sábado, 24 de mayo de 2014

NAIA, UNA DE LAS PRIMERAS HABITANTES DEL NUEVO MUNDO.


En la cueva marina Hoyo Negro, en México se han encontrado los restos óseos pertenecientes a una hembra adolescente de finales del Pleistoceno o la última edad de hielo. Ha sido nombrada "Naia" por el equipo de buceo, en honor a la ninfa Náyade de la mitología griega, por ser la guardiana de las aguas dulces. Se estima que tenia entre 15 y 16 años de edad en el momento de su muerte, en base al desarrollo de su esqueleto y de los dientes.

Estos restos tienen importantes implicaciones para nuestra comprensión de los orígenes de las primeras personas en el Hemisferio Occidental y su relación con los nativos americanos contemporáneos


Figura 1: Imagen del cráneo encontrado de Naia, en la cueva Hoyo Negro en la península del Yucatan, México.


En un artículo publicado el 15 de mayo del 2014 en la revista Science, un equipo internacional de investigadores y buzos de cuevas presentaron los resultados de una expedición que descubrió un esqueleto humano temprano americano, casi completo con un cráneo intacto y ADN conservado. Los restos estaban rodeados de una gran variedad de animales extintos a más de 40 metros bajo el nivel del mar. Fueron encontrados en Hoyo Negro, un pozo profundo dentro del sistema de cuevas de Sac Actun, en la península de Yucatán en México.




Figura 2: Mapa de México gracias al cual se puede situar “Hoyo Negro” donde se encontraron los restos óseos de Naia y de los 26 mamíferos


Se logró fechar a los restos gracias a las buenas condiciones de preservación del esqueleto que permitió obtener las muestras necesarias para realizar los análisis.

A parte de los análisis de ADN mitocondrial, hicieron análisis de Carbono 14 y Uranio/Torio para lograr un conocimiento preciso de la antigüedad de Naia. Además de la edad, los resultados de pruebas realizadas en laboratorios de Estados Unidos y Canadá mostraron que se trata de una joven de origen asiático del haplogrupo D (cromosoma materno), identificado con las migraciones que llegaron a este continente desde Siberia.

La edad del esqueleto fue confirmada además por otros análisis realizados en semillas, carbón, guano de murciélago frutero, racimos de calcita y espeleotemas. También se tuvieron en cuenta aspectos de la formación del sitio y la medición de los cambios en el nivel del mar, que durante la edad de hielo era por lo menos 120 metros más bajos que el actual.

Además del esqueleto humano se han descubierto restos de 26 mamíferos correspondientes al Pleistoceno Tardío. El profesor Joaquín Arroyo, es quien está a cargo del análisis de la fauna hallada en el lugar, y señaló que junto a la Ninfa del Agua fueron encontrados restos de 11 especies de mamíferos, entre ellos un tigre diente de sable, un perezoso, un tapir gigante y un murciélago frutero. En este caso, para determinar la época aproximada de esos ejemplares se tomó un fragmento de la pelvis del gonfoterio, a partir del cual se estimó que vivieron hace unos 36 mil años.


¿Qué aporta este descubrimiento?

Descifrar el linaje de los primeros pobladores de América ha supuesto un desafío para los científicos. Hasta ahora, al estudiar la genética se creía que los indígenas americanos descienden de los siberianos que migraron hacia Beringia oriental –la masa de tierra que conectaba Asia y América del Norte– hace entre 26.000 y 18.000 años. Estos primeros pobladores americanos se habrían propagado después hacia el sur. 

El hallazgo de Naia da un nuevo punto de vista, pues se ha comprobado según el antropólogo, arqueólogo y paleontólogo James Chatters que los amerindios modernos se parecen mucho a las poblaciones de China, Corea y Japón, pero los esqueletos de los americanos más antiguos no, pues estos últimos tienen cráneos más largos y angostos que los de los amerindios posteriores, y las caras más pequeñas y cortas, lo que hace que se parezcan más a las sociedades actuales de África, Australia, y la Cuenca del Pacífico Sur. Esto ha dado como resultado, la especulación de que quizá los primeros americanos y los amerindios provinieron de diferentes lugares de origen, o emigraron de Asia en diferentes etapas en su evolución. 

Cabe destacar que los esqueletos paleoamericanos son raros por diversas razones. Las poblaciones eran escasas, nómadas y enterraban o incineraban a sus muertos donde yacían, lo que hace que las ubicaciones de las tumbas sea impredecible. Además, los procesos geológicos han destruido o enterrado profundamente sus tumbas. 

Resultados

Los resultados obtenidos son notables: 

1. Esta es la primera vez que los investigadores han sido capaces de igualar un esqueleto con un cráneo y las características faciales con ADN, el cual está vinculado a los cazadores-recolectores que se trasladaban hacia el puente de tierra de Bering desde el noreste de Asia, entre 26.000 y 18.000 años atrás, extendiéndose hacia el sur en América del Norte en algún momento posterior a hace 17.000 años. 

2. Se ha observado que es uno de los esqueletos más antiguos descubiertos en el Nuevo Mundo, gracias a una combinación de la datación por radiocarbono directa y por el método del uranio – torio. 

3. Está claro que es el esqueleto más completo de hace mas de 12 mil años, ya que incluye todos los principales huesos del cuerpo, un cráneo intacto y un conjunto de dientes.


Figura 3: Imagen de los buzos Alberto Nava y Susan Bird transportando el cráneo desde Hoyo Negro en una plataforma giratoria bajo el agua para que se pudiese fotografiar con el fin de crear un modelo 3D. 

Conclusión

Los restos óseos de Naia, muestras características craenofaciales paleoamericanas:
- Rostro estrecho con ojos muy separados 
- Frente prominente y baja 
- Nariz baja y plana  
- Dientes proyectados hacia fuera. Además presenta signos de caries dental y osteoporosis. 
- Presenta una constitución frágil y una talla pequeña (metro y medio) 

Por otro lado, su ADN-mt pertenece al haplogrupo D1, que se cree que procede de Beringia y actualmente es exclusivo de los nativos americanos incluyendo América del Sur. 

Por lo tanto, el cráneo de Naia no se parece físicamente al de los actuales nativos americanos, pero el ADN-mt nos indica que están relacionados genéticamente. Con todo ello, se puede llegar a la conclusión de que las diferencias craneofaciales entre los paleoamericanos y los actuales nativos americanos, probablemente sean el resultado de una evolución in-situ, quizá con neotenia, y no de la procedencia de distintos ancestros. 

Es decir, el descubrimiento de estos restos sugiere que América no fue colonizada por eventos de migración separados, procedentes de diferentes partes de Eurasia; o múltiples eventos de colonización a partir de Beringia, sino que los primeros americanos representan una expansión de la población de Beringia y esto corrobora la hipótesis de que ambos, paleoamericanos y nativos americanos, provienen de una sola población. 

Enlaces de interés

Este vídeo es muy interesante pues se puede observar claramente todo lo descrito anteriormente, y así el lector puede experimentar la misma sensación que los descubridores que encontraron los restos en el fondo de la cueva submarina.



Este proyecto fue dirigido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia del Gobierno de México y con el apoyo de la National Geographic Society.

Referencias


J. C. Chatters, D. J. Kennett, Y. Asmerom, B. M. Kemp, V. Polyak, A. N. Blank, P. A. Beddows, E. Reinhardt, J. Arroyo-Cabrales, D. A. Bolnick, R. S. Malhi, B. J. Culleton, P. L. Erreguerena, D. Rissolo, S. Morell-Hart, T. W. Stafford. Late Pleistocene Human Skeleton and mtDNA Link Paleoamericans and Modern Native Americans. Science, 2014; 344 (6185): 750 DOI: 10.1126/science.1252619e


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