Introducción
A la hora de estudiar la evolución de las distintas especies,
siempre asumimos que los nichos ecológicos que ocupan son estables y
no cambian a lo largo del tiempo. Sin embargo, no hay apenas estudios
que respalden esta suposición a partir del registro fósil... O
mejor dicho, no los había hasta ahora: "Controls on niche stability in geologic time: congruent responses to biotic and abiotic environmental changes among Cincinnatian (Late Ordovician) marine invertebrates". En este
artículo, en el que las autoras analizan la estabilidad de varios
nichos ecológicos del Ordovícico tardío, se va a basar mi entrada
de hoy.
Pero antes de lanzarnos a por el estudio, aclaremos el término
principal que se maneja en él. Según Hutchinson (1957) y Soberón
(2007), el nicho ecológico de una especie es el conjunto de
restricciones, ya sea por factores bióticos o abióticos, que dictan
dónde puede sobrevivir y reproducirse dicha especie. Las
características morfológicas de cada especie son lo que determina
su “tolerancia ecológica” (Rosenzweig 1987), y como éstas
permanecen más o menos estables a lo largo del tiempo (Eldredge y
Gould 1972), el nicho que ocupan se suele suponer también estable.
Ahora bien, ¿lo es realmente? Comprobémoslo.
Metodología de trabajo
Brame y Stigall han utilizado para su estudio fósiles marinos
correspondientes a un intervalo de unos tres millones de años dentro
del periodo Ordovícico en la región de Cincinnati, Ohio, ya que en
este intervalo hay registrados numerosos cambios en el nivel del mar
y se produjo una invasión biológica regional en la zona de estudio.
Estas circunstancias proporcionan un excelente marco para analizar
los cambios en los nichos causados tanto por factores bióticos como
abióticos.
Zonas de trabajo |
La estabilidad de los nichos se ha estudiado en dos espacios
distintos: el geográfico y el ecológico. En este contexto
hablaremos de “conservación del nicho” cuando el nicho ecológico
de un solo taxón se mantiene estable a lo largo del tiempo, y de
“evolución del nicho” cuando el taxón cambia su tolerancia
ecológica para adaptarse a la presión ambiental. Entre estos dos
términos, sin embargo, hay una gradación, y para establecer en qué
punto está cada caso concreto se recurre a modelos de nicho
ecológico (ENM) generados mediante algoritmos basados en análisis
multivariantes de parámetros ecológicos de distintos lugares donde
está documentada la existencia de un taxón determinado.
Estos ENM se han aplicado a once géneros de invertebrados marinos no
braquiópodos, ya que en estudios anteriores (Dudei y Stigall 2010;
Walls y Stigall 2011; Malizia y Stigall 2011; Stigall 2011) se habían
analizado las dinámicas de los nichos de braquiópodos rinconélidos
de la misma región. Los análisis de este estudio siguen la línea
de los de Malizia y Stigall en 2011; así se comprueba también si
los cambios que se producen en los nichos afectan por igual a todos
los taxones que aparecen en el ecosistema.
Ejemplos de muestras
También se toman de referencia los datos de Malizia y Stigall (2011)
a la hora de establecer los parámetros ecológicos para los modelos
(energía del medio, profundidad, aporte de sedimento, tipo de
sustrato...). Estos datos se obtuvieron a partir del análisis de los
estratos donde se encuentran las muestras fósiles.
Resultados
Los análisis con ENM de la estabilidad de los nichos en el espacio
geográfico revelan diferencias significativas entre los intervalos
de tiempo correspondientes a antes de la invasión biótica y los de
la invasión en sí, mientras que estos últimos no se diferencian
demasiado de los de después de la invasión. Tampoco hay diferencias
significativas entre antes y después de la invasión, lo cual
concuerda con los resultados obtenidos en 2011 por Malizia y Stigall
con braquiópodos.
En el espacio ecológico, por otro lado, se observa que la evolución
de nichos antes y durante la invasión es bastante infrecuente,
mientras que después de la invasión experimenta un aumento
significativo. Los valores obtenidos son menores que los de Malizia y
Stigall, pero esto podría deberse a que en el estudio de 2011 se
utilizaron especies en vez de géneros.
El principal cambio que experimentan los nichos es su contracción:
los taxones autóctonos reducen la extensión de los nichos que
ocupan para no verse obligados a competir con los invasivos por los
recursos que consumen. Esto puede dar lugar a la desaparición de
algunos especialistas que no pueden reducir más su nicho porque éste
ya es demasiado pequeño.
Conclusiones
Los nichos ecológicos resultan ser estables frente a alteraciones
abióticas graduales, pero evolucionan cuando se los somete a cambios
relacionados con factores bióticos (por ejemplo, una invasión de
nuevos taxones alóctonos). Cuando se produce una invasión en un
ecosistema, los nichos ecológicos de cada taxón se reducen. De esta
forma, se “hace sitio” a los taxones recién llegados, y aunque
algunos especialistas pueden desaparecer, el resultado final es un
ecosistema con una mayor diversidad que antes.
Todo esto nos proporciona nuevas claves para estudiar la evolución
de paleoecosistemas, pero también para intentar predecir a dónde se
dirigen los actuales. Sabiendo que los cambios abióticos, si son
graduales, no afectan tanto como la llegada de nuevos taxones al
funcionamiento del ecosistema, podremos evaluar las consecuencias de
cambios climáticos e introducción de taxones nuevos en las
comunidades autóctonas de distintas regiones.
Referencias
-Brame H. M. R. and Stigall A. L. 2014.
Controls on niche stability in geologic time: congruent
responses to biotic and abiotic environmental changes among
Cincinnatian (Late Ordovician) marine invertebrates. The
Paleontological Society 40: 70-90.
-Dudei N. L.,
and Stigall A. L. 2010.
Using ecological niche modeling to assess biogeographic and niche
response of brachiopod species to the Richmondian Invasion (Late
Ordovician) in the Cincinnati Arch. Palaeogeography,
Palaeoclimatology, Palaeoecology 296: 28 – 43.
-Eldredge N., and Gould S. J.
1972.
Punctuated equilibria: an alternative to phyletic gradualism. Pp. 82
– 115 in Schopf T. J. M. ed.
Models in paleobiology. Freeman, Cooper, San Francisco.
-Hutchinson G. E. 1957.
Concluding remarks. Cold Spring Harbor Symposium on Quaternary
Biology 22: 415 – 427.
-Malizia R. W.,
and Stigall A. L. 2011. Niche stability in Late Ordovician
articulated brachiopod species before, during, and after the
Richmondian Invasion. Palaeoecology, Palaeoclimatology,
Palaeogeography 311: 154 – 170.
-Rosenzweig M.
L. 1987.
Habitat selection as a source for biological diversity. Evolutionary
Ecology 1: 315 – 330.
-Soberón J. 2007. Grinnellian and Eltonian niches and geographic
distribution of species. Ecology Letters 10: 1115 – 1123.
-Stigall A. L. 2011.
Application of niche modeling to analyze biogeographic patterns in
Paleozoic brachiopods: evaluating niche stability in deep time.
Memoirs of the Association of Australian Palaeontologists 41: 229 –
255.
-Walls B. J., and Stigall A. L. 2011.
Analyzing niche stability and biogeography of Late Ordovician
brachiopod species using ecological niche modeling. Palaeogeography,
Palaeoclimatology, Palaeoecology 299: 15 – 29.
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