Imagínense
que estáis en Sol y paráis a la gente durante cinco segundos para preguntarles
lo siguiente: ¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando escuchas la palabra paleontología?. Es
raro aquel que conteste trilobites, amonites, Hipparion,… El 98% te dirán dinosaurios y seguramente al mismo
tiempo recordarán la serie Dinosaurios y como no olvidarse de la frase del
pequeño Sinclair:
Soy el peque, ¡a quererme!
Figura 1. Serie de televisión: Dinosaurios.
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Os propongo otro reto: ¿Qué tienen en común estas fotos?
Figura 2. (A) Les Highlands, Escocia. (B) Hayedo de Otzarreta, País
Vasco. (C) Alrededores de mi pueblo Sajazarra, La Rioja. (D) Paisaje primaveral
típico de los Países Bajos.
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En
todas las fotos se puede observar la simbiosis de la vegetación con la
topografía, quedando relegada a un segundo plano las obras arquitectónicas como
el castillo y la iglesia de Sajazarra y la figura del ser humano. La moraleja: no todos los fósiles tienen que ser
bichejos cucos o espeluznantes de los que a veces das gracias de no haber
nacido en ese periodo. Justo las plantas tuvieron una gran relevancia a lo largo
de la Historia de la Tierra, pues fueron las primeras en colonizar el medio
terrestre.
En
los tres viajes al pasado visitamos bosques que con el paso del tiempo han
quedado “petrificados” y, además de diferentes eras, desde con más carga en
millones de años al que menos: Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico.
En
la primera travesía retrocedimos 290 M.a. y nos centramos en el bosque
petrificado ubicado hoy en día en el distrito alemán, Chemnitz-Hilbersdorf. Del
artículo Palaeoclimatic and
site-specific conditions in the early Permian fossil forest of
Chemnitz—Sedimentological, geochemical and palaeobotanical evidence de Luthardt et
al., (2016) se aprendió que
tanto el tipo de especies que habitaron en ese bosque como la interacción entre
organismos y plantas eran indicadoras del tipo de ambiente en el que se
encontraba.
Figura 3. Bosque petrificado de Chemnitz expuesto
en el centro cultural Kulturkaufhaus Tietz. |
Os propongo tres ejemplos de recordatorio: (1) el descubrimiento de
moldes de gasterópodos en zonas próximas a raíces y troncos eran posibles
indicadores de la interacción con estas partes de los árboles para la obtención
de alimentos, (2) la aparición de escorpiones conservados en sus madrigueras
originales reforzaba la idea de condiciones adecuadas para la vida en cuanto a
humedad del suelo, la aireación y los minerales disponibles en el sustrato y,
(3) la variación de densidad de los tejidos en los calamites pudo ser
causada por una serie de eventos como heladas, sequías severas, defoliación,
incendios, rayos, caída de cenizas volcánicas o inundaciones (Byers et
al., 2014, Creber & Chaloner, 1984 y Schweingruber & col., 2011).
De todos estos posibles sospechosos, las pruebas basadas en el registro fósil
señalaron a dos delincuentes: las sequías severas y la caída de cenizas
volcánicas. Los forenses (Ludwig
Luthardt, Ronny Rößler & Joerg W. Schneider) encontraron en los
pobres calamites anillos falsos, frecuentes de ambientes tropicales y
subtropicales, así como en las regiones áridas del desierto (Chapman, 1994, Creber
& Chaloner, 1984 y Schweingruber et al., 2008). Sin embargo, el
segundo delincuente podría ser el presagio de la gran erupción del volcán
Zeisigwald.
En
la segunda travesía visitamos la Antártida, concretamente fuimos a la Isla
James Ross. Un continente helado del que en aspectos como la flora y la fauna
escasean si comparásemos con la selva amazónica. Una comparación un poco
radical, sí. Pero al que solemos asociar generalmente de un ambiente habitado únicamente
por focas, pingüinos y algún científico perdido, aunque hay más fauna. Pues
queridos lectores este continente hace 200 M.a.
era un bosque petrificado. ¿Quién se podía imaginar lo que fue y lo que
es ahora?.
Figura 4. Isla James Ross.
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Se
vio como los productos volcánicos del Cretácico Superior depositados en la Isla
James Ross fueron suficientes para preservar la flora. También se pudo observar
como el estudio de los diferentes fósiles de la Formación Hidden Lake llevada a
cabo por los investigadores Jiří Kvaček
y Radek Vodrážka arrojaban una mayor información acerca de los ecosistemas
terrestres que florecieron en la Península Antártica durante el Cenomaniense,
hace unos 90-86 M.a. Sus resultados recogidos en el artículo Late Cretaceous
flora of the Hidden Lake Formation, James Ross Island (Antarctic), its
bioestratigraphy and paleoecological implications de marzo de 2016, corroboran
la propuesta de Hayes et al. (2006)
de que en esa parte de la Antártida durante el Cenomaniense prevaleció un clima
entre templado cálido a tropical húmedo.
Finalmente en la tercera expedición viajamos hasta
la Meseta Tibetana Qinghai. Hoy en día se caracteriza por ser un yardang,
pero en el Mioceno (23-5 M.a.) era un bosque de estepa. En este artículo
Miocene Woods from the Qaidam Basin on northern Quinghai-Tibet Plateau with
implications for paleoenvironmental change de febrero de 2016 escrito por
Ye-Ming Cheng y Xiao-Nan Yang, mostraron la conexión entre la topografía, el
clima y la distribución de la vegetación durante el Mioceno tardío.
Figura 5. Meseta Tibetana Quinghai.
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Evidencias paleobotánicas y geológicas revelaron que
el monzón de Asia oriental y el monzón de la India tuvieron lugar durante el
Mioceno tardío. Actualmente China presenta un clima similar al que tuvo durante
el Mioceno.
Durante
el Mioceno tardío el monzón de verano de Asia oriental y el de la India fueron
fuentes de vapor, que posteriormente contribuyeron al desarrollo de las
precipitaciones que tuvieron lugar en la mayor parte de China. El sureste de la
Meseta Tibetana durante el Mioceno tardío presentaba una altura menor a la
actual, lo que permitió la entrada parcial del aire cálido y húmedo procedente
del Océano índico y Pacífico hasta la parte norte de la meseta. Es por ello que
las muestras fósiles halladas pudieran pertenecer a un bosque situado en una
zona de transición entre las zonas húmedas y áridas en el Mioceno tardío, en
contraste con el clima árido que presenta actualmente.
A
partir del Mioceno tardío la elevación de la Meseta
Tibetana Qinghai ha obstruido el paso del monzón, lo que condujo a
una sequía en la Cuenca Qaidam al norte de la Meseta Tibetana Qinghai.
En
estas tres entradas de blog he querido hacer hincapié en que el estudio de
fósiles basado únicamente en plantas nos da información relevante acerca de la paleoclimatología
y la paleoecología. Al igual que tenemos en mucha estima y cariño a
animales como Diego, el tigre de diente de sable y Manny, el mamut de la
película Ice Age, saber y recordar que también hay plantas que existieron y se
extinguieron y no las pudimos ver con nuestros propios ojos, y ni si quiera en
las películas. Pero por suerte están en el registro fósil de nuestra
Tierra. La única pega que tienen los fósiles de plantas es que al poseer tejidos de sostén que no están mineralizados, su fosilización no es de tan alto
grado como otros organismos.
Con
esto y un bizcocho nos vemos en otro momento a las ocho.
Os
dejo a continuación las tres entradas anteriores a las que he hecho referencia:
- Un bosque un tanto encantador sin gnomos a su alrededor.
- ¡Ya es primavera en la Antártida!
- Regreso al pasado III.
BIBLIOGRAFÍA
- Byers, B.A., Ash, S.R., Chaney, D., DeSoto, L., 2014. First known fire scar on a fossil tree trunk provides evidence of LateTriassic wildfire. Palaeogeogr. Palaeoclimatol.Palaeoecol. 411, 180–187.
- Chapman, J.L., 1994. Distinguishing internal development characteristics from external palaeoenvironmental effects in fossil wood. Rev. Palaeobot. Palynol. 81, 19–32.
- Creber, G.T., Chaloner, W.G., 1984. Infuence ofenvironmental factors on the wood structure of living and fossil trees. Bot. Rev. 50, 357–448.
- Hayes, P. A., Francis, J. E., Cantrill, D. J., & Crame, J.,A. (2006). Palaeoclimate analysis of late Cretaceous angiosperm leaf floras, James Ross island, Antarctica. In J.,E. Francis, J. E. Pirrie, & J. A. Crame (Eds.),Cretaceous-tertiary high-latitude palaeoenvironments,James Ross Basin, Antarctica (Vol. 258, pp. 49-62). London: Geological Society. Special Publications.
- Jiří Kvaček, Radek Vodrážka (March 2016) Late Cretaceous flora of the Hidden Lake Formation, JamesRoss Island (Antarctica), its biostratigraphy and palaeoecological implications.Cretaceous Research, 58: 183-201.
- Ludwig Luthardt, Ronny Rößler & Joerg W. Schneider (2016). Palaeoclimatic and site-specific conditionsin the early Permian fossil forest of Chemnitz—Sedimentological, geochemical and palaeobotanical evidence.
- Schweingruber, F.H., Börner, A., Schulze, E.-D., 2008. Atlas of Woody Plant Stems—Evolution, Structure and EnvironmentalModifications. Springer, Heidelberg, Berlin (229 pp.).
- Ye-Ming Cheng, Xiao-Nan Yang (Febrero 2016)Miocene woods from the Qaidam Basin onnorthern Qinghai-Tibet Plateau with implications for paleoenvironmental change. JOURNAL OF ASIAN EARTH SCIENCES, 116: 198-207.
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