viernes, 12 de junio de 2015

De reptil en reptil, nuestro recorrido termina aquí.

Como si de una partida al juego de la oca se tratase, hemos llegado al final del tablero. Nuestro recorrido ha finalizado, pero siempre acompañados por nuestros grandes amiguitos: las tortugas, las serpientes, los cocodrilos y nuestros más recientes protagonistas, los dinocéfalos.

Empezamos la partida…
En la primera tirada del dado tuvimos la suerte de poder viajar hasta distintos rincones de nuestro planeta (Canadá, Inglaterra, Estados Unidos y España). En ellos se descubrieron diversos fragmentos de caparazones de tortuga (figura 1) que nos llevaron a plantearnos cuál era realmente el hábitat en el que vivían y se desarrollaban.


Figura 1. Porque las tortugas también pueden ser una gochas.
En el segundo turno incorporamos a Portugal en nuestro viaje por el mundo. Esta vez, nuestras acompañantes las serpientes (Figura 2), nos llevaron a extender su registro fósil decenas de millones de años atrás, gracias al descubrimiento de múltiples muestras dentales.


Figura 2. Ésta sí es una serpiente con clase.
En la tercera tirada, caímos cerca de casa, concretamente al  sur del Pirineo Catalán, en donde la clave de esta investigación fueron unas huellas de cocodrilos (figura 3) que dieron lugar a una nueva ampliación del registro fósil, pero en menor grado, con 15 MA más de antigüedad.


Figura 3. Un cocodrilo y su cría.
Finalmente, en nuestro último turno, nos desplazamos a nada más y nada menos que a Sudáfrica. Esta vez, el elenco estuvo formado enteramente por cráneos parciales de dinocéfalos (figura 4), cuyo registro fósil también sufrió una extensión, siendo un poquito más cercano a nosotros.


Figura 4. “Éste no es mi ambiente pero… se está de maravilla” 
Titanosuchus ferox disfrutando de un día de playa.
Lo sé, ha sido una partida breve, pero entenderlo, ¡somos muchos!

 ¿Qué tienen en común los participantes de este paleojuego?
Pues bien, como habéis podido deducir, el tema principal que he tratado de desarrollar son los amniotas y los diferentes caminos que han decidido tomar sus integrantes a medida que evolucionaban.

Como podéis ver en la siguiente imagen (figura 5), hay dos bifurcaciones claramente marcadas, por un lado la clase Reptilia y por otro la clase Sinapsida. He de confesar que durante la realización de la presente entrada me han surgido dudas sobre si catalogar a los sinápsidos  dentro de lo que comúnmente conocemos como réptiles ya que, al fin y al cabo, son muchos los autores que se refieren a ellos como reptiles mamiferoides. Por ello, emplearé el termino reptiliomorfos al englobar a las dos clases anteriormente mencionadas.

Figura 5. Cladograma de los amniotas. Fuente: Tree of Life web project
Pero… Alguna diferencia tendrán que tener ¿No?
Por supuesto, a lo largo de las entradas he plasmado ciertas características que hacen únicos a nuestros protagonistas. Desde la presencia de un caparazón, pasando por las particulares formas de desplazamiento, hasta las destacables morfologías de las extremidades, finalizando con el desarrollo de la masticación.

Pero sin duda, creo que la característica más importante está en la forma y componentes del cráneo (figura 6), que da lugar a los tres grandes linajes de amniotas que hoy en día conocemos.

Para refrescaron un poco la memoria…

  • Anápsido. Cráneo caracterizado por no presentar fosas temporales en su bóveda.
  • Sinápsido.  Cráneo caracterizado por la presencia de una fosa o fenestra temporal anterior.
  • Diápsido. Cráneo caracterizado por el desarrollo de dos fosas temporales en la región inferior del postorbital.
  • Euriápsido. Cráneo caracterizado por tener una única fosa temporal sobre el hueso postorbital. 

Figura 6. Tipos de cráneos desarrollados por los amniotas
Es gracias a esta característica que se ha podido llevar a cabo la filogenia de los amniotas. El origen de los saurópsidos tuvo lugar durante el Carbonífero, a partir de “el desarrollo de  un tipo de huevo (encerrado en un cascarón protector) que les permitió crecer en un medio terrestre” (Fontanillas et al., 2000), desarrollando por el camino la respiración pulmonar y una reproducción sexual independiente del agua.

Sin embargo, los sinápsidos, más antiguos que los saurópsidos, siguieron un camino muy distinto a los anteriores,  ya “que fueron evolucionando progresivamente hasta desaparecer en el Triásico dando lugar a los actuales Mamíferos” (Fontanillas et al., 2000). A pesar de ello, comparten las mismas características que las mencionadas para los saurópsidos (a excepción de tipo de cráneo, claro está).

¿Son necesarios los grandes fósiles?
Como ya se ha demostrado, para llevar a cabo un estudio paleontológico no es necesario que las muestras tengan un gran tamaño ni que sean abundantes, ya que son innumerables las ocasiones en las que un pequeño fragmento ha abierto las puertas a nuevos descubrimientos y grandes investigaciones. Al fin y al cabo… Fragmentos dentales imperfectos, cráneos parciales y partes de caparazones son las que han permitido la construcción de esta entrada.

Por otro lado, no solo de restos fósiles vive la paleontología, y el hecho de poder recurrir a otros medios (figura 7), como la resina o los microfósiles (no perceptibles por el ojo humano, y por tanto, no analizables a simple vista), permiten un mayor desarrollo del registro fósil y una mejora en el ámbito de variedad de estudios. Por ello, la presencia de icnofósiles, como las huellas, son una carta más que añadir a nuestra mano.

Figura 7. De izq. a der. Huellas fósiles, microfósil, resina y resto fósil
Paleo…  ¿Qué? ¿Y eso qué es?
Son muchas las personas que desconocen qué es la paleontología o qué utilidades tiene. Por suerte, cada vez son más los que, en parte gracias al mundo digital como son las películas (Véase Parque Jurásico), conocen este gran mundillo.

Figura 8. Un bardo irlandés del medievo
Sin embargo, es un poco “triste” que se piense que los dinosaurios son los grandes protagonistas de esta gran ciencia, cuando tiene infinidades de campos que podrían fascinar a todo el mundo, como hemos ido demostrado nosotros  a lo largo de estos meses.

Por ello, una de mis ideas principales era mostrar que el mundo de los reptiliomorfos (Figura 8), y su gran registro fósil, es más grande de lo que la gente se puede imaginar, y que abarca mucho más que solo los dinosaurios (Ojo, no lo estoy menospreciando, ya que entiendo y  sin duda comparto la fascinación que tienen la mayoría de las personas hacia ellos).

Disciplinas que la componen:
En las entradas se han tratado diferentes especialidades de la paleontología que nos han permitido analizar y conocer mejor las distintas cualidades de algunos de los amniotas.

Paleoecología. El estudio del medio ambiente y de los distintos ecosistemas desarrollados a lo largo del tiempo tiene una gran utilidad a la hora de conocer qué hábitats han ocupados los individuos sometidos a estudio. Gracias a ello, hoy en día sabemos que muchos de los géneros de tortugas, tanto actuales como ya extintos, tienen y tuvieron grandes preferencias por los medios terrestres. 

 Filogenética. La utilización de las filogenias para ver el grado de parentesco entre las especies es uno de los métodos más frecuentes al que recurren los paleontólogos a la hora de determinar y clasificar los individuos de un nuevo hallazgo, o para corroborar la información obtenida por otros medios (Véase mediante anatomía comparativa).

Además, gracias a ella y a personas como Linneo o Darwin, que dedicaron su vida a las ciencias y que desarrollaron esta disciplina, no solo sabemos de dónde vienen estos bichillos, sino que conocemos nuestro propio origen.

Paleobiogeografía. Al principio de esta entrada he ido recopilando los distintos lugares donde se habían encontrado las muestras de cada estudio, pues bien, en algunos de ellos los autores decidieron recurrir a la paleobiogeografía  para conocer el desarrollo y los caminos tomados por los individuos de la investigación.

La ventaja de saber cómo era la configuración de las placas tectónicas y la distribución de los distintos continentes  permite, como ocurre con la paleoecología, conocer más a fondo cuáles eran los ambientes de disfrute de las distintas especies, dando la posibilidad de incluso plantear hipótesis evolutivas.

Paleoicnología. El uso de ciertas estructuras fruto de la actividad de los organismos en muchas ocasiones permite obtener información sobre los individuos, su vida y su desarrollo.

Considero esta disciplina como una de las más interesantes ya que, como dejé claro en la tercera entrada, me parece que lograr encontrar la ficha del dominó a partir de lo que a simple vista dirías “Pero… ¿Esto es algo?” es digno de destacar. Toda disciplina tiene su dificultad, pero la complejidad  de paleoicnología va más allá, porque por desgracia en ciertas ocasiones y debido a la falta o poco desarrollo del registro fósil, no es posible la asignación de la pista a un género, y ni mucho menos a una especie.

Bioestratigrafía. Esta ultima disciplina en mi opinión es, en cierto modo, distinta a las demás ya que el factor principal del que depende son los estratos y su contenido fosilífero. Por ello, gracias a la presencia, o no, de determinados fósiles podemos realizar correlaciones, a pequeña o gran escala, dándonos la posibilidad de datar las rocas, algo muy importante en la profesión del geólogo.

Una de las cosas que más me llama la atención es la gran relación que tiene una disciplina con otra, es decir, en la mayoría de los estudios es necesario realizar un recorrido por algunas de ellas, investigando, realizando experimentos, enlazándolas unas con otras y adquiriendo suficiente información como para llegar un día y… BINGO, dar con la respuesta deseada.

Para finalizar…
Las cartas están echadas, nuestro gran segundo año se acaba y nuestra presencia por estos lares está a punto de acabar (o eso espero jajaja).

Me gustaría acabar diciendo que ha sido una experiencia muy agradable y a la vez divertida, y que a pesar del estrés que nos haya podido causar cuando nos pillaba el toro con la fecha de subida de las entradas, he disfrutado mucho haciéndolas.

Ps. Si alguna vez tenéis la gran suerte de pasar unos días en Londres, por favor, no dudéis en visitar el Museo de Historia Natural, es una auténtica maravilla. Eso sí, tenéis que ir concienciados de que, para poder ver el museo entero, necesitareis todo un día, os lo digo por experiencia :P

Después de esta gran partida toca despedirse…
"Caballeros, ha sido un placer estar con vosotros esta noche"

Publicidad... (Figura 9)
He aquí el nuevo juego de mesa que va a triunfar en los próximos años… ¡el Paleopoly!
¡Nuevas reglas, nuevas figuras, y muchas cosas más!
Figura 9. Paleopoly 2015.
Ps2. Quiero darle las gracias a Raúl Pradana por su ayuda y contribución en la creación de este nuevo "juego" :)

Bibliografía.
  • J. C . Fontanillas Pérez, C . García Artiga y I. de Gaspar Simón. 2000. Los reptiles: biología, comportamiento y patologíaS.A. MUNDI-PRENSA LIBROS. 160 pp.



1 comentario:

Manuel Hernández Fernández dijo...

A ver, un poco de corrección al hablar... Los sinápsidos no desaparecieron al dar lugar a los mamíferos... porque los mamíferos SON sinápsidos.

Y "reptiles mamiferoides" es una terminología tan arcaica y errónea para referirse a los sinápsidos (incluso a los basales) que deberíamos esforzarnos por abandonarla. Los reptiles son uno de los dos grandes grupos de amniotas; el otro son los sinápsidos, que por tanto no son reptiles (porque ya los son los otros). Por eso existe el grupo Amniota (que sería sinónimo de tu "reptiliomorfos"). Eso no tiene nada que ver con el aspecto reptiloide que probablemente tuvieran los sinápsidos basales, el cual debería entenderse como una característica primitiva y sin valor sistemático.

Una vez dicho esto... debo decir que por el departamento ya me están pidiendo copias del PALEOPOLY... una sugerencia sería llamarlo PALAEOPOLY, que queda más elegante, jajajajaja.