estos gusanos que afectan principalmente a animales podían tomar a un humano como huesped si este ingiería carne del animal infectado ( Lan Wanli, Zhang Juzhong, Weng Yi, et al., 2011), además, dado que el tamaño de estos en los coprolitos es mucho más pequeño que el que presentan hoy en día (Siendo aproximadamente 7 veces mayor) podemos suponer que esta especie ha sufrido cambios evolutivos en los ultimos 80.000-100.000 años que han derivado en un aumento de su longitud. Además, son organismos característicos de zonas tropicales, y su presencia, junto a otros factores estudiados con anterioridad, aportan evidencias a la hora de definir el clima de esta zona de Asia durante este período temporal.
Fig.2 (1) La imagen superior corresponde a un Ancylostoma duodenale (2) La imagen inferior izquierda es un quiste de Giardia encontrado en la muestra 5 (3) En la inferior central se observan huevos de Trichuris (4) En la inferior derecha vemos quistes de coccidium |
Tras un estudio detallado, se observó que cinco de las 8 muestras contenían huevos de Trichuris, bastante comunes en carnívoros medianos. Quistes de Giardia, un protozoo que también parasita el tracto digestivo, fueron encontrados en la muestra 5, donde tambien fueron hallados 4 pelos (Fig.3), siendo también los primeros en ser registrados en China durante este periodo temporal, los pelos son estructuras características de los mamíferos (Li HH, Shen YH, Li XM, et al, 2006) , y tras varios estudios comparativos se llegó a la conclusión de que estos pertenecían a un felino, Viverra cf. zibetha. (Hausman L.A., 1920), cuyos restos fósiles han sido hayados en otras zonas de Asia en conjunto con los de Pachycrocuta, un género de hienas extintas, y dado que estas son aficionadas a la carroña, podemos deducir que los coprolitos pertenecían a una hiena de este género que se alimentó de un especimen de Viverra cf. zibetha. vivo o muerto.
Fig.3 Restos fósiles de pelos encontrados en la muestra 5
Y es que los coprolitos nos dan mucho a cambio de muy poco... (Conclusiones)
Es recomendable pararse un rato a pensar, que de un campo minado de pequeñas mierdecillas fosilizadas hemos obtenido una información bastante fiable de la dieta de un grupo de hienas de las que antes sabíamos bastante menos, llegando a poder afirmar que se alimentaban de otros felinos, así como identificar que tipos de parásitos las afectaban y podían haber afectado a los humanos de entonces, así como en que ambiente vivían hace más de 100.000 años (o cuando Jordi Hurtado alcanzó la pubertad), lo cual, a priori, no nos puede parecer muy importante, pero en conjunto, dota a la investigación arqueológica que se lleva realizando en este lugar desde hace años de nuevos datos y puntos de vista desde los que plantear nuevas hipótesis, y es que si en la anterior entrada aprendimos como los coprolitos podían dar información muy util de sus productores, en esta hemos descubierto que lo que estos contienen puede aportar información mucho más valiosa.
Bonus Track: ¿Sabías que...
...los coprolitos son, en realidad, un material muy valorado en joyería?
Se emplean mucho más a menudo de lo que creemos debido a las formas únicas que dan una vez son pulidos, mucho más orgánicas y características. Unos pendientes o un collar pueden ser la opción ideal para regalarle a tu pareja si no encuentras la forma de demostrarle cuanto la aprecias con la elegancia de un Paleontólogo.
Referencias
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Hausman L.A. (1920). Structural characteristics of the hair of mammals. American Naturalist, 496-523
Jouy-Avantin F, Debenath A & Moigne A-M (2003) A standardized method for the description and the study of coprolites. Journal of Archaeological Science, 30: 367-372
Lan Wanli, Zhang Juzhong & Weng Yi (2011) . Soil parasites abdominal exploration and practice of archaeological research methods. Archaeology, 11: 87-93
Li HH, Shen YH & Li XM (2006) . Microstructural Comparison on Needle Hairs of 3 Kinds of Viverridae. Life Science Research, 2: 015
Li Zhanyang (2010). Xuchang Lingjing Paleolithic site excavation report of 2006. Archaeology, 1: 006
Jouy-Avantin F, Debenath A & Moigne A-M (2003) A standardized method for the description and the study of coprolites. Journal
of Archaeological Science, 30: 367-372
Wang Wenjuan, Li Zhanyan, Song Guoding & Wu Yan (2015) Study of Possible Hyaena Coprolites from the Lingjing Site, Central China. ACTA ANTHROPOLOGICA SINICA, Volumen 34, Pags 117-125
1 comentario:
Se te ha escapado alguna cursiva...
Además, has alcanzado un punto en el que debes enfrentarte a uno de los dilemas de todo paleontólogo con respecto al formato... En tus pies de figura usas texto en cursiva. Como consecuencia, cuando aparece un nombre de especie (que también va en cursiva) ya no destaca sobre el resto del texto. Sólo hay dos soluciones posibles:
1) Subrayar el nombre de la especie (o incluso quitarle la cursiva... Vade retro Satanás...).
2) Usar un formato normal para todo el texto y mantener la cursiva para las especies.
Por lo demás, muy interesante
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