Puede que los días sean más largos, tal vez se note que
ya hace mas calor, incluso es posible que todo esté lleno de flores… sin darnos apenas cuenta ya termina el curso.
Aún queda prácticamente un mes para el verano y este viaje al Pleistoceno, como
todas las buenas historias, ha llegado a su fin, pero no sin antes realizar un
último esfuerzo, no vamos a librarnos de hacer la última entrada al blog, el final está cerca.
¿POR QUÉ EL PLEISTOCENO?
El Pleistoceno es una época que me resulta especialmente
llamativa, está situada entre el periodo temporal que va desde hace 2.588.000 a
11.700 años, por lo que su final fue ‘’prácticamente ayer’’.
En esta época se produjeron las últimas glaciaciones (Svensson et al. 2005), las cuales produjeron modificaciones en
paisajes tan espectaculares como por ejemplo los fiordos noruegos, aunque también
tenemos paisajes moldeados por glaciares de esta época en nuestro país, esto pudimos
verlo con nuestros propios ojos hace ya un año en el campamento de Pirineos (que recuerdos...).
Vista del valle glaciar de La Larri y su característica morfología en U. |
Existieron especies que pueden resultar emblemáticas de
esta época como los ‘’dientes de sable’’ (del género Smilodon), el oso de las
cavernas (Ursus spelaeus) o el gran mamut lanudo (Mammuthus primigenius).
Esta última especie representa un caso particular, ya que se han encontrado
especímenes congelados con un estado de conservación tan bueno que ha permitido
secuenciar parte de su genoma.
Mamut Lyuba, presenta un estado de conservación excepcional. |
Otro aspecto a tener en cuenta es la aparición del primer
‘’Homo’’,
uno de los últimos estudios realizados, sitúa su aparición hace unos 2,8
millones de años (Villmoare et al. 2015), así que
prácticamente la evolución de nuestra especie ha ocurrido durante esta época.
Por tanto, los sucesos que ocurrieron en ella marcaron nuestra evolución.
¿DE QUÉ HEMOS HABLADO?
Hemos visto que en esta época la Tierra era ‘’un mundo de gigantes’’ ya que tras la extinción de los dinosaurios, los mamíferos sufrieron
una gran diversificación y un aumento del tamaño corporal, pues ocuparon los
nichos ecológicos que quedaron vacantes (Smith et al. 2010).
Vimos como los megaherbívoros eran capaces de afectar al ecosistema mediante la
alteración de la vegetación (Bakker et al. 2016) y los ciclos
biogeoquímicos (Hobbs, 1996)
así como la modificación del albedo terrestre (Zimov, 2005).
La relación establecida con el segundo artículo fue a
través de la estructura trófica, ya que en esta primera entrada también se habla
de que los grandes carnívoros y su función estabilizadora del ecosistema
controlando la abundancia de herbívoros menores y mesodepredadores (Estes et al. 2011).
En la segunda entrada vimos como los carnívoros eran ‘’la clave del equilibrio’’. En el Pleistoceno la diversidad de los herbívoros era tan
grande que de no limitar sus poblaciones se hubiese producido una degradación
de su ecosistema, es aquí donde entran en juego los grandes carnívoros y
megacarnívoros, que mediante la depredación ejercían el control de las
poblaciones de herbívoros y mantenían el ecosistema equilibrado (Ripple & Van Valkenburgh, 2010).
Además, las condiciones en el Pleistoceno favorecieron la socialización y la
existencia de manadas muy numerosas de carnívoros (Carbone et al. 2009).
En estas dos entradas se habla de un modo más o menos
general sobre la ecología del Pleistoceno, hablando de las especies más
representativas que vivieron entonces, sus relaciones con el ecosistema y la
cadena trófica. También se hace referencia al impacto que ocasionó el ser humano sobre las poblaciones de megafauna, que también fueron afectadas
periodos de cambio climático, episodios de incendios, sequías y otras
situaciones extremas (Barnosky et al. 2004). Por lo que llegó el
momento de hablar sobre los humanos.
Los humanos recorrieron ‘’un largo camino’’ desde su salida de África, es algo que podemos comprobar actualmente, ya que habitan prácticamente en todos los lugares de la Tierra. Aunque existen varias hipótesis, a día de hoy no se tiene la certeza de cómo se ha producido esta gran migración. En el artículo tratado se intenta dar una respuesta mediante un método genético que estudia la existencia y variación de los haplogrupos M y N de las poblaciones de humanos (Kivisild, 2015). Se ha visto que el clima jugó un papel importante, a nivel mundial, las fases de calentamiento tempranas del Maximo Tardiglaciar están asociados a cambios demográficos sustanciales así como a la primera expansión de los humanos modernos en las Américas (Meltzer, 2009).
Es hora de despedirse:
Las despedidas son duras, pero es el mejor momento para hacerlo. |
Ha sido un viaje interesante pero también complicado, teniendo que hacer un gran esfuerzo para comprender algunas ideas expuestas en los artículos, por lo que también puedo decir que ha sido un viaje algo movido. La parte bonita ha sido disponer de libertad para escoger los artículos entre los que reunían las condiciones establecidas, algo en lo que pienso que he tenido bastante suerte, ya que he podido tratar temas que me gustan y no me costó especial trabajo encontrarlos (bendito google scholar).
Con todo ello, hacer este trabajo y leer muchos de los otros que se han ido publicando me ha servido para tener una visión más amplia sobre el tipo de trabajo del paleontólogo, que tal vez, al desconocer las investigaciones que se llevan a cabo en este campo no era del todo consciente de la cantidad de información que nos ofrece la paleontología.
BIBLIOGRAFÍA.
- Bakker E.S., Gill J.L., Johnson C.N., Vera F.W.M., Sandom C.J., Asner G.P., Svenning J-C. (2016) Combining paleo-data and modern exclosure experiments to assess the impact of megafauna extinctions on woody vegetation. Proceedings of the National Academy of Sciences of United States of America, 113:847-855.
- Barnosky A.D., Koch P.L., Feranec R.S., Wing S.L., Shabel A.B. (2004) Assessing the causes of late Pleistocene extinctions on the continents. Science, 306(5693): 70-75.
- Carbone C., Maddox T., Funston P.J., Mills M.G.L., Grether G.F., Van Valkenburgh B. (2009) Parallels between playbacks and Pleistocene tar seeps suggest sociality in an extinct sabretooth cat, Smilodon. Biology Letters 5(1):81–85.
- Estes J.A., Terborgh J., Brashares J.S., Power M.E., Berger J., Bond W.J., Carpenter S.R., Essington T.E., Holt R.D., Jackson J.B.C., Marquis R.J., Oksanen L., Oksanen T., Paine R.T., Pikitch E.K., Ripple W.J., Sandin S.A., Scheffer M., Schoener T.W., Shurin J.B., Sinclair A.R.E., Soulé M.E., Virtanen R., Wardle D.A. (2011) Trophic downgrading of planet Earth. Science 333(6040): 301-306.
- Hobbs N.T. (1996) Modification of ecosystems by ungulate. The journal of Wildlife Management, 60(4):695-713.
- Kivisild T. (2015). Maternal ancestry and population history from whole mitochondrial genomes. Investigative Genetics. 6, 3.
- Meltzer D.J. (2009). First Peoples in a NewWorld: Colonizing Ice Age America (University of California Press).
- Ripple W.J., Van Valkenburgh B. (2010) Linking top-down forces to the Pleistocene megafaunal extinctions. Bioscience 60(7):516–526.
- Smith F.A., Boyer A.G., Brown J.H., Costa D.P., Dayan T., Ernest S.K.M., Evans A.R.,Fortelius M., Gittleman J.L., Hamilton M.J., Harding L.E., Lintulaakso K, Lyons S.K, McCain C., Okie J.G., Saarinen J.J., Sibly R.M, Stephens P.R., Theodor J., Uhen M.D. (2010) The Evolution of Maximum Body Size of Terrestrial Mammals.Science, 330(6008): 1216-1219.
- Svensson, A., Nielsen S. W., Kipfstuhl S., Johnsen S.J., Steffensen J.P., Bigler M., Ruth U., Röthlisberger R. (2005) Visual stratigraphy of the North Greenland Ice Core Project (NorthGRIP) ice core during the last glacial period. Journal of Geophysical Research, 110: (D02108).
- Villmoare B., Kimbel W.H., Seyoum C., Campisano C.J., DiMaggio E.N., Rowan J., Braun D.R., Arrowsmith J.R., Reed K.E. (2015) Early Homo at2.8 Ma from Ledi-Geraru, Afar, Ethiopia. Science, 347(6228): 1352-1355.
- Zimov S.A. (2005) Essays on science and society. Pleistocene Park: Return of themammoth’s ecosystem. Science, 308(5723):796-798.
1 comentario:
Buena entrada! Enhorabuena! ;)
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