EVIDENCIAS
DE RAQUITISMO Y ESCORBUTO EN UN ESQUELETO INFANTIL DEL CALCOLÍTICO EN EL
PORTALÓN, ATAPUERCA, ESPAÑA
Resumen:
Se han encontrado restos óseos correspondientes al esqueleto de un joven,
debido al tamaño, que tras diversas pruebas de datación, se establece la edad
en unos 5000 años atrás.
Algunos síntomas que presentan estos restos son la malformación de huesos
grandes, la formación de otros que no deberían existir o excesiva porosidad de
los mismos. Esto puede atribuirse a pequeñas épocas de estrés durante la corta
vida del especimen. Estas patologías metabólicas pueden asociarse a una mala
alimentación o a malos hábitos de higiene.
Cabe destacar, que este caso no es el único, ya que muchos esqueletos
datados de la misma época, padecen síntomas parecidos, lo que da a entender que
algo ocurrió en esa época, que aún se desconoce.
Introducción:
Desde hace tiempo, se han estado estudiado casos de muestras de la edad
media y del antiguo Egipto, en los que se determinó que el ensanchamiento de
determinados huesos como las costillas, son debidas a enfermedades como el
escorbuto o el raquitismo. En la Prehistoria reciente, se conocen pocos casos,
únicamente hace 7000 años, un niño encontrado en Serbia, y otro enterrado en
las Islas Británicas. A día de hoy, se ha encontrado otro infante enterrado
(Fig.1) en la sierra de Atapuerca, Burgos, España y con los estudios que a
continuación de detallarán, se espera saber cuáles eran las costumbres
alimentarias de esta época.
Fig. 1 - Skeletal remains of Atp’12.1420 during excavation in the archaeological site (A) and all recovered bones in the laboratory (B). Scale bars represents 10 cm. Fuente: JASs
El esqueleto se dató mediante pruebas de radiocarbono gracias al buen
estado de conservación y la edad de la muerte se determinó por el estado de
mineralización de los dientes (Moorrees et al., 1963), lo que indicó la
exposición a condiciones insalubres tanto físicas como ambientales. Tras varios
estudios, se determinaron estas condiciones, provocadas por el destete,
infecciones por mala alimentación o la estacionalidad de los alimentos (Ribot y
Roberts, 1996; Buckley, 2000).
Tras el estudio del cráneo y demás huesos, se determinó que el individuo
poseía una porosidad anormal en estos huesos además de contar con la presencia
o ausencia de rugosidad en los huesos adyacentes.
Otro trabajo realizado fue la monitorización y escaneo de la mandíbula y
de los huesos largos, para identificar el estado de la mineralización, la
presencia de la línea de Harris y deformaciones de flexión entre otros. Sólo se
recogieron datos positivos para las líneas de Harris en la tibia, y con esto se
pudo averiguar la edad a la que dejó de crecer.
Resultados:
La edad que muestran los análisis se corresponden con el tamaño de los
dientes, ya que se ha obtenido unos 6,6 años si fuese un niño o 6,1 si fuese
niña.
Las lesiones que se observan en el cráneo son varias. La superficie
muestra una ligera porosidad, en la zona anterior de la bóveda izquierda (Fig
2A) hay lesiones con estructura trabecular. En la Fig 2B, en comparación con
otros individuos inmaduros, se manifiesta una porosidad cortical anormal.
Los dientes se muestran en buenas condiciones, salvo algunos dientes de
leche que están desgastados (Fig. 2C) y unas lesiones que aparecen en la zona
de unión cemento-esmalte de la raíz de un molar. Estas heridas datan de cuando
el individuo alcanzó 1,5 o 3 años (Tabla 1).
El maxilar superior muestra demasiada porosidad (Fig. 2D) y los defectos
mandibulares se produjeron cuando el infante rondaba entre el año y los cinco
(Tabla 1).
Tabla 1. Number of
nonspecific stress indicators (critical periods) detected in Atp’12 1420
distributed by age periods of one year. Fuente:
JASs.
Fig.
2 - (A) Abnormal porosity linked to trabecular structure and associated with
cribra orbitalia - from left to right - in anterior area of right orbit and in
anterior area of left orbit. (B) Abnormal porosity along the outer surface of
the left wing of the sphenoid bone. (D) Abnormal porosity on the palatal
surface of the left side of maxilla. (E) Abnormal porosity on the left medial
surface of the coronoid process of the mandible. (C) Lateral view of the left
maxilla and CT-scan section of the same bone in a parasagittal plane through
the level of the carious lesion of left dm2 and dm1 (shadow in white color).
Scale bar represents 5 mm in A, D and E, 10 mm in B and 5 cm in C. Fuente: JASs
Se ha observado también, que el canino tiene un crecimiento dispar
respecto al resto de incisivos (Hillson, 2000) (Fig. 3).
Fig.
3 - Non-specific stress indicators observed in Atp’12.1420 teeth. (A1) Linear
enamel hypoplasias in lower permanent first left incisor indicated by arrows.
(A2) Enamel hypoplasias in permanent lower left canine; linear defect (top to
the left) and pit-shaped enamel defects (the other arrows). B: Lateral view of
a radiography of the right tibia with an enlarged detail of the Harris lines in
the distal epiphysis. The asterisk (*) indicates an artifact provoked by the
x-ray. Fuente: JASs.
Por otro lado, las costillas y las vértebras no muestran alteraciones,
pero los dos cúbitos muestran una curvatura exagerada (Fig. 4A). Cabe destacar
que el tercio medio del eje de los huesos largos, en particular la de los
miembros inferiores, tiene numerosas estrías o poros pequeños, además de la
presencia de la formación de un hueso nuevo (Fig. 4B). Por el contrario, la
epífisis distal de la tibia (Fig. 3B), femoral distal y radio distal derecho
tiene líneas de Harris (HL). La edad en la formación de HL en la tibia es de 4
a 6 años (Tabla 1).
Fig. 4 - (A) Antero-medial view of the right ulna
and X-rays of the same bone showing pronounced posterior curvature of the proximal diaphysis. B: Epiphyseal growth
plates of some long bones from Atp’12.1420 showing the normal (non
pathological) morphology that indicates absence of changes caused by active
rickets. From top to bottom: proximal right humerus; proximal right fibula;
distal left femur and distal left tibia. For the humerus, fibula and femur
images, anterior is above and lateral is to the right. For the tibia, anterior
is above and medial is to the right. Scale bar represents 5cm. Fuente: JASs.
Concluyendo los resultados, estas características patológicas
(Tabla 2) se atribuyen a dos crisis de estrés. La primera de ellas tuvo lugar
en torno a los 1,5 – 3 años y la segunda entre los 3 – 5 años.
Tabla 2. Pathological features
associated with rickets, scurvy or both that are present in Atp’12.1420 Fuente:
JASs
En una primera valoración, se barajaron diferentes enfermedades causantes
de estas patologías; éstas fueron diferentes tipos de anemias, las cuales
fueron descartadas ya que para sobrevivir a ellas, se necesitan trasfusiones de
sangre y raramente se alcanza la edad que tiene el caso de estudio.
Como ya se comentó anteriormente, las patologías descritas están
relacionadas con épocas de estrés, lo que determina que las enfermedades
causantes de estos males, son o el raquitismo o el escorbuto (Stuart-Macadam,
1985; Ortner, 2003).
En este caso, la inclinación de los ejes de algunos huesos largos confirma
que el espécimen padecería raquitismo, enfermedad causada por carencia de
vitamina D y que afecta sobre todo a las placas de crecimiento epifisario, pero
en el individuo de estudio parecen normales. Con estos resultados se puede
afirmar que pudo estar afectado de esta enfermedad en periodos muy de temprana
edad.
Por otro lado, la porosidad que presentan algunas zonas del cráneo, la
mandíbula y el maxilar, es la típica patología que define el escorbuto,
provocado por una carencia de la vitamina C, la cual el ser humano es incapaz
de sintetizar.
Debido a la diferencia de patologías, se concluye con que el individuo
sufrió ambas enfermedades a lo largo de su corta vida revelando que sufrió
varios eventos de interrupción del crecimiento, reflejadas en dos crisis, la
primera en la infancia y la segunda en la niñez.
La primera de ellas, en la infancia, tuvo lugar cuando el individuo aún
se arrastraba o comenzaba a andar, que se corresponde con el proceso de destete
y la introducción de nuevos alimentos a su dieta; dicho proceso es gradual y
variable según la población, estando entre el año y medio y los dos años. Con
estos datos, se determina que esta crisis comenzó cuando la mayoría de alimento
provenía de la leche materna, la cual tenía que ser pobre en vitamina D.
Esta carencia se puede atribuir a la llegada de la agricultura, la cual
provocaba una variabilidad de alimentos y los cereales provocaban la
disminución de absorción del calcio. Pero estos factores nutricionales sólo
entran en juego cuando la radiación ultravioleta es ineficiente (Henderson et
al., 1990). En la latitud de la Sierra de Atapuerca (42ºN), los habitantes de
esta zona hoy en día, son incapaces de sintetizar esta vitamina entre noviembre
y febrero, pero también disponen de una gran capacidad para almacenar esta
vitamina durante largos periodos de tiempo (Robins, 1991); esta deficiencia se
superó cuando el individuo empezó a andar exponiéndose al sol de manera más
directa.
En cuanto a la segunda crisis, en la niñez, ocurrió debido a que el
estudio sobre la alimentación determinó que la dieta se basaba en la ingestión
de animales domésticos y algunos cereales. Esto sumado al no consumo de frutas y verduras
confirma las causas del escorbuto. Un estudio de los adultos de este mismo
lugar y de la misma época, confirman que tomaban lácteos fermentados, y que en
algunos de ellos causaron síntomas como diarrea, originando deficiencias
nutricionales comunes.
Algunos hábitos de vida como la cocción de los alimentos en recipientes
de cerámica, donde se propagan numerosos microorganismos infecciosos, provoca
la destrucción de la vitamina C, la cual está en las carnes frescas (Akikusa et
al, 2003;. Mays, 2008).
Las patologías descritas anteriormente relacionadas con el escorbuto,
podrían ser causadas por las enfermedades infecciosas y también por la diarrea
crónica, la cual puede provocar una disminución en la absorción del ácido ascórbico.
Conclusiones
Los restos hallados en el yacimiento de El Portalón, datan del
Calcolítico, y muestran indicadores de estrés no específicos, como la
hipoplasia de esmalte o líneas de Harris, que tuvieron lugar en las primeras
etapas de vida del individuo. La primera crisis tuvo lugar durante la infancia
en 1-3 años y la segunda crisis en la niñez, entre 3-5 años.
El estudio más exhaustivo confirma que en la primera etapa sufrió
raquitismo, debido a las evidencias clínicas observadas como la curvatura de
las extremidades y la porosidad de numerosos huesos.
La lactancia materna y los hábitos de alimento una vez tenido lugar el
destete provocaron una nueva enfermedad, el escorbuto o déficit de vitamina C,
la cual es necesaria para combatir numerosas enfermedades infecciosas.
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Ortner D.J. 2003. Identification of
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Boston, MA.
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